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Catalina:

-¡eres un maldito Antonio! ¡Te odio!- dije levantándome de la mesa enojada.

Lo oí reír y tocó a mi puerta.

-nena acepta que te gane en monopoly- hablo entrando, yo le lance una almohada y se acercó a mi.

-solo ganaste por que eres un tramposo ¡quiero la revancha! Y esta vez YO voy a ser el banco- dije cruzándome de brazos. Llevábamos 3 horas jugando monopoly y algo había hecho por que me ganó. Yo siempre gano monopoly.

-¿bueno si te doy un beso me perdonas?- dijo Toño poniendo un puchero, yo reprimí una sonrisa y lo bese.

Había pasado una semana desde que volvió a Monterrey y no quería que se fuera nunca. Habíamos ido a correr en las mañanas, a comer con Emi y Cami,me había enseñado a andar en bicicleta e incluso habíamos ido al cine; el con gorra, lentes y sudadera por supuesto.

El me había dicho "te quiero" varias veces pero yo solo lo besaba por que no sabía como hacerle saber cuánto lo quería. Pero decidí que hoy sería el día.

El beso empezó a subir de nivel y termine en su regazo jalando levemente su cabello, empezó a dejar un camino de besos desde mis labios hasta el inicio de mis pechos, yo gemí levemente y lo jalé de la camisa para volver a besarlo; en medio del beso salieron sin mi permiso las mágicas palabras.

-te quiero- susurre en sus labios. El se separó mirándome sorprendido y luego volvió a besarme más agresivo; me encantaba su forma posesiva de besar.

Bajo nuevamente al inicio de mis pechos y pidió permiso con la mirada para quitar mi blusa, yo asentí y de un momento a otro estaba en brasier quitándole la camisa dejándome ver esos tatuajes que me volvían loca.

Empezó a dejar chupetones por mis pechos sin quitar el brasier; el sabe que odio los chupetones pero no lo iba a parar. Su lengua en mi piel se sentía como estar en el cielo. Y gracias a él descubrí que mis pechos son mi punto débil.

Siguió en mis pechos haciéndome gemir y acaricié sus abdominales oyéndolo gruñir por lo bajo; sonreí y baje un poco más mi mano llegando a su v, él tomó mi mano y me miró con intensidad.

-no juegues con fuego si me vas a dejar quemando solo- dijo casi suplicante; y es que en esta semana habíamos tenido algunos encuentros que lo dejaban a él... emocionado.

Siguió besando mi pecho haciéndome gemir, me aferré a su fuerte espalda e inconscientemente empecé a mover mis caderas. Sentí como el empezó a acariciar con sus manos mis muslos subiendo lentamente; yo enredé mis piernas a su cadera juntándonos más y bese su cuello.

- puta madre Cata, no tienes ni puta idea de cuánto me encantas- gruño cuando volví a mover mis caderas sintiendo su erección, yo seguí dibujando con mi lengua sus tatuajes y mordí su oreja.

-¿ah si? ¿Te gusta que me mueva?- susurre en su oído sintiendo como ponía sus manos en mi trasero haciéndome gemir.

Él iba a hablar pero escuché el sonido de mi celular, me iba a bajar de él pero me tomó de la cintura evitando que escape, me paso mi celular y sonrió maquiavélicamente al ver quien me llamaba.

-contesta- me ordenó bajando otra vez a mis pechos, yo suspiré al sentir su lengua en mi y le hice caso.

-emmm h-h-hola, quien habla- dije reprimiendo un gemido al sentir que desabrocho mi brasier y se metió uno de mis pechos en la boca.

-¡Cata! Quería saber si... ¿estás bien? Suenas agitada- oí la voz de Elias, iba a contestar pero Antonio empezó a acariciar mi trasero mientras jugaba con mi pecho en su boca, sin poder evitarlo gemí y me tape la boca, sentí como Antonio sonrió contra la piel de mi pecho y siguió acariciandome quitando mi mano de mi boca.

LUNA- Junior H Donde viven las historias. Descúbrelo ahora