4: Guerra del brownie perfecto

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Hoy llegan mis padres y estoy nerviosa. Llevo casi un mes completo sin saber nada de ellos. Sé que es muy difícil para otros tener padres que nadie conoce porque las pocas veces que están en casa se la pasan trabajando, pero para mí es una costumbre.

Estoy esperando en la sucursal donde anteriormente se encontraba la empresa de mis padres. Sin embargo, al ser bastante pequeña e incómoda, ellos se trasladaron a la de Miami, que es más grande y obtiene más ingresos. La otra empresa, en la que ahora me encuentro, es manejada por mi tío William Russo.

La empresa de mi familia es una empresa de turismo que ayuda a los turistas a encontrar información sobre su estadía, el hotel, los restaurantes y los lugares que desean conocer. Tendrán un asesor que estará todo el tiempo cuidando y ofreciendo la mejor experiencia.

A mí nunca me ha interesado ser parte de la empresa familiar y mi familia lo entiende. Para ellos es importante que siga lo que realmente me gusta.

Ahora mismo estoy en una de las oficinas de mis papás, dando vueltas en la silla giratoria y buscando en los cajones una paleta que sé que mis padres siempre tienen en caso de que mis hermanos estén con ellos en la oficina.

Mi tío está esperando en el estacionamiento a que llegue la camioneta con mis padres. Estamos terminando de comer cuando veo a mi papá y a mi mamá llegar. A pesar de todo, no me puedo quejar de mis padres; ellos han sido lo mejor que me ha dado la vida. Tener unos padres como los míos es realmente una bendición.

-Denis, cariño, cuánto te extrañé.-Me lanzó en un gran abrazo y mi papá deposita un beso tierno en mi frente. Mi mamá es menos cariñosa, pero de igual forma me abraza.

Nos quedamos charlando hasta que mis hermanos llegan y yo tengo que marcharme. Tengo que ir a hacer unas galletas para cuando vea a Drystan en la escuela.

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Al llegar a casa veo una moto negra muy hermosa. La conozco bastante bien porque justamente el dueño es "mi novio".

-Oye, no es que no me guste verte, ¿pero qué haces aquí? ¿Y hace cuánto estás aquí?-Doy dos pasos más y estoy muy cerca de él. No me incomoda y me agrada cómo me mira.

Él no dice nada por varios segundos, solo me observa detenidamente.

-Tengo casi dos horas aquí y vine a hacer galletas o algún postre.-Su voz es gruesa y firme; cada vez que habla, su nuez de Adán hace que mis labios se resequen.

Él me pasa una bolsa del súper con las cosas que necesitamos y es sorprendente cómo sabe todo lo que quiero sin necesidad de preguntarme.

Le indico que me siga y él lo hace. Al entrar, no se inmuta por nada. Lo que llama su atención es mi hermano con un bate que parece querer atacarlo. Antes de que pueda detenerlo, arremete contra mi ahora novio falso.

-¡¡NO TE ACERQUES A MI HERMANA!!-mientras Drystan no sabe qué hacer e intenta detener el ataque. Yo me parto de la risa y tomo en mis brazos al pequeño hombre araña atacador de novios.

-Oye, niñato, déjalo. Es mi novio y desde ahora pasará mucho tiempo conmigo.-No sé por qué está aquí, hace unos minutos estaba en la empresa con mis padres.

-Yo soy tu héroe y no quiero que nadie te lastime como la otra vez.-Eso sí hace que mis alarmas se enciendan y cambio de rumbo la conversación.

-Pequeño hombre araña, ¿qué haces aquí? ¿No deberías estar con papá y mamá?-Él se sonroja de pies a cabeza y su cabello negro azabache cae en su frente. Su carita me llena de ternura, sus labios son pequeños y rosados. Tiene la mejor genética y ojos azules. Será un Don Juan cuando crezca. Lástima que yo tengo ojos color diarrea.

-Es que tengo diarrea y mi papi me dejó con Marina para que me limpie el culo cuando termine de cagar.-Mi novio se descojona de la risa y yo quiero que la tierra me trague.

En ese instante, su niñera aparece y lo lleva consigo a otra parte.

Mientras tanto, nosotros podemos al fin ir a hacer el dichoso postre. Le entrego un gorro de cocina y un delantal de Batman y yo uno de Hello Kitty. Él obviamente se burla de mí y yo no puedo evitarlo porque hasta con un saco de papas se ve bien el condenado.

Jugamos un rato y hacemos una competencia de quién hace el mejor brownie del mundo.

-Nunca harás un postre mejor que yo, mi padre antes era repostero y me enseñó a hacer cada uno de sus postres.

Antes de que pudiera decir una palabra, del horno sale un humo negro que nos hace toser.

-Oye, creo que nunca me casaré contigo. No puedo tener una mujer que queme los brownies.

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¡Hola! Bueno, el capítulo de hoy estuvo fuerte. Mejor dicho, estuvo muy interesante. No olviden comentar y votar.

メ𝟶 𝐒𝐭✰𝐫𝐠𝐢𝐫𝐥

Amor fingido (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora