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Sunoo subió al auto de su padre con el rostro abatido y se lanzó a sus brazos antes de que el hombre pudiera siquiera preguntar por qué la insistencia de ir a buscarlo.

—Papá, me siento muy mal... - dijo Sunoo, con la voz quebrada.

El padre lo miró con preocupación, acariciando su cabello con suavidad.

—¿Quieres contarme qué pasó, hijo? - preguntó en un tono suave, casi suplicante.

Sunoo sorbió su nariz, intentando contener las lágrimas, y negó con la cabeza.

—No... no quiero hablar de eso ahora. - Su voz era apenas un susurro, cargada de tristeza.

El hombre asintió en silencio y encendió el auto, dándole una última mirada comprensiva antes de concentrarse en el camino. Se despidió con un gesto al coordinador del grupo de Sunoo y arrancó en dirección a la ciudad. Mientras manejaba, lanzaba miradas de reojo a su hijo, que estaba perdido en sus pensamientos, con la mirada fija en el vacío.

La cabeza de Sunoo daba vueltas, una y otra vez, sin encontrar descanso. En cuestión de días, todo lo que había construido, no solo ese año sino a lo largo de toda su vida, se había desmoronado. Su amistad con Jake, ese lazo tan especial que siempre había considerado indestructible, ahora estaba roto. Y más doloroso aún, su romance con Jake también había llegado a un amargo final. Se sentía destrozado, como si su mundo se hubiera venido abajo, y eso que sabía que esto era solo el principio de una tormenta aún mayor.

Al llegar a casa, su madre lo recibió con un abrazo cálido y el almuerzo ya servido en la mesa.

—Cariño, ¿quieres comer algo? Te preparé tu plato favorito. - dijo, tratando de animarlo con una sonrisa.

—No, gracias, mamá. No tengo hambre... - respondió Sunoo, intentando forzar una sonrisa, pero sus labios apenas se curvaron. Se dirigió directamente a su habitación, arrastrando los pies.

Los padres se miraron con preocupación y compartieron un suspiro. Sabían que algo serio le ocurría a su hijo, pero también entendían que él les contaría cuando estuviera listo. Preferían no presionarlo y dejar que encontrara el momento adecuado para hablar.

Sunoo entró a su habitación y, con un suspiro profundo, dejó caer su mochila al suelo antes de arrojarse sobre la cama. Sentía como si su corazón estuviera siendo aplastado por una mano invisible y cruel. Dolía, dolía como una puta mierda. Sabía que su vida estaba a punto de cambiar, que tendría que redefinir su camino sin Jake a su lado. Aunque siempre había pensado que Jake estaría ahí, ahora tendría que acostumbrarse a su ausencia. Se sentía perdido y confundido, como si le hubieran arrebatado una parte de sí mismo.

Los pensamientos de la noche anterior volvían a su mente una y otra vez, cada uno más doloroso que el anterior. Jake lo había rechazado cuando él, en un último intento desesperado, lo había incitado a besarlo, creyendo que eso podría arreglar las cosas. Pero en lugar de eso, Jake había sido claro, tan dolorosamente claro, al decirle que no estarían juntos nunca más.

—¿Por qué no me di cuenta antes? - se preguntó en voz baja, hablando consigo mismo mientras las primeras lágrimas comenzaban a deslizarse por sus mejillas. Intentó contenerse, pero pronto se encontró sollozando en silencio, abrazando su almohada para no hacer ruido. No quería alarmar a sus padres.

Se acomodó en su cama, envolviéndose en las cobijas, tratando de encontrar consuelo en el sueño. Quería olvidar, aunque fuera por un rato, la angustia que sentía. Pero su mente no le daba tregua, y los pensamientos seguían allí, haciéndolo sentir aún más miserable. Se lamentó por no haber tenido el valor de alejarse antes, cuando las cosas empezaron a ir mal. Sin embargo, sabía que cualquier distancia le habría dolido, porque tener a Jake lejos siempre sería un golpe duro para su alma.

¿left or right? -heesunjake- AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora