capítulo 1

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El aroma a papel viejo y a tinta fresca me envolvía como una manta suave. La biblioteca era mi refugio, mi santuario. Aquí me sentía en casa, rodeado de historias que me transportaban a mundos imaginarios, a vidas ajenas, a emociones intensas. Me encantaba el silencio casi religioso que se respiraba en este lugar, interrumpido solo por el suave crujido de las páginas al ser hojeadas.

Hoy, sin embargo, el silencio se vio interrumpido por una voz dulce que me sacó de mi concentración.

“¿Caleb Turner?”, preguntó una chica, con una sonrisa tímida y ojos que brillaban como dos estrellas.

Me sorprendió, pero no me molestó. Sus ojos eran de un azul intenso, casi como el cielo de una tarde de verano. Su cabello castaño caía en suaves ondas sobre sus hombros, y vestía un vestido sencillo pero elegante que resaltaba su figura esbelta.

“Sí, soy yo”, respondí, intentando mantener la compostura.

“Soy Isabella”, dijo, extendiéndome una mano. “He leído tu último libro, 'La Sombra del Ángel', y me ha fascinado”.

Le estreché la mano, sintiendo un extraño calor recorrer mi cuerpo. "Gracias", murmuré. "Me alegra que te haya gustado."

Su sonrisa se ensanchó. “Me ha fascinado el suspense, la tensión, la oscuridad… Me ha dejado pensando durante días. Eres un gran escritor, Caleb.”

Su mirada, llena de admiración, me puso nervioso. Nunca nadie me había elogiado de esa manera.

“Gracias”, repetí, sintiendo un rubor subiendo por mis mejillas.

“¿Sabes?”, continuó Isabella, "Te he visto muchas veces en esta biblioteca, pero nunca me he atrevido a hablarte. Pensé que eras un poco… intimidante”.

Me reí, sintiendo un alivio profundo. "¿Intimidante yo?".

“Sí, con esa mirada tan seria… y siempre estás rodeado de libros sobre asesinatos, crímenes, terror… Pensé que eras un poco oscuro”.

No pude evitar sonreír. "Bueno, supongo que mis libros reflejan mis gustos. Pero no te preocupes, no soy un psicópata. Al menos, no todavía", añadí en tono de broma.

Isabella soltó una carcajada. "Me alegra escucharlo", dijo, con un brillo en sus ojos. “¿Te gustaría tomar un café alguna vez?”.

Mi corazón dio un vuelco. No pude evitar sentir una oleada de emoción, una sensación extraña que me llenaba de un fervor inusitado. Me había encontrado con varias chicas en la biblioteca antes, pero ninguna me había causado este efecto.

"Me encantaría", respondí, con un entusiasmo que incluso a mí me sorprendió.

“Perfecto”, dijo Isabella, apuntando un número en un papel que sacó de su bolso. "Aquí está mi número. Llamame cuando quieras."

Tomé el papel con manos temblorosas, sintiendo que mi mundo se volteaba por completo. Esta chica, con su sonrisa cálida y sus ojos brillantes, me estaba abriendo una puerta a un mundo nuevo, un mundo sin oscuridad, un mundo sin miedo.

Por primera vez en mi vida, sentía que podía ser alguien diferente. No el chico oscuro que se escondía detrás de sus historias macabras. No el monstruo que habitaba en mi mente.

Tal vez, solo tal vez, podía ser Caleb Turner, el chico normal que tanto anhelaba ser.

¿Ángel o Pecador?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora