Olivia fue a recoger a Mily para llevarle por un helado, las niñas corrieron a sus brazos, le dio un beso y un fuerte abrazo.
Anabela se acercó a Olivia y a Mily y las saludó con un beso y un abrazo.
—¿Quieren ir por un café y helados?—Yo quiero un café helado, con mucha canela. —Olivia rodó sus ojos y le tomó la mano, ambas niñas decidieron ir a jugar al play mientras ellas conversaban.
—¿Y Sebas?
—Trabajando. —O al menos eso era lo que quería pensar, habían pasado tres semanas desde que salió molesto de su casa, ella no había recibido ningún tipo de llamada o mensaje.
—Él es mi hijo Pablo, quien no quiso saludar. —La mujer le regaló una sonrisa y ambas continuaron conversando, para cuando llegaron a la casa se encontraron con la niñera.
—Hola, el señor está en su habitación. —Olivia asintió y la chica llevó a Mily a tomar un baño.
La loba observó a su amante acostado en la cama, dormido y con todo el cuerpo tenso, se quitó los tacones y caminó hacia el lado opuesto de la habitación, se metió en la cama y acarició el cabello del hombre, sintió un poco de temperatura en su frente y él le tomó la mano.—Abrázame. —pidió y ella hizo lo que él quiso. —Te he extrañado.
—Y nosotras a ti. —Dijo antes de besarle, Sebastián degustó los labios de la chica y le acarició la mejilla, tomó a la mujer que tenía entre sus brazos y la posó a horcajas sobre él.
Sebastián le quitó la blusa y observó con detenimiento su silueta, La loba le miró sorprendida al notar la veneración con la que sus ojos recorrieron su cuerpo, comenzó a desabotonar la camisa del joven hombre y después de repartir suaves besos sobre sus hombros, se atrevió a lamer y morder su pecho.
—Te deseo. —dijo y le dio un beso sobre sus labios antes de desabotonarle el pantalón y colar su mano entre las bragas, la mujer soltó un gemido y él le mordió un pecho. —Y te voy a hacer totalmente mía. Unos minutos más tarde ambos ya desnudos, Sebastian le acarició por completo, le dio suaves lamidas en su sexo hasta llevarla al máximo placer y dejó que las manos de la chica causaran el mismo efecto en su cuerpo, continuaron con el juego de caricias y más tarde disfrutaron de la sensación que sus sexos les brindaban, Sebastián le dio un beso en la mejilla al verle dormir y luego fue a tomar una ducha.
Se volvió a meter en la cama y abrazo a la pelirroja.—¡¡Buenos días!! —Gritó Mily antes de tirarse encima de sus tíos. Olivia soltó un suave grito y Sebastián se movió exaltado. —Tío Sebas ya nos hacías falta.
—Milena, ¡¡Sal de mi habitación!! —Ordenó Olivia molesta. —Te he dicho que no entres sin tocar.
—Toqué pero no me abrieron. —Respondió con inocencia.
—Ve a alistarte, —Dijo Sebastian con un apacible tono de voz. — tu tía y yo te llevaremos a comer antes de ir al colegio.
—¡¡Yupii!! —La pequeña salió y cerró la puerta, Sebastián cargó a Olivia y la llevó directo al baño.
Unos minutos más tarde estaban todos listos para salir, le llevaron a un restaurante y la pequeña pidió crepas con ensalada de frutas, los dos adultos tostadas francesas y huevos con tocino.
—¿Ya no te vas a ir?—No lo sé. —La niña asintió y su tía le acarició la mejilla, antes de ponerse en pie y atar su cabello. —No sé te vayan a pegar los pongos.
—Sí. —Dijo y fue a besarle la mejilla, luego hizo lo mismo con su tía se fue de la mano de Igor al colegio.
—¿Quieres ir a cenar conmigo hoy en la noche? —Olivia asintió. —Pasaré como a las 7:30 ¿Te parece?
—¿Es muy elegante?
