LUNA- Junior H

39

Catalina:

El fin de semana había terminado y había regresado a la ciudad más refrescada y tranquila, al parecer estar en familia si ayuda.

Ya eran finales de noviembre y me encontraba en la escuela apuntando los temas para mis exámenes finales que para mi tristeza empezaban mañana. Elias estaba a mi lado apuntando todo, cuando dieron por acabada la clase salimos del salón y nos dirigimos a la cancha de tenis donde nos esperaba Cami junto con Santiago y Mika; reímos al ver la escena de Cami y Santi peleando mientras Mikaela se ponía bloqueador.

-¡eres un idiota Santiago! ¡No fue fuera de lugar!- grito enojada Camila, según el marcador iba perdiendo y por mucho.

-que te digo primita, soy un chingon- contesto sacando y marcando otro punto, Camila grito frustrada y salió de la cancha siendo seguida por Santiago.

-¿Elias quieres jugar? Aquí mi prima es muy mala jugadora y perdedora- dijo burlón haciendo que Camila rodara los ojos, Elias rio y negó.

-yo paso wey, traigo pantalón de vestir, además ya nos tenemos que ir Cata y yo a estudiar- contesto simple.

-¿oye Catita y como vas con tu novio? ¿No se pone celoso de que siempre estes con este pendejo?- pregunto mirando burlón a Elias, él le sacó la lengua y yo negué, no iba a exponer a Antonio.

-nah, sabe que Elias es como mi hermano- respondí mirando a este para que me secundara, el solo se quedó callado.

-voy yendo al carro, ahí te espero- dijo antes de irse, Mika observaba todo atenta y me lanzo una mirada de que me quería decir algo. Me despedí de los primos González y le pedí a Mika que me acompañara al carro de Elias.

-tienes tu mirada chismosa, ¿que sabes?- susurre mientras caminábamos al estacionamiento, ella me miro con su sonrisa de suficiencia y luego río.

-¿es que enserio no te das cuenta verdad?- pregunto divertida, yo negué súper confundida.

-creo que los únicos que no saben qué Elias está perdidamente enamorado de ti son tu y el- hablo haciendo que yo parara de caminar y la mirara como la loca que es.

-no digas tonterías Mika, no hay forma humana de que Elias Fox esté enamorado de mi, además el sabe que tengo novio y lo amo- dije obvia, ella levantó la ceja y cruzó los brazos.

-nena uno no puede forzar al corazón a sentir o dejar de sentir; creo que él tampoco sabe que está enamorado de ti y eso le frustra. Nosotros no tenemos poder de controlar el amor, el amor nos controla a nosotros- contesto mirándome a los ojos, yo aparte la mirada y negué.

-yo digo que ya te volviste loquita, pero así te queremos- respondí haciendo que ella rodara los ojos, justo habíamos llegado al carro de Elias y desde afuera se escuchaba Travis a todo volumen, nos despedimos y entre al carro sintiéndome confundida. No. Mikaela estaba equivocada. No había forma... decidí no sobrepensar el tema.

Llegamos al departamento de Elias y el maldito me obligó a repasar la psicología del consumidor, macroeconomía, microeconomía y la peor de todas... estadísticas matemáticas. Llevábamos 4 horas y podría jurar que ahora iba a soñar en la teoría de Walter Dill Scott.

-Elias me tienes sin comida, le voy a decir a tu mamá que eres mal anfitrión- me queje sintiendo el estómago vacío, él me miro mal y siguió escribiendo.

-si le dices eso a mi mamá yo le diré a la tuya que no fuiste a misa la semana pasada- me amenazo haciendo que yo lo mirara indignada.

-eso ya es crueldad- conteste pegándole en el brazo, el rio y pidió comida, en lo que llegaba la comida nos pusimos a hablar de Londres; ya solo faltaban dos meses.