Capítulo 35: Variables.

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—¿Por qué nos alejamos tanto?

—Para que nadie escuche nuestra conversación —responde Rubio, sin disminuir el paso.

—¿Quién nos va a escuchar si los chicos ya se fueron a dormir?—Gira la cabeza hacia la casa, ahora a varios metros de distancia, como si esa simple acción pudiera confirmarlo.

El hombre sonríe al inocente y estira el brazo. Presiona suavemente el hombro de Rui y lo acerca a su lado.

—Cuántas veces te lo tengo que decir —susurra, bajando los labios a la altura del oído—. Alguien podría escucharnos y sacar conclusiones erróneas.

Con una sonrisa casi burlona, eleva el pack de cervezas y lo apoya contra la mejilla de Rui.

El metal está frío; una suave escarcha cae lentamente por la superficie y moja su cara. Frunce el ceño molesto y mueve el rostro.

—Lo sé, aparta eso. —Golpea el pack que tiene en las manos contra el abdomen del otro—. No seas pesado, si seguís así, te quedas tomando solo.

Rubio vuelve a sonreír. Sabe que su pareja está tensa y aunque podría provocarlo más, decide no seguir insistiendo... por ahora.

—Lo que digas —responde con un tono juguetón, acercándolo aún más; la distancia entre ellos es casi inexistente.

—¿Hasta dónde pensás ir?

—Falta poco. —Mira hacia la arboleda, que ya está a unos pasos de distancia, y explica—: Vi un tronco que tiraron allá; podemos sentarnos ahí y hablar tranquilos.

Mientras avanzan bajo la noche, cualquiera que los observe podría experimentar dos sensaciones opuestas: admiración o temor. De entrada, proyectan una frialdad dominante, acentuada por las cicatrices que atraviesan sus cuerpos. Sin embargo, a pesar de su aspecto endurecido, Rui es más suave de lo que parece. Detrás de su fachada de macho curtido, es dulce, como un gran oso relleno de miel.

Rubio, en cambio, se ha convertido en una barrera impenetrable, un muro frío que apenas permite resquicios. Solo frente a Rui baja la guardia, revelando con él su verdadera naturaleza.

Es que, como hombres adultos que han rebasado las cuatro décadas, las apariencias son algo más que importantes, sobre todo en su línea de trabajo. Mantener esa imagen es indispensable si desean conservar su lugar en la cima de la cadena alimenticia. Y en esta pirámide, siempre habrá quienes busquen hacerles daño.

Por eso, ambos son cautelosos. Ahora que Rui ha comenzado a sentir que el equipo es su familia, una nueva ansiedad se ha instalado en él.

—¿Y bien? ¿Qué pensás de todo esto?

Rubio apenas desvía la mirada. Sabe hacia dónde va la conversación, pero prefiere esperar. Suelta un sonido pensativo, un "mmm" que no dice mucho.

—Esta operación está mal desde el principio. Al comienzo había un objetivo claro y ahora solo surgen más y más. ¿Qué están buscando? Es como si quisieran que falláramos. Y esas corporaciones, sabes qué Tucu tiene razón, están limpias.

Ambos finalmente se detienen al llegar al tronco caído. Rubio se sienta primero y abre una lata de cerveza, que le tiende a su pareja. Él se acomoda a su lado y acepta la bebida, tomando un sorbo mientras lo observa de reojo.

—Entendí cuando ordenaron que solo se revelara la mitad de los hechos sobre los Tapiete Llajta. Pero ahora, ¿esto? ¿En serio?

—La explicación del Tercero es que es la mejor alternativa para cubrirnos. Si algo sale mal, habrá otros a quienes responsabilizar. Y en cuanto a Vargas... cuando la verdad salga a la luz, sus contactos lo soltarán y sus inversores se encargarán de él. No necesitamos ensuciarnos más de lo necesario.

S.E.L "Unión en la Oscuridad" / En corrección.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora