**~Drystan Warren~**
¿Qué karma estaré pagando para tener que vivir este martirio? Llevamos aquí casi una hora, y Kendra aún no decide qué ponerse.
Los chicos se fueron porque Alondra tenía que hacer unas diligencias antes de la fiesta.
-¿Qué opinas? ¿Me pongo el azul con blanco o el verde fosforescente con rosa? -Ambos le quedarían bien, pero no estaba seguro de si ella quería escuchar eso.
-Ve al vestidor, pruébatelos, y elige tú misma -respondí. Ella rodó los ojos y fue al vestidor, mientras yo me quedaba sentado en el sofá justo enfrente.
Kendra salió con el primero. Honestamente, no esperaba que me lo mostrara, pero verla fue como una bendición. Llevaba un bikini de dos piezas fosforescente: la parte de arriba rosa y la de abajo verde del mismo estilo.
-¿Drystan, me estás escuchando? -Su cuerpo era tan perfecto como ella, con curvas marcadas y un escote que no dejaba indiferente.
-Sí, claro... Solo estaba pensando en la lista de la compra del mes -improvisé. Ella no pareció satisfecha y volvió al vestidor.
Después de unos minutos, salió con el otro conjunto, el azul. Era también de dos piezas, pero en la parte superior, un lado era azul y el otro blanco. La parte inferior era blanca con una pequeña mariposa.
-¿Cuál crees que es la mejor opción? -Este me gustaba más, aunque ambos eran similares. Kendra podría ponerse lo que quisiera, incluso una bolsa negra, y seguiría viéndose perfecta.
-Te ves increíble con cualquiera de los dos, el azul o el rosa, no importa lo que lleves puesto -le dije. Nuestras miradas se cruzaron y la tensión entre nosotros era palpable.
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Al llegar a la fiesta, el ambiente era cómodo. Estábamos en un jardín con piscina, y a pesar de que eran casi las dos de la tarde, todo estaba muy animado.
Kendra se había cambiado y llevaba puesto el bikini azul con un short negro y gafas de sol. Iba casi a juego conmigo: yo llevaba una bermuda blanca, una camiseta negra que dejaba ver mis brazos trabajados en el gimnasio y el baloncesto, y una cadena con una estrella decorando mi cuello. También llevaba gafas de sol negras.
Íbamos tomados de la mano, mientras que detrás de nosotros estaban Yara, Dylan, Queider y Alondra, todos conversando. Kendra y yo, en cambio, estábamos en nuestro propio mundo.
-¡Hola, chicos! Qué gusto verlos. Siéntanse como en casa; en la cocina están las bebidas, y más tarde les mostraré sus habitaciones, por si deciden quedarse a dormir -dijo Nora, la anfitriona. Su voz era un poco chillona, pero se veía simpática. Si le agradaba a mi "novia", también me agradaba a mí.
Nos dispersamos y Kendra y yo nos quedamos solos. Decidí llevarla a un lugar más tranquilo, donde la música no nos perforara los oídos. Era un rincón del jardín donde algunas parejas conversaban y fumaban. ¡Pero por Dios, son las dos de la tarde!
-Parece que la fiesta pinta bien. Podríamos pasarla bien, a pesar de todo -dijo Kendra, aunque parecía algo incómoda. Se dirigió a un trampolín cercano y comenzó a saltar con alegría. La seguí y le hice compañía por un buen rato.
-Cuando era pequeña siempre pedía un trampolín como regalo de cumpleaños, pero mis padres nunca me lo dieron. Los amaba y siempre lo haré -confesó, dejando de saltar. Su corazón latía con fuerza, y mis ojos se clavaron en los suyos. Eran grandes y expresaban una mezcla de inocencia y emociones que aún no podía descifrar.
-Hagamos algo -dije, sintiendo que el momento lo ameritaba-. Digamos cosas que nunca hemos contado a nadie. Un secreto, o algo que nos apasione. Y por hoy, olvidémonos de las reglas. Solo por esta vez, seamos nosotros mismos, sin prejuicios ni miedos.
-Sabes, no pareces alguien que necesite mi ayuda para aprender a amarse o amar a los demás. Hablas con una seguridad diferente a la que dices tener -dijo ella, y por poco le respondí: "Porque contigo puedo ser yo mismo, sin miedo a meter la pata".
-Antes soñaba con ser jugador de baloncesto, y por eso me uní al equipo. Pero ahora no sé si ese sigue siendo mi sueño, o si tengo algún otro -añadí. Kendra quiso decir algo, pero parecía que las palabras no le salían.
-Yo tengo un sueño un poco tonto, y no sé si eso es lo que realmente quiero para mi vida. Pero cada vez que lo hago, es como si todo a mi alrededor desapareciera y nada me afectara -confesó. Sabía a qué se refería, pero no quería que se avergonzara de decirme su secreto.
-Cuando mi mamá estaba viva, mi papá y yo solíamos hacerle postres. Por eso soy tan bueno en la cocina, y sus favoritos eran los brownies -dijo con una mirada distinta, ya no perdida. Ahora me observaba como si intentara leer mi alma.
-¡Hey, chicos! Vengan, vamos a hacer un juego todos juntos. Los estábamos buscando -gritó Dylan, acompañado de Yara.
Nuestra conversación quedó en pausa, y volvimos con el
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Amor fingido (Completa)
Romance¿Qué chica sería tan tonta como para confesarle su amor a su mejor amigo de toda la vida estando borracha? Yo, Kendra Denisse Russo. Desde ese momento, mi vida se convirtió en un torbellino. Ahora, estoy atrapada en una relación falsa con Drystan Wa...