Merecen ser felices

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Iván se fue del lugar como un cobarde. Haber visto a Rodrigo besando a Emma, no había sido algo que le haya encantado. No por el hecho de saber que Rodrigo sentía algo por ella, sino porque ella sintiera algo por él. Iván sentía que la perdía y aunque quisiera mostrarse fuerte, él estaba asustado.

Él ve sus ojos brillosos cuando sus miradas chocan, esos ojos que a él le dan esperanzas en el amor. Pero haber visto ese beso y recordarlo, se sentía como un disparo al corazón. 


Iván condujo sin rumbo por las calles de la ciudad, con la imagen del beso entre Emma y Rodrigo grabada en su mente. Cada semáforo en rojo era una tortura, obligándolo a detenerse y enfrentar sus pensamientos.

Se detuvo en un mirador con vista a la ciudad. Apagó el motor y se quedó sentado en silencio, observando las luces que parpadeaban en la distancia. La noche había caído, reflejando la oscuridad que sentía en su interior.

-¿cómo llegamos a esto?- murmuró para sí mismo, recordando los buenos tiempos con Emma. 

Iván sabía que gran parte de la culpa era suya. Había dejado ir a Emma, la había lastimado con su ausencia y sus decisiones. Pero verla con Rodrigo, su mejor amigo, era un golpe que no estaba preparado para recibir.

Sacó su teléfono y miró la última foto que tenía con Emma, tomada en aquella casa de verano donde todo había comenzado. Sus ojos brillaban de felicidad en la imagen, una felicidad que él había dejado escapar.

Con un suspiro profundo, Iván tomó una decisión. No podía seguir así, actuando como un adolescente celoso. Emma merecía ser feliz, incluso si eso significaba que fuera con Rodrigo.

Comenzó a escribir un mensaje:

"Emma, Rodrigo... Lo siento por cómo me comporté hoy. Ustedes merecen ser felices. Necesito tiempo para procesar todo esto, pero quiero que sepan que les deseo lo mejor. Tal vez algún día podamos volver a ser amigos. Cuídense."

Antes de enviarlo, Iván dudó por un momento. Enviar este mensaje significaba cerrar un capítulo importante de su vida. Pero sabía que era lo correcto.

Con un nudo en la garganta, presionó "enviar".

Iván arrancó el auto y comenzó a conducir de vuelta a casa. Mientras avanzaba por las calles nocturnas, sintió una mezcla de tristeza y alivio. Había perdido a Emma, sí, pero quizás este era el primer paso para encontrarse a sí mismo.

El camino hacia adelante sería difícil, lleno de momentos de duda y arrepentimiento. Pero Iván estaba decidido a enfrentarlo. Tal vez, con el tiempo, podría reconstruir su amistad con Rodrigo y Emma. O tal vez no. Pero por ahora, necesitaba centrarse en sanar y crecer.

Mientras entraba en su departamento, Iván miró una última vez el mensaje enviado. Una pequeña sonrisa triste se dibujó en sus labios. Era el final de una era, pero también el comienzo de algo nuevo. Y aunque dolía, sabía que era lo correcto.

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