Huracán de emociones

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Rodrigo subió a hablar con Iván, esa era su idea. Entro a la habitación encontrándose con Ivñan sentado a la orilla de la cama. 

-hey- fue lo que dijo Iván al ver como Rodrigo entraba. -hey- dijo Rodrigo sentándose a su lado.

Iván no entendía nada de lo que estaba sintiendo, era enojo, tristeza y decepción mezclado con el alcohol que ingirieron en el chupistream. Él se sentía mal por lo que había pasado con Emma, y claro, la había vuelto a cagar, pero él necesitaba hablar seriamente con Rodrigo.

-¿en serio la queres?- preguntó Iván rompiendo ese silencio incómodo que se había formado entre ellos y sin duda, tomando desprevenido a Rodrigo. -la amo demasiado- dijo Rodrigo sobre lo que sentía por ella.

-soy un pelotudo- soltó Iván haciendo que Rodrigo soltara un carcajada. -sé que ella no merece nada de esto, no sé que me pasa- continúo diciendo Iván. -¿qué es lo que te molesta exactamente?- preguntó Rodrigo intentando entender mejor a su amigo.

El hecho de no poder decir lo que sentía y lo que estaba pasando, eso a Iván lo estaba matando. Encima, no poder hablarlo con su mejor amigo, era un tortura total.

-Emma merece ser feliz, y sé que lo es con vos y es lo único que quiero- comentó Iván cambiando de tema. -yo también te lo aseguro- contestó Rodrigo. -pero tienes que hablar con ella y llevar la fiesta en paz- terminó de decir Rodrigo.


Al día siguiente 

Los pibes despertaron, haciendo un desayunito tranquilo y hablando entre ellos. Aprovechando que ahora estaba sobrio, Iván pidió disculpas por lo de anoche, por haber tenido que escuchar la pelea que había tenido con Emma, pero el sabía que tenía que hablar con ella realmente.

Tomás y Rodrigo se fueron dejando a Iván completamente solo, otra vez. Catalina estaba fuera por una sesión de fotos que tenía, así que Iván tenía su departamento para él y nada más. 

Estar solo a él lo estaba consumiendo, en lo único que pensaba era en Emma y él necesitaba aclarar todo con ella. Se había comportado como un idiota y estaba seguro que ella lo sabía, pero necesitaba arreglar eso. 


Por otra parte Emma estaba en cualquiera. No entendía como Iván seguía cagándola una y otra vez, pero ella no podía dejar de pensar en cada cosa que habían pasado. Emma estaba segura que seguía confundida, y en el fondo se sentía mal por eso.

¿Por qué no podía dejar todo atrás y volver a empezar?

Emma decidió salir a caminar por la tarde para aclarar sus pensamientos. No podía dejar de pensar en los eventos de la noche anterior. 

Por coincidencia, Iván había decidido hacer lo mismo. Cuando vio a Emma a lo lejos, su corazón sintió un huracán de emociones. Respiró hondo y se acercó a ella.

-Emma- la llamó suavemente. Ella se giró, sorprendida de verlo allí.

-Iván... ¿qué haces acá?- preguntó Emma, un poco tensa.

-Vine a caminar un poco- respondió Iván. -escucha ¿podemos hablar? sobre lo de anoche...- terminó de decir.

Emma dudó por un momento, pero finalmente asintió. Comenzaron a caminar juntos.

-quiero pedirte disculpas- comenzó Iván. -sé que el alcohol no es excusa, pero definitivamente afectó mi comportamiento, fui un completo idiota y lo lamento mucho- dijo Iván intentando arreglar todo.

-si eres un idiota- bromeó Emma tratando de suavizar el ambiente, haciendo que Iván riera. Esa sonrisa que ella amaba. 

-esta vez es en serio, Emma- siguió Iván. -entiendo que queres estar con Rodrigo y respeto eso, te prometo que no habrá más peleas ni situaciones incómodas, quiero que estemos bien- terminó de decir Iván.

"Estar con Rodrigo" esa frase provocaba cosas en Emma.

Emma lo miró, viendo la sinceridad en sus ojos. -te agradezco las disculpas, Iván- dijo finalmente. -y las acepto, yo también quiero que las cosas estén bien entre nosotros- dijo Emma.

Continuaron caminando y hablando, aclarando malentendidos y estableciendo límites para su amistad. El atardecer los sorprendió aún en la Reserva, poniendo el cielo de tonos cálidos.

-creo que es hora de irme- dijo Emma, mirando la hora en su teléfono.

-si, yo también- asintió Iván. -¿nos vemos, entonces?- dijo Iván nervioso.

Se miraron por un momento y luego se abrazaron para despedirse. En ese instante, ambos sintieron una corriente eléctrica recorrer sus cuerpos, una sensación única que solo experimentaban juntos.

Al separarse, Emma pensó para sí misma: "Esa chispa que solo siento con él... ¿por qué sigue ahí?"

Iván, por su parte, se dijo en silencio: "Esa conexión que tenemos... nunca la he sentido con nadie más."

Se despidieron con una sonrisa, cada uno tomando su camino, pero llevando consigo la sensación de ese momento compartido, una conexión que, sin importar las circunstancias, parecía negarse a desaparecer.


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