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Antonio:

Desperté feliz al ver a Cata dormida en mi pecho, ella se acomodó mejor en mi y yo acaricié su espalda desnuda, habían pasado 5 días desde que la traje conmigo a Los Ángeles y puedo jurar que nunca había sido tan feliz. Habíamos ido a la playa, me había acompañado al estudio y salíamos a correr juntos en las mañanas; ella regresaba a Mexico hoy por la noche y tenía miedo de despertarla y que decidiera abandonarme, así que seguí acariciando su piel desnuda y me dispuse mirar cada detalle de ella. Su cabello largo, sus ojos hipnóticos, sus labios que me volvían adicto a ella y su cuerpo que se ajustaba a la perfección con el mío. Todo en ella era Perfecto.

Sonreí al sentir como despertaba y me miraba con esos ojitos azules tan divinos que tiene, la bese y me coloque con cuidado encima de ella.

-si esto es un sueño mejor no me despierten- dijo con una sonrisa, yo empecé a besar su cuello y ella acarició mi cabello.

-no quiero que te vayas- hable contra su cuello, la oí suspirar y me acoste en su pecho desnudo.

- y yo no quiero irme corazón, pero tengo que regresar a la escuela- contestó tomándome del cuello haciendo que viera su carita hermosa.

-después de lo de ayer no hay forma de que te deje ir ¡si eso estuvo increíble no me imagino como será cuando te haga mía!- respondí poniendo mi cara entre sus pechos, ella río y me dio un leve golpe en la espalda.

-no se de que me hablas- dijo evitando mi mirada, yo le di una sonrisa pícara y la obligué a mirarme.

-¿ah si? Pues yo me acuerdo que tú me gritabas que no parar...- me interrumpió lanzándome una almohada y yo solté una carcajada.

-calma tus hormonas Herrera- contestó riendo, yo la tome de la cintura y la acerque a mi para darle miles de besos por toda la cara haciéndola reír.

Bajamos a desayunar después de bañarnos y Cata fue directo a saludar a Doña Lupe, ella la abrazo y cuando me miro a mi levanto las cejas, nótese quien es el favorito.

-¡señor herrera que le dije de fumar esas cosas! Ayer me encontré esto a lado de la piscina, muy mal- dijo sacando un gallo. Mierda.

-¿Antonio que es esto?- pregunto Cata inocentemente tomando el gallo, miré a doña Lupe suplicante pero ella negó con la cabeza.

-eso mi niña es droga, el señor herrera había prometido no volver a consumir pero veo que no cumplió su promesa- contestó Doña Lupe mirándome decepcionada. Yo volteé a ver a Cata y ella me miro igual.

-yo... me tengo que ir a empacar- dijo Catalina antes de subir a la recámara; intente tomar su mano pero se apartó. Puta madre.

Subí detrás de ella y la vi guardar sus cosas en una bolsa, yo suspiré.

-nena no es lo que crees... no es una droga en si; además aquí es legal, me ayuda a desestresarme. Catalina contesta no me ignores- dije empezando a desesperarme, ni siquiera me volteaba a ver.

-¿por que no me dijiste? Se que está muy normalizado esa... cosa, pero te hace igual de daño que las drogas ilegales- contestó por fin mirándome, aunque hubiera preferido que no lo hiciera, me miraba decepcionada.

-te juro que no lo fumo normalmente... yo solo... perdóname nena, te prometo que no lo volveré a hacer- dije abrazándola, ella al principio se quedó estática pero me devolvió el abrazo.

-Antonio no me gusta que te drogues, en serio júrame que no lo volverás a hacer- contestó mirándome seria a los ojos.

-pinky promise- respondí mostrándole el meñique, ella me miro antes de unir nuestros dedos y pegarme en el hombro.

LUNA- Junior H Donde viven las historias. Descúbrelo ahora