Nadie se dio cuenta de que me había ido por un momento, así que pude terminar mis tareas a tiempo y me emocionaba que todo estuviera ocurriendo tal como lo había planeado. Me moría de ganas de hablar con Lanna y contarle mis experiencias en la fortaleza.
Vería a Aegon de nuevo y era crucial ganarme su confianza, convertirme en alguien especial. No mentí a Lanna cuando dije que no me acostaría con él; eso era innegociable, pero era esencial que creyera que me interesaba.
Un hombre como él necesitaba atención, y aunque era rey, la atención que recibía no era la que realmente necesitaba. Había tristeza en sus ojos, una necesidad emocional insatisfecha que pude identificar a primera vista.
Aegon buscaba aprobación pero nadie confiaba en su juicio, eran otros los que decidían en su lugar. No sentía lástima; él podría haber tomado las decisiones correctas, desafiando a su familia y sus planes.
El resto del día fue monótono. Pasé horas limpiando ollas y cacerolas grasientas usadas para preparar el almuerzo. Cuando terminé, sudorosa y cansada, me refresqué el rostro con agua fría en el baño.
Este cansancio era lo que experimentaba la clase trabajadora a diario, una experiencia completamente nueva para mí. Valoraría mucho más el servicio después de esto.
No fue necesario que fuera a ayudar a acomodar las cosas sobre la mesa a la hora de la cena porque Marianne designó a otras chicas para que lo hicieran, lo que agradecí porque el dolor en mis pies me estaba matando.
Esta podría haber sido otra oportunidad para ver a Aegon pero me dije a mi misma que podía esperar hasta mañana, cuando me sintiera mejor.
Cenamos entre risas y anécdotas que alegraron mi noche y alejaron la nostalgia mezclada con incertidumbre que amenazaba con consumirme cada vez que pensaba en mi familia.
Todas eran amables y buenas conmigo; una criada llamada Ivy se sentó al lado mío en la cena y congeniamos bien de inmediato, allí me contó de su vida en el exterior, y yo le conté un poco de mi vida, sintiéndome mal por mentir.
Al día siguiente, mi cuerpo crujió cuando estiré mis extremidades al salir de la cama, no había dormido bien otra vez.
Hice lo mismo que la mañana anterior, me duché en cinco minutos con agua fría, me vestí con el uniforme y fui directo a la cocina. Sentía que me había levantado con el pie izquierdo por la falta de sueño y el agua helada de la mañana; hasta quería llorar como la princesa privilegiada que, muy en el fondo, sabía que era. Comimos antes de comenzar a trabajar y a sacar los utensilios que utilizaríamos para el desayuno.
Nos repartimos las tareas nuevamente y esta vez corté el pan. Cinco criadas se encargaron de llevar la comida a la mesa y de ayudar a servir. Esperaba ganarme pronto el respeto de nuestra líder para que me dejara hacer otras cosas fuera de la cocina, como servir los platos en el salón.
Marianne me ordenó que lavara lo que estaba sucio y aunque la idea no me resultara nada atractiva, me ayudaría estar sola para escabullirme con mayor facilidad en dirección a los dormitorios reales.
Pellizqué mis mejillas para quitar la palidez de mis mejillas y peiné mi cabello con los dedos para estar más presentable. Practiqué una sonrisa y caminé con ligereza por las escaleras, subiendo hasta llegar, al igual que ayer, a la puerta de Aegon, donde me esperaban los mismos dos guardias.
—Buenos días, caballeros —saludé, sonriente.
—Buenos días, Eloise —dijeron al unísono con amabilidad.
—¿Cuáles son sus nombres? —pregunté con cortesía.
—Él es Harrold —dijo, el pecoso señalando al moreno— y yo soy Mace.
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Golden Alliances (Aegon II Targaryen)
FanficVisenya juró destruir al usurpador por quitarle el trono a su madre, pero ¿qué pasa cuando el odio inicial se convierte en algo más profundo e inesperado? 𝘕𝘢𝘳𝘳𝘢𝘵𝘪𝘷𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘢𝘤𝘰𝘯𝘵𝘦𝘤𝘪𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘰𝘴 𝘴𝘦𝘨𝘶𝘯 𝘦𝘭 𝘚𝘦𝘱𝘵𝘰𝘯 𝘌�...