Capítulo 84

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Narra: (Michael)

Lo que nunca imaginé

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Con mucho cuidado entro al baño de mujeres, ahí está Melina, lavándose la cara, no se ha dado cuenta de mí, ¡¡¡ay lo que le espera!!!

Abre la puerta, intenta salir del baño... solo lo intenta, no la dejaré salir hasta...

—¡Por tu culpa reprobaré el exámen! ¡te odio! ¡me has arruinado la vida por completo horrorosa! —desfogo mi rabia jalándola del brazo, forzándola a que entre al baño, pongo seguro para que nadie entre. Me mira fijamente, aun tiene una gasa que cubre su cara, admito que me da lástima verla asi... ¡no! ella se merece todo lo que le he hecho por ser...

—Déjame en paz Michael —me dice soltando su brazo con fuerza, la verdad no sé de donde sacó tanta fuerza.

—¿Qué tengo que hacer para no volver a verte? ¿por qué sigues viniendo a la universidad? —desfogo mi ira empujándola contra la pared, quiero matarla, siento que cada segundo la odio más.

Intenta liberarse, yo presiono más...

De pronto siento un dolor terrible en mi pene y en mis... la horrorosa me golpeó ahí... ¡diablos como duele! ¡duele como mierda!, nunca he sentido un dolor tan fuerte en mi vida, nunca nadie me ha golpeado en mis partes íntimas, ¿qué mierda le pasó a esta horrorosa?, sin duda no solo es una zorra, es una pinche fiera. ¡Mierda si que duele! ¡¡¡duele mucho!!!

—Encima de todo eres una fiera, una maldita fiera salvaje —le digo intentando aliviar mi dolor frotando mi miembro—. Duele, me duele mucho —digo apoyándome en la pared.

Como duele, siento que me quema, creo que no podré tener sexo en mucho tiempo, no podré ni orinar, como duele, nunca imaginé que esta horrorosa iba a golpearme tan fuerte, la odio más que nunca. Encima me mira, debe estar feliz de haberme golpeado, la odio.

—Discúlpame, no quise hacerte daño,  solo quería que me sueltes, me estabas ahorcando, me asfixiabas Michael, ¿te están sangrando tus?... —me dice mirando hacia mis partes...

¿Qué dijo? ¿que no quiso hacerme daño?... ¡cínica!, encima me pregunta si me está sangrando... o quizás si me está sangrando, tal vez mis testículos, ahí duele más.

—Me duele mucho, me golpeaste muy fuerte —le digo frotando ahí, tal vez se me alivie en algo el dolor.

—No quise hacerlo, te pido disculpas si te lastimé —se disculpa, mejor dicho, se hace la que me pide disculpas, sé que está fingiendo, abre la puerta para salir...

¿A dónde cree que va?, no la dejaré ir tan fácilmente, maldita fiera salvaje.

—¿A dónde crees que vas? —la hago entrar al baño.

—No me lastimes más por favor, déjame en paz.

¿Qué no la lastime?... ¡es ella la que me ha dejado sin...! ¡no podré coger en mucho tiempo! y encima reprobaré el exámen.

—¿Dime qué voy a hacer?, no sé nada sobre lo que hemos estudiado desde que empezó el ciclo, ¡reprobaré el exámen!

Me mira como con lástima, o quizás debe estar maldiciéndome en sus pensamientos, después de todo ella sabe fingir muy bien, poco a poco siento que el dolor va bajando.

Perdóname [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora