La luz de mi vida (parte 2)

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- Tres años después -




- Narra Ambrosio -



Pasaron tres años desde que la reina falleció, como descendiente de Gloriana yo debía tomar la responsabilidad... así que poco tiempo después, fui coronado como el nuevo gobernante del reino.

Mi vida ha sido algo complicada, he hecho lo posible para mantener la paz en el reino, he gobernado como la reina hubiese querido, pero algunas cosas debían cambiar... siempre me pregunté como era el mundo fuera de estos muros, así que tomé la decisión de deshacerme de ellos.

La directora pensó que estaba loco, pero ahora yo soy quien toma las decisiones por el reino, hace mucho tiempo que los monstruos y los criminales dejaron de amenazarnos; prometí que mejoraría la situación del reino, pero alguien siempre debe dar el primer paso, por ello mi gente debe saber que el mundo no es peligroso.

Cuando el muro fue derribado todos se habían llenado de miedo al principio, con el tiempo empezaron a salir, mi pueblo empezó a descubrir la belleza del mundo, con ello algunos se fueron del reino, otros se mantienen aquí pero siempre van a disfrutar de la naturaleza; estaba feliz de que después de todo este tiempo, mi gente fuera capaz de olvidar el miedo y se atreviera a crear una nueva vida fuera de esas paredes.

Aún con este gran suceso, mi felicidad no estaba completa... siempre estuve pensando en Ballister, no he sabido nada de el desde... ese horrible día. Por el momento he tratado de buscar respuestas, ese día tomé los restos de ese teléfono destrozado y se lo dí a los mejores técnicos... debía saber que era lo que que quería mostrarme. Jamás olvide sus palabras, el estaba seguro que la directora era responsable de ese suceso, por ello decidí creer en el, aunque en su momento yo habia cometido un gran error.

Después de un tiempo, decidí que yo también quería conocer el mundo, deje el reino al mando de la directora, pero deje muy en claro a mis caballeros que cualquier cambio a mis reglas me fuera informado inmediatamente.


Arreglé todo para partir, una escolta me acompañaria, y con todo listo me despedí de mi pueblo y emprendi camino hacía el mundo. Por un par de días todo lo que encontramos fue pura naturaleza, lo admito era muy hermoso, no tenía idea de lo que me estaba perdiendo; me informaron que había una pequeña ciudad cerca de estos lares, acepté ir para conocer a su gente y saber de sus costumbres.


Cuando llegamos mi primera impresión fue reconfortante, era un lugar muy tranquilo, algo desactualizado pero eso no me molestó, al estar rodeado de tanta tecnología todo esto es algo nuevo pero refrescante para mi. La gente me reconoció, en ese momento les dí un discurso y las gracias por darme la bienvenida, les pedí que me trataran como su amigo, un turista si así lo deseaban, solo estaba aquí para conocer el mundo.

La gente me recibió con los brazos abiertos, deje mi atuendo original y con ropa más informal me dedique a conocer la ciudad; las tiendas tenían cosas interesantes, la comida era deliciosa y la gente era muy agradable... lo admito, es muy diferente a mi reino, pero me hace sentir como en casa... es un lugar precioso.

Decidí ir al mercado para ver qué podía llevarme como recuerdo de esta linda ciudad, todo a mi alrededor estaba más vivo que nunca, no sabía por dónde empezar, lo primero que hice fue ver cada local para observar lo que había; llevaba varias cosas, dulces, comida, souvenirs... pero cuando estaba a punto de irme... vi algo que hizo que mi sangre se helara.




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