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La semana había pasado más rápido de lo esperado, pero no para la pareja. La tensión entre ellos era palpable, como una nube oscura que se hallaba constantemente sobre sus cabezas. Decidieron ignorarla, conscientes de que esa distracción solo traería más problemas en el futuro, pero ambos estaban demasiado cansados para enfrentar los recientes ahora ahora. Así que optaron por el camino más fácil, ignorarse, aunque sabían que era una solución temporal.

No se habían visto más allá del salón de clases y solo hablaban lo necesario. A pesar de todo, insistían en que estaban bien así, o al menos eso intentaban convencerse a sí mismos.

Por otro lado, Heeseung había aceptado con alivio la decisión del entrenador de cambiarlo de posición en el equipo. Nunca se había sentido cómodo con la responsabilidad que implicaba ser el capitán. La presión constante lo agobiaba. Ahora estaba más contento sabiendo que ese título lo tenía Jake, quien siempre había sido un líder natural y debería haber tenido esa posición desde el principio.

Los entrenamientos habían terminado hacía media hora, pero Heeseung seguía en la cancha, lanzando el balón una y otra vez al aro. No tenía nada en mente, solo cansancio acumulado, pero prefería eso a regresar a casa y jugar a ser la familia feliz.

Escuchó su celular sonar desde las gradas y, dejando escapar un bufido de exasperación, caminó hasta donde estaba para contestar. Al ver que era su madre quien llamaba, supo que no tenía más opción que responder.

– ¿Madre? - dijo, intentando sonar neutral.

¡Ay, hijo querido! Estamos aquí afuera de la escuela. - respondió su madre con entusiasmo.

Heeseung abrió los ojos como platos, sorprendido.
– ¿¡Afuera!? - exclamó, incrédulo.

¡Sí, cariño! ¡Sal rápido! –dijo ella con su característico tono meloso, antes de colgar la llamada.

Heeseung miró alrededor de la cancha, sin saber exactamente porqué. Corrió hacia los vestidores, tomó su mochila y chaqueta sin tomarse el tiempo para ducharse, y se dirigió apresuradamente hacia el exterior de la escuela. Al llegar al estacionamiento y no ver a nadie, supo que estarían frente a la entrada principal. Suspiró al ver la camioneta de su padre aparcada justo en la entrada y caminó con desinterés hacia ellos hasta que una pequeña figura familiar se asomó por la puerta.

– ¿Me extrañaste, Seungie? - preguntó su hermana, con una sonrisa traviesa.

– ¡Hall! –exclamó Heeseung, dejando caer la mochila y corriendo hacia ella.

La niña sonrió y corrió a los brazos de su sudoroso hermano, sin importarle en lo más mínimo su estado. No se habían visto en meses y ambos se habían extrañado mucho.

– Dios mío... Pensé que no te volvería a ver, enana. - dijo Heeseung, abrazándola con fuerza.

Hall bufó ligeramente por el apodo, pero no pudo evitar sonreír.

– Costó mucho convencer a los viejos, pero aquí estoy. - dijo ella, con un toque de orgullo en su voz.

Heeseung soltó una carcajada, sintiendo una calidez en el pecho que no había experimentado en mucho tiempo. A veces, las pequeñas alegrías inesperadas eran las que lograban disipar, aunque solo fuera momentáneamente, las nubes de tormenta que parecían no tener fin en su cabeza.

Heeseung no dejo de abrazar a Hall con fuerza en ningún momento, disfrutando del calor familiar que hacía mucho no sentía. Después de unos segundos, la soltó y miró hacia la camioneta, donde sus padres observaban la escena con sonrisas en los rostros.

¿left or right? -heesunjake- AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora