Capítulo 33

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—¡Katherine!— me detuve sin entender que es lo que quería— mierda no... No te vayas

¿Que?

—Pero fuiste tu quien...

—Se lo que dije, pero no esperaba que lo tomaras tan literal. Sólo quería que te fueras de mi habitación

—Pues eso hubieras dicho desde un principio— suspiro y se notaba la tensión que había entre los dos

—Hay que entrar, esta haciendo bastante frío

Suspire, me gire para así regresar a su casa, cuando me acerque lo suficiente a el su brazo rodeo mis hombros me sentía protegida al estar así; sentía mi corazón latir más rápido de lo normal y sentía las famosas mariposas en el estómago. Al entrar Sam intentó llamar mi atención.

Suspire y nos dirigimos a su casa. Al entrar Sam intentó llamar mi atención.

—Hum... Yo, traje a un perrito y sólo... Sólo si tu quieres conservarlo

—Quedatelo, te hace más falta a ti que a mi

No dijo nada más y subió las escaleras. Me sentía mal por haber entrado a la habitación de Ian, el tuvo la confianza al dejarme ahí. Pero en algún momento tenía que pasar algo así ¿no?. Suspire frustrada, subí las escaleras no sin antes cargar a Sam para que no se fuera a lugares 'indebidos' entre a la habitación para poder dormir.

Las siguientes semanas, tres para ser exacta Ian se fue alejando de mi cuando ambos estábamos en el mismo lugar se notaba la jodida la tensión e incomodidad. Así que por las mañanas no lo veía y en las noches -cuando estaba en mi habitación- lo escuchaba llegar y hoy no iba a ser la excepción.

—Ven aqui Samy

Grite después de abrir la puerta trasera, había tenido la oportunidad de podar el pasto y plantar algunas flores. En cuanto al pórtico estaba mucho mejor pero la casa aún no se pintaba y mucho más con el extraño clima, un día llovía otro no y algunas ocasiones salía el sol y por la tarde se nublaba y llovía.

Cuando Samy entró cerré la puerta y subí junto con el a mi habitación... ¿Podría decirse que es mía? Aleje ese pensamiento y cerré la puerta, me puse la ropa para dormir deje a Samy en su 'cama' hacia frío así que me metí a las cobijas y no tarde en quedarme dormida.

—¡MADELEINE! ¡JODER! ¡MADY!

Escuché la voz de Ian gritando y por lo que pude escuchar tambien se cayeron algunas cosas. Debatía el si bajar o no pero opte por hacerlo aunque he de admitir que estaba temerosa de lo que pudiera pasar. Al bajar todo estaba oscuro pero apostaba a que había algunas cosas tiradas.

—¿I-Ian?

—Dios dime que eres tu y que todo eso fue una pesadilla

Frunci el ceño porque no sabía exactamente de lo que estaba hablando, me acerqué porque era seguro que estaba en alguna parte de la sala.

—Ian, tienes que subir para que duermas y descanses

—¿Madeleine?

—¿Que?

Encendí la luz y lo vi en medio se la sala llorando con un ojo hinchado y su labio sangraba. Me acerqué lo suficiente como para darme cuenta que estaba ebrioy su camisa desabotonada. Oh buen dios, si que tenía un buen cuerpo.

—Ian vamos, tenemos que subir

—Tu no eres Madeleine

—No, no lo soy

—¡Cierto! Eres Katherine

—Aja...

Me senté a su lado y quite su largo cabello negro de su frente, de sus ojos caían algunas lágrimas y estaban rojos.

—Tenía mucho que no me sentía así

—¿Así como?

—Completo... Como si no me faltara nada

—¿Que te pasó en tu ojo?— intente cambiar de tema porque sentía lo mismo pero el estaba borracho y no sabía exactamente lo que decía

—Yo creo... Creo que golpee a alguien

—Oh dios...

—El quedó peor— comenzó a reír

—Vamos, hay que subir

Su mirada se volvió fría y su risa cesó—¿Para que? ¿Para que vuelvan todos esos horribles recuerdos? ¿Para que cada vez que me vea en el jodido espejo me sienta mal porque no pude hacer nada por ellos?

—N-no yo no quería...

—¿Incomodarme? No sabes cuantas veces me han dicho lo siento, pero ahora ya nada sirve porque ellos no pueden regresar. No estuve cuando ellos me necesitaron, eso me hace una mala persona

—Shh... No, no eres una mala persona tu me ayudaste a salir de mi horrible vida así que no digas que eres una mala persona ¿bien?

—¿Como es que lo haces?

—Hacer que

—Hacer que todo vuelva a tener sentido, a hacerme sentir bien conmigo mismo. Desde que llegaste tu fue algo... Algo que no sentía desde hace tiempo

—Ya no digas más, estas ebrio así que sólo sube para hacer algo con tu ojo y después vayas a dormir

—Lo haré si me prometes algo

—Claro— se puso de pie y lo ayude un poco para comenzar a caminar

—Vuelve a hablarme como lo hacías antes, vuelve a hacer cosas estúpidas conmigo

—Bien, te lo prometo

Subimos las escaleras mientras el decía cosas tontas mientras reía, lo cual me hacía reír tambien porque su risa era algo contagiosa. Fuimos directo al baño para poder ponerle algo en su ojo que bajará la hinchazón.

—Esto me recuerda cuando viniste a mi casa por primera vez

—Yo pensé lo mismo

Después de pasar la misma pomada que el puso hace algún tiempo.

—¿Recuerdas cuando te conocí?— asenti—Te vi bajar las escaleras, te veías muy bonita pero algo te faltaba, eso era una sonrisa. Se notaba que no estabas feliz o por lo menos eso fue lo que pensé

—Y era verdad

—¿Y ahora, eres feliz?

—Si...

Tomo mi rostro entre sus manos, eran grandes y un poco rasposas pero se sentía bien, se sentía mejor que bien. Me miro directo a los ojos y fue bajando poco a poco para así poder ver mis labios, mi corazón latía rápido no dudaba que estuviera sonrojada. Había algo en el que simplemente no podía dejar pasar, era como si quisiera estar con el todo el tiempo y cuando lo veo mi corazón late con rapidez.

Poco a poco se fue acercando hasta que junto nuestros labios en un beso dulce, no sabía como describir este sentimiento, creo que había suspirado en algún momento, no estaba segura aún era consciente que aún estaba ebrio y tal vez mañana no recordará nada; no importaba ya nada podía importarme, porque el estaba besandome, haciéndome sentir algo increíble y hermoso, algo que sin duda nunca olvidaría.

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