—De gala, puedes ir a comprar y peinarte. —La mujer le regaló una media sonrisa e hizo lo que le habían dicho, primero saco una cita para las 5:30 donde una peinadora y un maquillista y pasó la mañana buscando como impresionarle.
Para:Sebastián
De:La loba¿Una pista de lo que quieres verme puesto?
Para: Olivia
De:SebastiánFácil, lencería.
Para:Sebastián
De:La lobaPensé que te encantaba desnuda, ¿Color?
Para: Olivia
De:SebastiánEl color de tus pecas me resulta muy seductor, déjame concentrarme. Te veo más tarde.
Buscó un vestido y lencería color rojo, lo segundo no fue ni un poco difícil a comparación de lo primero.
—¿En qué le podemos ayudar señora?
— Mariana, yo la atiendo, es amiga mía. —Dijo Anabella. Olivia le regaló una sonrisa y le saludo con un beso en la mejilla.
—¿Qué estás buscando?
—Un atuendo, rojo, sensual, elegante, nada vulgar.
—¿Ocasión especial?
—Él dijo que quería que me arreglara y que me sintiera bonita. —Olivia se encogió de hombros y la otra mujer dio un par de aplausos emocionada.
—Tengo exactamente lo que buscas, —La introdujo a una habitación y habló con una de las mujeres, esta les llevó un par de copas de champan y una botella y unos minutos más tarde llevo un perchero lleno de vestidos rojos y tacones que podrían combinar, Anabella se puso en pie y buscó entre los percheros hasta encontrar un preciosos vestido — rojo con pedrería y una apertura en la espalda con otra en la pierna, Olivia no tardó mucho en darse cuenta de que era exactamente lo que estaba buscando un traje que le denotara sensualidad y elegancia a la vez, pero del color que a su chico le gustaba.
Llamó a la niñera para hablar con Mily quien cotorreó con mucha rapidez y emoción en su tono de voz, cuando logró finalizar, Olivia le preguntó si quería irse a quedar en casa de Ana, la pequeña hija de Anabella, la niña emocionada aceptó y en cuanto su tía llegó a casa arregló su maleta y la envió a casa de su amiga.
Después de una merecida siesta se despertó y tomó una larga ducha, antes de ir al salón de belleza, donde fue recibida con mucho respeto y la trataron mejor de lo que pudo haber pensado, el chófer la llevó a casa al terminar y unos minutos antes de que fuesen las 7:15 se comenzó a vestir y las hora exacta, su amante estaba en la puerta.
—Pasa, ya casi estoy lista.
—Bien, te espero aquí. —Dijo y se entretuvo con su celular, un carraspeó le hizo alzar la mirada y la se encontró con una sonriente chica. —Te ves hermosa, como ninguna otra podría estarlo. — Le besó la mejilla y ella se sintió acalorada.
Ambos salieron de la casa y se montaron en una lujosa limosina, dentro se dedicaron a beber un par de casa de champán y a conversar, Sebastián mantuvo su mano en la cintura de la mujer y ella con su cabeza cerca del hombro de él, al llegar al lugar, ella se dio cuenta de la belleza de la vista que tenían afuera y luego Sebastian le ánimo a caminar la tomó de la mano y la guió hacia la mesa, el lugar estaba iluminado con distintos bolsillos y velas, Olivia le vio a Sebastian arrodillarse y sacar una caja roja, le animó a abrirle y ella lo hizo, un rubí estaba dentro de la caja y al rededor jades, con diamantes y un aro de oro.
— ¿Quieres ser mi esposa? Me concederías el honor.
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¡Hola! Hay una estrella ahí abajo, les invito a oprimirla.Si les gusta el romance erótico tengo una novela llamada Terapia son más que bienvenidos. :)
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La loba
RomanceLas prostitutas tienen siempre un momento de destello en sus vidas, encuentran a un hombre del que se enamoran, con quien sueñan casarse, convertirse en damas por ellos o simplemente encuentran al hombre que las va a sacar de ese ambiente para darle...