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La hora del vuelo era a las 6:00am, por lo que tuvieron que levantarse bastante temprano para no retrasarse

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La hora del vuelo era a las 6:00am, por lo que tuvieron que levantarse bastante temprano para no retrasarse. Al llegar al aeropuerto, se encontraban cabeceando en sus asientos de espera debido a la somnolencia. Tanto que incluso casi olvidaban sus maletas.

Afortunadamente no llevaban nada extraño como armas o inventos para robar a Pikachu, pues tuvieron que pasar por varios filtros de seguridad. Su jefe se las enviaría más adelante en una carga ilegal que cada cierto tiempo enviaban a la región.

Al tocar el asiento del avión, se acomodó para dormir. Había elegido el asiento junto a la ventana, por lo que podía mirar para afuera mientras lentamente era enviada al país de los sueños. James se había sentado a su lado, deshaciéndose en un suspiro. No les tocó con Jessie, pero suponía que Meowth y ella tenían que limitarse a hacer uno de sus comentarios para no llamar la atención.

—____...

—Dime. — entreabrió un ojo, sin inmutarse.

—¿En verdad no nos traicionaste? — murmuró entre dientes, cabizbajo. Se giró para mirarlo, sin creer lo que le estaba cuestionando. — El jefe parecía muy seguro, y esa noche yo no te vi tan... asustada.

—¿Es eso lo que crees?

—Dime la verdad. — se inclinó, rogándole con la mirada que lo hiciera. James era tan transparente. — No le diré al jefe y mucho menos a Jessie o a Meowth. Puedes confiar en mí.

Abrió la boca para responder, pero en ese momento, se escuchó la voz del piloto, quien pidió que se abrocharan los cinturones para el despegue. Un auxiliar de vuelo comenzó a dar una serie de recomendaciones en varios idiomas. Mientras se abrochaban los cinturones, volvió a hablar.

—Es la verdad.

Sería un vuelo largo, siendo de 7 horas, casi 8. De repente se le había ido el sueño por la confrontación. Pensó en algo para decir, pero no se le ocurrió nada. Eso era todavía más sospechoso. Despegaron sin complicaciones, dándole la oportunidad de apreciar estar a la altura de las nubes. Una azafata pasó a su lado, ofreciendo aperitivos en su carrito de comida. Ella aceptó unas papas fritas, empezando a comer sin reparos. Estaba hambrienta. James tan solo tomó agua.

—____... — la llamó de nueva cuenta, ya con la garganta aclarada.

—¿Pasa algo?

—Te creo. — lo miró, ya no tan nerviosa. En vez de eso, se sintió más tranquila por tener el apoyo del peli-lavanda. — Siento haber dudado de ti.

—No pasa nada. — le sonrió, buscando tranquilizarlo. — Perdóname por verme tan sospechosa...

Sin darse cuenta, al caer dormida su cabeza había quedado recargada sobre el hombro del chico, y James, sonrojado, no la apartó. Sino que se acomodó para más contacto, emocionado por lo que apenas recibía.

El resto del vuelo pasó sin complicaciones, solo porque se la pasaron durmiendo

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El resto del vuelo pasó sin complicaciones, solo porque se la pasaron durmiendo. Al despertar, ya habiendo aterrizado en Kalos, tenían al otro bastante cerca, lo que los hizo separarse sonrojados. En un pensamiento que la escandalizó, casi deseó quedarse como estaban.

Al bajarse del avión y reunirse con sus compañeros, se estiraron, soltando un profundo bostezo que parecían estar guardando desde hace horas en su interior. Salieron del aeropuerto, encontrándose con una multitud de gente esperando por un taxi que los llevara a un hotel o algo así. Pero ellos no tenían dinero para eso.

—¿Tienen una idea de donde nos quedaremos esta noche? ¿Alguien?

Se miraron entre sí ante la pregunta desdeñosa de Jessie, dudosos. Al oír el suspiro que ____ había soltado, derrotada, le prestaron atención. Actuaba como si lo que fuera a decir u hacer le causara pereza.

—Sé de un lugar.

Cada verano desde pequeña, su madre y ella salían de Kanto para ir a una cabaña en medio del Bosque Novarte, entre la ruta 2 y la ruta 3

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Cada verano desde pequeña, su madre y ella salían de Kanto para ir a una cabaña en medio del Bosque Novarte, entre la ruta 2 y la ruta 3. Era como un lugar fijo, que abandonaban para visitar las diversas ciudades de la región, siempre terminando en la Torre Prima. Cabía recalcar que se tardaron en cruzar las rutas debido a los Pokémon que aparecían en la hierba alta, los cuales los atacaban sin provocación.

La cabaña era pequeña, pero les serviría para pasar la noche. Al entrar, le extrañó ver todo limpio y sin polvo, como si no hubiera pasado tanto tiempo desde que alguien la habitó por última vez. No le dio importancia, dejó su mochila sobre la mesa del comedor, suspirando por el cansancio. Sus compañeros imitaron su acción, y sin perder el tiempo, se metieron en la cocina, buscando comida en el refrigerador.

—¡____, ven!

Acudió a su llamado. En el interior iluminado de la nevera, pudo ver comida variada. Eso no tenía nada de extraño, al menos a los ojos de Jessie, James y Meowth. Lo que era extraño es que no estaba podrida ni mucho menos. Es más, parecía que estaba recién hecha.

—¡Esto es un manjar! — sin previo aviso, Jessie se llevó un pedazo de sushi a la boca y se lo comió. — ¡Esto está delicioso!

James iba a imitar su acción. Sin embargo, al ver el estado pasmado de la otra chica, detuvo sus movimientos y se acercó, algo preocupado.

—¿Pasa algo?

—Esto no puede ser...

De pronto, las luces de la sala se encendieron. Sin previo aviso, una mujer con un bate de béisbol apareció y se les abalanzó, amenazando con golpearlos. O al menos lo iba a hacer, pero detuvo sus movimientos al ver a la chica, a quien también se le cortó la respiración al verla.

Otra sorpresa más.

—¿____?

—¿Mamá...?

✓ STAY WITH ME, james.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora