La quiero ya

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No me gustaba fanfarronear con que mi padre era un millonario farmacéutico o dueño de hoteles, porque mi madre era prostituta, luego yo lo era; así que ninguna persona  nunca supo  quién era mi papá. Nadie jamás me escucha contar historias de un padre protector porque no eran ciertas. Él era una pésima persona, jamás me había preparado para esperar nada de él hasta que mi madre murió y no teníamos para un funeral y ningún familiar que se hiciese cargo de mí.

—Olivia...—Insistió Owen con los ojos llorosos. el bebé comenzó a moverse agitadamente por lo que me senté y le miré molesta. Yo también había llorado ante él y por su culpa... Mi vida estaba mal por su culpa.

—No, mi papá me dio el dinero para un lujoso funeral. El cuál no pagué, con eso pagué unos meses de renta y continúe yendo al colegio por un tiempo. Mi papá es un donador de esperma nada más, que trató a mi madre como un frasco y no como a una mujer a la que le prometía el cielo, mar y las estrellas. Él  no quería decepcionar a sus hijos.

—Olivia, necesitamos hablar.

—¡Uh! Qué pasó con su esposa señor. ¿Se le ocurrió decirle lo promiscuo que es?

—Mi mamá está muerta —Contestó William.

—Es una pena que hayas perdido a tu madre y no a tu padre.

—Olivia, solo déjame hablar —Pidió y me tomó del brazo.

Mi teléfono sonó, me solté del agarre del hombre y me puse en pie.  Tomé la llamada ientras caminaba hacia la puerta.  Era de la guardería de Milena, se había caído y golpeado la cabeza, la llevaban al hospital central.

—Me tengo que ir. No te quiero cerca, Owen.  Elegiste a tu familia y ya tienes el resultado, no te necesito ahora.  

—Era lo que tenía que hacer, lo correcto.

—Entonces no digas que eres mi papá. No te acredites ese derecho cuando elegiste a tu familia. Un hijo por muy bastardo no deja de ser un hijo. Un padre sin embargo, no es solo el que engendra.

—Livie, cometí muchos errores y estoy dispuesto...

—Owen, ¿sabes cuál fue el peor?—pregunté y negó con la cabeza.— Soy la hija de tu amante, eso significa que igual era tu hija, tú familia, tú responsabilidad y lo mínimo que podías hacer era no arruinarme más la vida.

Me di media vuelta y William me detuvo.

—¡No! Esta emboscada... En verdad...—suspiré pesado.— Gracias William, me he sacado unas cosas que no quería seguir cargando.

Me fui sin mirar atrás, no podía creer quería un respiro, al o fresco, un reinicio y mi pasado caía sobre mis hombros. Fui por mi sobrina la cuál tenía una venda en la frente, me miró con una sonrisa y se abalanzó hacia mí, le dije que definitivamente iríamos a ver a ese bebé.

La ginecóloga hizo algunas preguntas, me senté en la camilla y finalmente me hizo encendió el aparato. Dejé un espacio para que mi sobrina se sentara a mi lado en la camilla, la pequeña me miró con una de sus brillantes sonrisas, aquellas que llenaban una habitación e iluminaban mi vida; esa pequeña es mi familia, mi vida, mi responsabilidad, le acaricié el rostro con un dedo y ella me tomó de la mano, se cubrió los oídos en cuando escuchó los latidos del corazón de su pequeño hermanito o hermanita:  ¿Oliver, Seth,  Ignacio, Sergio, Samira, Sofía, Marinna, Elisa...? Ella soltó una carcajada y observó hacia dónde señalaba la doctor quien le fue explicando todo y luego le subió el volumen al aparato.

—Ese es el corazón del bebé sonando. Está fuerte y sano.  

—Tía suena como para volverte loca todo el mes —Le miré y rodé mis ojos. —Mírale. Es muy pequeño y está escondido —Comentó mi sobrina emocionada.

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