Mi vestido estaba empapado en barro, vestigio de la ardua caminata que había emprendido. Sentía el sudor mezclado con tierra pegajosa en mi piel. Cada paso que daba era un esfuerzo, y el cansancio se hacía notar en cada músculo. Me limpié el rostro con la manga del vestido, apartando el cabello húmedo que se había pegado a mi frente.
A lo lejos, en la entrada de la fortaleza, estaba Jacob en su puesto de guardia, quien me vio acercándome y agitó la mano en un saludo cordial. Sus compañeros lo miraron con diversión, intercambiando codazos y sonrisas. Jacob se tensó por un momento, pero se recompuso y avanzó hacia mí con pasos firmes.
Si notó mi desgreñada apariencia, decidió no decir nada al respecto.—¿Listo para esta noche? —le pregunté.
—Claro que sí —respondió él, con una seguridad que envidiaba— ¿Y tú?
—Nací lista —fingí confianza.
Si yo no estaba confiada, ¿cómo lo iban a estar ellos?
—Te conseguí esto —dijo sacando de un bolsillo de cuero, atado a su cinturón, lo que parecía ser una ganzúa, el artefacto perfecto para abrir todo tipo de puertas.
—Gracias —sonreí, tomándola en mi mano.
Debajo de la fachada de valentía que trataba de mantener, el miedo se escondía como un monstruo en la oscuridad.
—Te cuidaremos las espaldas mientras estés ahí —dijo Jacob, como si pudiera leer la inquietud en mis ojos.
—Lo sé —asentí.
—Es normal sentir miedo —dijo con suavidad.
—Hay mucho en juego —dije en un murmullo—. Tú también estarás allí, y en vez de tranquilizarme, eso me pone más nerviosa. No solo temo por mí, sino por todos ustedes que están arriesgando sus vidas por una causa que no es suya —dije, con tristeza.
Al darme cuenta de lo que había dicho, y como podía interpretarse, me sentí expuesta.
—Tú también lo haces —dijo Jacob—; tú también luchas por una causa que no es tuya, ¿no es así?
—Sí, sí, tienes razón —asentí, desviando la mirada—, pero es distinto.
Me había enredado en mis propias palabras, atrapada en un rincón sin salida.
—¿Distinto en qué?
—Yo no... —quise golpearme la cabeza contra la pared de ladrillo porque tenía un nudo en la garganta que me impedía hablar.
—No tienes que decirme nada —me interrumpió, apretando los labios en una expresión reflexiva.
No pude encontrar una excusa que tuviera sentido, una historia convincente.
—Gracias —dije, con un hilo de voz.
—No importa quién seas. Solo importa que ambos servimos a la misma reina —dijo con una sonrisa apreciativa, que marcó un hoyuelo adorable en su mejilla.
—Si me encuentro en una situación complicada —dije, tragando saliva—, si me capturan, quiero que ustedes escapen y que nadie sepa que tuvieron algo que ver en esto.
—No podría hacerlo —dijo frustrado.
—Lo harás.
—He jurado proteger a la reina y a su familia, y eso es lo que haré, sin importar el costo —susurró, acercándose más a mí.
Ahora, alguien más conocía la verdad, y me preguntaba cuánto tiempo podría seguir manteniendo la mentira sin que mi fachada se derrumbara. También me preguntaba cómo había logrado descubrirlo, pero decidí que eso lo averiguaría en otro momento. Estaba segura de que él no diría nada.
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Golden Alliances (Aegon II Targaryen)
FanficVisenya juró destruir al usurpador por quitarle el trono a su madre, pero ¿qué pasa cuando el odio inicial se convierte en algo más profundo e inesperado? 𝘕𝘢𝘳𝘳𝘢𝘵𝘪𝘷𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘢𝘤𝘰𝘯𝘵𝘦𝘤𝘪𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘰𝘴 𝘴𝘦𝘨𝘶𝘯 𝘦𝘭 𝘚𝘦𝘱𝘵𝘰𝘯 𝘌�...