Capítulo 11

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## Capítulo 11: La Sombra del Pasado

El resto del tiempo en la biblioteca se convirtió en un torbellino de emociones. Los besos de Caleb, inicialmente suaves y cautelosos, se volvieron más intensos, más demandantes, como si quisiera absorber cada parte de mi ser. Sus manos recorrieron mi cuerpo con una familiaridad inquietante, y yo, en lugar de sentirme incómoda, me sentí  atraída hacia él como un imán. Era una sensación extraña, peligrosa, pero irresistible.

Nos quedamos un largo rato en la biblioteca,  perdidos en un mundo donde solo existíamos nosotros dos.  Al final, cuando la oscuridad se apoderó de la ciudad, nos separamos.  Caleb me acompañó a mi casa,  su mano aferrándose a la mía con una fuerza que me puso nerviosa. 

"Te veré mañana",  me susurró al oído,  sus ojos brillando con una intensidad que me hizo estremecer. 

Lo vi alejarse,  sintiendo una mezcla de emoción y temor.  ¿Qué me había pasado?  ¿Por qué me sentía tan atraída por ese chico,  a pesar de su oscuridad,  a pesar de su lado salvaje? 

Caleb,  por su parte,  se dirigió a casa dando brincos de la alegría.  No podía creer lo que había logrado.  Había besado a Isabella,  la chica de la biblioteca,  la chica que le había robado el sueño. 

Entró a su casa con una sonrisa de oreja a oreja.  Su hermano Bastián,  sentado en el sofá viendo una película,  lo miró con sorpresa. 

"¿Qué te pasa?",  preguntó Bastián,  frunciendo el ceño.  "Pareces un niño con un juguete nuevo". 

Caleb no pudo contener su felicidad y le contó a Bastián sobre su encuentro con Isabella. 

"¡Le he dado un beso!",  exclamó,  riendo a carcajadas.  "Y te juro que me ha respondido". 

Bastián escuchó atentamente,  su expresión  un tanto  incrédula. 

"Me alegro por ti,  bro",  dijo,  con una sonrisa de complicidad.  "Pero ten cuidado con esa chica.  Parece  que  te  tiene  en  la  palma  de  la  mano". 

Caleb ignoró el comentario de su hermano y continuó contándole detalles de su cita,  incluyendo la intensidad de los besos y  la  manera  en  que  su  cuerpo  había  reaccionado  ante  Isabella. 

"Es  la  chica  perfecta",  concluyó,  con un brillo de satisfacción en sus ojos. 

Bastián  no  dijo  nada,  pero  una  sombra  de  duda  se  instaló  en  su  mirada. 

Después de terminar la película,  Caleb se durmió rápidamente,  su mente llena de imágenes de Isabella. 

Despertó a la mañana siguiente con un leve dolor de cabeza.  Había tenido una pesadilla.  En la pesadilla,  Edgar,  su  enemigo,  tenía  su  diario en  sus  manos  y  lo  leía  en  voz  alta.  Isabella  estaba  a  su  lado,  escuchando atentamente.  Edgar  le  enseñó  el  diario  a  Isabella,  y  ella  se  quedó  atónita. 

La  pesadilla  lo  dejó  con  una  sensación  de  malestar. 

Revisó  su  teléfono  con  pereza,  y  se  encontró  con  un  mensaje  de  Isabella. 

"Buenos  días",  decía  el  mensaje. 

Caleb  le  respondió  rápidamente,  sintiendo  una  ola  de  felicidad  recorriéndole  el  cuerpo. 

Se  puso  a  hacer  ejercicio  por  un  largo  tiempo,  despejando  su  mente  de  la  pesadilla. 

Estando  totalmente  sudado  y  con  el  torso  desnudo,  dudó  un  poco,  pero  terminó  pasándole  una  foto  sin  camiseta  a  Isabella. 

Luego  tomó  una  ducha  para  aliviar  el  dolor  muscular. 

Se  vistió,  se  peinó  y  luego  salió  a  dar  un  paseo. 

Caleb  se  sintió  observado,  como  si  alguien  lo  estuviera  siguiendo  o  vigilando. 

Ignoró  esa  sensación  y  terminó  yendo  a  jugar  fútbol  un  rato  con  Mike  y  Alex. 

Los  amigos  lo  recibieron  con  entusiasmo,  curioso  por  saber  cómo  había  ido  su  cita  con  Isabella. 

Caleb  les  contó  la  historia,  sin  dejar  de  presumir  de  su  éxito  con  la  chica. 

Mike  y  Alex  lo  felicitaron,  pero  no  pudieron  dejar  de  notar  que  Caleb  parecía  más  agitado  de  lo  normal. 

"¿Te  pasa  algo?",  preguntó  Mike. 

"No,  no  es  nada",  respondió  Caleb,  tratando  de  disimular  su  inquietud. 

Pero  la  verdad  era  que  la  sensación  de  ser  observado  no  lo  dejaba  en  paz. 

¿Quién  lo  estaría  vigilando? 

¿Era  Edgar? 

¿O  se  trataba  de  alguien  más? 

Caleb  no  tenía  ni  idea,  pero  el  instinto  le  decía  que  algo  andaba  mal. 

La  sombra  del  pasado  lo  perseguía,  y  no  tenía  intención  de  dejarlo  en  paz. 

¿Ángel o Pecador?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora