Capitulo 30

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Desperté temprano, mi camión salía a las 7 de la mañana. Me cambié, tomé mis cosas y mi hermano me llevó. No me despedí de nadie como tal, iba a volver a ir en año nuevo.

Llegué a Guadalajara a las 12 de la tarde. Pedí un Uber y llegué a la casa y ¡Oh sorpresa! Ale estaba ahí.

- Holaaa - se acercó a mí y me abrazó

- Ale, hola - correspondí al abrazó - ¿Qué haces aquí?

- Mi familia va a pasar año nuevo aquí, espero no te moleste

- Es tu casa no tiene porque molestarme

- ¿Por qué regresaste tan rápido de Zacatecas?

- Solo iba a pasar navidad allá, tengo que regresar a Verde Valle, hay muchas cosas que hacer ahorita aparte de que voy a regresar en año nuevo

- ¿Vas a ir a trabajar ahorita? - asentí - ¿Ni en navidad descansan?

- Y menos ahorita, hay nuevos refuerzos que presentar, que de hecho se van a presentar hoy. Y se van a despedir a otros

- Que flojera la verdad - reí - ¿Qué tal estuvo la cena de Chivas?

Me giré hacia otro lado - Estuvo bien, me la pasé... Bien

- ¿Qué te dieron de intercambio? ¿Quién te dio regalo?

- Este... Me dieron este anillo - extendí mi mano donde se encontraba en anillo

- Ay que lindo - tomó mi mano

- Y... Este collar

Miró el collar y lo tomó - Es un relicario - yo asentí - ¿Y quién te los d...? - abrió el relicario y vio la foto que había dentro - ¿Alan? - yo afirmé - ¿Happy together?

- Sí, Felices juntos

- Amiga, ya deberías de hablar con él. Ya son más que claros sus sentimientos hacia ti y...

- Nos besamos - la interrumpi

- ¿Qué?

- Nos besamos, Ale.

- ¿Pero cómo? ¿Qué pasó? - me llevó a sala y nos sentamos - ¿Por qué?

Suspiré - Tenía que acomodar unos documentos que tenían que estar listos para ayer en la mañana y como no iba a estar los acomodé desde la noche. Creí que Alan ya se había ido pero cuando estaba cerrando la oficina se acercó a mí y dijo que me estaba esperando. Total, empezamos a hablar de los regalos, porque no te había dicho pero él también me tocó a mí, entonces estábamos hablando de eso, poco a poco se fue acercando a mí, a tal punto de que me acorraló a la pared, y pues su cara se fue juntando a la mía hasta que nos besamos. Y nunca puse resistencia, Ale. En ningún momento me negué. Desde el segundo uno en que sus labios tocaron los míos sentí una electricidad recorrer todo mi cuerpo y cada vez nos pegabamos más. Te juro, de verdad me estaba dejando llevar no me importaba nada, y te juro que si Alan en ese momento hubiera - hice una pausa - querido tener relaciones conmigo, yo hubiera aceptado. Me tenía a sus pies me sentía, extasiada es poco para lo que sentía.

- ¡¿Y entonces?!

- Llegó el guardia a pedirle la llave de la oficina. Nos separamos y me dió tanta vergüenza en ese momento que solo quería venirme a la casa. Alan se ofreció a traerme y tuve que aceptar. Ya aquí hablamos y ambos aceptamos que nos gustamos pero yo le dije que no puede ser. Me bajé y...

Dos Corazones En Juego - Alan Mozo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora