El suave aroma a vainilla y a sábanas limpias me envolvía como un manto cálido. Isabella dormía plácidamente en mi pecho, su respiración suave y acompasada me tranquilizaba. La luz tenue del amanecer se filtraba por las cortinas, pintando el cuarto con pinceladas doradas.
No quería despertarla. Su rostro tranquilo, sus labios ligeramente entreabiertos, sus mejillas sonrojadas por el sueño, me hipnotizaban. Me quedé observándola durante un largo rato, perdido en la quietud de ese instante.
Con cuidado, me levanté de la cama, sin hacer ruido. Me vestí con la misma lentitud, evitando cualquier movimiento brusco que pudiera perturbar su sueño. Mi cabello, normalmente impecable, estaba despeinado, desordenado, reflejando la noche agitada que habíamos pasado.
Estaba a punto de salir cuando sentí su cuerpo moverse a mi lado.
"Caleb...", susurró, con voz adormilada.
"¿Te vas?", preguntó, sus ojos aún cerrados.
"No quería despertarte", dije, con una sonrisita. "Ya es tarde, estaba pensando en irme a casa. Y dejarte descansar, pareces..."
La miré con lujuria mientras estaba acostada en la cama. Parecía tan vulnerable, tan hermosa en su estado de somnolencia.
"Pareces, muy agotada, preciosa", terminé la frase, con un tono que ella interpretó como una broma.
Isabella se sonrojó, pero no me dijo nada. Se quedó unos segundos en silencio, como si dudara de qué hacer.
"Vuelve a dormir", dijo finalmente, con un susurro que apenas se escuchó.
Se paró con pereza de la cama y me abrazó por detrás. Su cuerpo se pegó al mío, cálido y suave. Me sorprendió la espontaneidad del gesto, la confianza que depositaba en mí.
Giré la cabeza, con una sonrisa, y le besé la frente. Luego bajé mis labios hasta los suyos, en un beso suave y tierno.
"Te quiero, preciosa", susurré en su oído. "Vuelve a dormir, ya es de noche. Me voy a casa."
Isabella se envolvió con las sábanas y volvió a dormir.
Me fui cerrando con cuidado la puerta. El sonido del silencio me envolvió al salir.
El sabor a café amargo me despertó. Era temprano, pero la noche había sido corta, llena de sueños inquietos e imágenes que se negaban a desaparecer de mi mente.
El apartamento estaba silencioso. La soledad era mi única compañía.
En la cocina, preparé una taza de café. La bebida caliente no logró despertarme por completo. Mi mente seguía en otro lugar, en la investigación que me había obsesionado durante los últimos meses.
El asesinato de mi madre, un caso que la policía había dado por cerrado, sin resolver. Un acto brutal que había dejado una cicatriz profunda en mi alma, un vacío que ningún detective ni ningún policía había logrado llenar.
Pero yo no me había rendido.
Había hallado nuevas pistas, nuevas conexiones, nuevas sospechas. En la escena del crimen, donde apenas los ineptos policías habían investigado, había descubierto algo que ellos habían pasado por alto. Algo que podía ser la clave para resolver el caso.
"No me importa si soy menor de edad", pensé, con determinación. "Esto lo resuelvo."
Entre todas las pruebas recogidas, la única que no había sido examinada a fondo era el bolso de mi madre. La policía se había centrado en las manchas de sangre, en las huellas dactilares, pero no habían prestado atención a los objetos que ella llevaba consigo.
"¿Qué tal si hay alguna huella o ADN del asesino en su bolso?", me pregunté, con un escalofrío recorriéndome la espalda.
Solo había un problema: la policía tenía el bolso en su poder. Y no parecía dispuesta a entregarla.
El pueblo donde vivía, siempre considerado un lugar seguro, ahora se había convertido en un escenario de pesadilla. Los asesinatos se habían incrementado en los últimos meses, días, semanas. Unos crímenes despiadados, con un modus operandi que me resultaba inquietante.
"¿Habrá una conexión entre los asesinatos y el de mi madre?", me pregunté, con la mente ajetreada.
Tenía que encontrar una forma de acceder al bolso de mi madre.
Tenía que encontrar al asesino.
Tenía que obtener justicia.
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¿Ángel o Pecador?
Mystery / ThrillerSoy Caleb Turner, un chico normal. Bueno, normal hasta donde la sociedad lo permite. Estudio, me gusta leer, escribir, pasar tiempo con mi hermano... No soy de los que se meten en problemas, de hecho, me considero un chico bastante agradable. Aunque...