Mi vida no era el sueño de nadie, era la pesadilla de las madres cristianas, la depresión de una esposa desesperada, y la burla de las chicas del colegio. Sí, era cierto que entre los varones una cara joven, fresca y bonita como la mía podía causar varios efectos; bastante calientes, sobre todo, pero las mujeres como yo vivía anhelando dejar la trise vida que teníamos y con certeza, sabía que nunca podría obtener la estabilidad o la relación que tanto quería, vivía mal, con miedo a salir, envejecer, amar o decir la verdad.
Terminé de sentarme en la barra y me extendió un mojito, bebí todo el contenido del vaso y le miré devastada.
Tenía tanto que resolver, envejecía cada día y me odiaba por hacer esto todos los días un poco más. Lo último que quería después de saber que mi hermana me había abandonado con una niña pequeña, era tener sexo con un hombre mentiroso, cochino y probablemente infiel.
Podía imaginar a su mujer con la vida casi perfecta enterándose de que su esposo pasaba tiempo conmigo y como la mayoría son estúpidas intentaría matarme, denigrarme, humillarme sin saber que la persona que les había jurado amor eterno no había sido yo, que sus esposos no me interesaban en lo más mínimo y que no había espectáculo que fuera lo suficiente grande como para humillarme, porque el solo venir a este changarro a trabajar, era una humillación.
—Loba aquí se viene a trabajar. Tienes a alguien esperándote.
—No he terminado de llegar —Dije sacando mi estuche de maquillaje.
— Necesitas dinero, otra vez Niza se fue —Advirtió Loreta una de mis amigas, quien tomó y se la llevó.
Todo me molestaba. Quería gritar, patear e insultar, pero alguien tenía que darle de comer a Mily. Mi vida seguiría adelante sin importar cuanto mi subconsciente me recordara el enorme odio que sentía hacia a mi hermana mayor.
Mi madre fue pésima madre pero al menos ella siempre estuvo ahí, no es como si comieras de amor, pero de eso a ser abandonada constantemente prefería lo primero, mi mamá luchó por darnos: "dinero y una vida".
— Cuando vuelva la voy a matar a golpes.
— Me imagino —Afirmó mi amiga. —Si vuelve.
— Loba, si no quieres a esa delicia me lo pasas —Pidió Karla. — Siempre te quedas lo mejor.
— Infieles —Arrugué la cara y saqué la lengua.
Pensé en una manera de clasificar a mis clientes, y en un rango de infidelidad, dolor y cochinada serían peores aquellos que nos llevaban demasiados años, a veces veo a chicas de catorce en las calles, las cuales no son permitidas en clubes o bares, y me pongo a pensar si ellos son menos pecadores al utilizar mi cuerpo que el de ellas.
Ingresé a mi habitación y le miré del lado del espejo, se veía sumamente intrigado y tenso, todo en su cuerpo estaba comprimido. El tipo muy bien vestido, de traje como me gustan y poderoso como para estar en mi libreta, podía ser dueño de un buffet de abogado, una empresa importante o ... un banquero, los banqueros siempre me inspiran más poder, quizá por el dinero que tocan y no les pertenece. El rubio en mi habitación no llevaba sortija así que era un pecador intermedio, quizá, muy probablemente tenía una prometida.
E volteó, me miró y caminó hacia mí.
— Señorita, usted debe de ser la Loba —Le miré de pies a cabeza y respondí con burla.
— Ah sí, un caballero en un prostíbulo — Alzó las cejas.
—Ah sí, una puta que no quiere trabajar — Escuché a mi jefe decir. — Me disculpo por su actitud. —Dijo dándole un apretón de mano al tipo, luego se volteó hacia mí— Trátalo bien. — dijo agarrándome fuerte del brazo.
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La loba
RomanceLas prostitutas tienen siempre un momento de destello en sus vidas, encuentran a un hombre del que se enamoran, con quien sueñan casarse, convertirse en damas por ellos o simplemente encuentran al hombre que las va a sacar de ese ambiente para darle...