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La suave brisa marina acariciaba el rostro de Sunoo, intentando transmitirle una sensación de paz a través del relajante susurro de las olas. Pero para él, esa calma era una ilusión; estar de pie frente a aquella playa resultaba mucho más difícil de lo que jamás había imaginado.

El agua salada lamía con delicadeza sus pies descalzos, y Sunoo cerró los ojos, en un esfuerzo desesperado por calmar el temor que retumbaba en su pecho. La arena se volvía más suave y pegajosa bajo sus pies, como si intentara retenerlo en cada paso que daba. Avanzó hasta que el agua le llegaba a las rodillas, momento en el que abrió los ojos y se encontró con la vista deslumbrante del atardecer. Los rayos del sol, que empezaba a esconderse en el horizonte, teñían el cielo de tonos naranjas y rosas, reflejándose en el azul perfecto del mar. Era un cuadro de innegable belleza, pero Sunoo nunca había sido capaz de ir más allá de esa línea de espuma. Con un jadeo, retrocedió, buscando la seguridad de la arena seca. Su respiración era agitada, y sus manos temblaban, una reacción familiar que le daba siempre la misma respuesta:

Miedo.

Con un suspiro, Sunoo recogió sus zapatos, aferrándose a ellos como si fueran un ancla. Caminó por la orilla hasta donde sus recuerdos, de hacía apenas unas horas, lo habían guiado. Llegó a una pequeña casa que, a simple vista, parecía estar deshabitada. Respiró hondo y entró, intentando aparentar una tranquilidad que no sentía. La puerta estaba entreabierta, como si lo estuviera esperando, como si la casa supiera que él iba a llegar y le diera la bienvenida a su historia.

Sus ojos recorrieron el interior, deteniéndose en los juguetes viejos que parecían haber sido olvidados hace mucho tiempo. Había fotografías esparcidas por la estancia, y Sunoo se acercó con cautela, como si cada imagen pudiera revelar un secreto guardado celosamente. La primera foto que tomó en sus manos mostraba a un grupo de amigos, nueve en total: cuatro chicas y cinco chicos, todos sonriendo alegremente a la cámara. Pero lo que más resaltaba era la pareja en el centro, un chico y una chica vestidos de blanco, mirándose con ternura, sus narices casi tocándose en un gesto de afecto. Sunoo los reconoció de inmediato, esa sonrisa era inolvidable, grabada en su memoria incluso después de tantos años.

Con un nudo en la garganta, pasó a las siguientes fotos. Los siete chicos rubios aparecían en cada una, sonriendo o distraídos, capturados en momentos de camaradería. Pero en todas ellas, los dos jóvenes de cabello negro parecían estar en su propio mundo, ajenos a todo lo demás. Sunoo sintió un dolor profundo al ver esas imágenes, como si cada fotografía le recordara algo perdido, algo que nunca podría recuperar.

Con manos temblorosas, recogió todas las fotos, guardándolas con cuidado como si fueran frágiles reliquias de un pasado distante. Salió rápidamente de la casa, sintiendo que cada paso lo alejaba de esos recuerdos, y corrió hacia la camioneta blanca donde Sunghoon lo esperaba pacientemente.

Al subir al auto, Sunghoon le lanzó una mirada inquisitiva, preguntándole si todo había salido bien. Sunoo no respondió; en lugar de eso, con voz apremiante, pidió que se dirigieran a la próxima dirección cuanto antes. Sunghoon, reconociendo la urgencia en su voz, no dudó en obedecer y arrancó el auto, llevándolos hacia lo desconocido.


💘🖇️

Sunoo tocó a la puerta con una mezcla de ansiedad y esperanza, ansioso por encontrar respuestas que apagaran las preguntas que lo atormentaban. El calor en esa zona era mucho más intenso que en el campamento, así que se había quitado la chaqueta, quedándose solo con su gorro para protegerse del sol abrasador. Golpeó la puerta una vez, luego otra, y finalmente una tercera vez, cada vez con más insistencia, hasta que una mujer apareció en el umbral. Al verlo, sus ojos se abrieron de par en par, reflejando una sorpresa inconfundible.

-Noona... - susurró Sunoo con voz temblorosa. -¿Qué le sucedió a ella?

La mujer evitó su mirada, bajando la cabeza con una expresión de tristeza en su rostro. Sin decir una palabra, se hizo a un lado, invitándolo a entrar. Sunoo dio un paso adelante, sintiendo cómo su corazón se aceleraba. Respiró hondo, intentando calmarse, y cruzó el umbral, consciente de que, al hacerlo, se enfrentaría a las verdades que tanto había temido descubrir. Aun así, se sentía preparado para escuchar lo que fuera, por doloroso que pudiera ser.




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¿Qué está pasandooo? 👀


Los kieromuxho 💗🐨

¿left or right? -heesunjake- AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora