Capítulo 38

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Narra: (Michael)

Adiós a mi momento de fama y calentura.

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Las chicas me están esperando, me comen con la mirada, yo me muero por hacerlo con ellas pero me aguanto, no quiero traicionar a Scarlett.

—¿Pasa algo Miki? ¿por qué tu sirvienta estaba molesta? —Camila me pregunta, luego bebe cerveza.

—Hizo mal lo que le ordené y se molestó porque la corregí —mentí, seria una vergüenza que sepa que una insignificante se dió el lujo de levantarme la voz—. Ahora continuemos, ¿en qué estábamos?

—En que... ¿no quieres jugar un poco con nosotras?, aqui hay muchas suites, tú eres el hijo del administrador, puedes elegir la suite que desees —Camila me propone subiendo su falda, ¡que ricas piernas tiene!

Ya no pude controlarme más, cuando ví a Camila subiéndose su falda mostrando sus riquísimas piernas automáticamente me dió una erección, cojo un cojín para tapar mi miembro, me muerdo los labios, no sé cómo voy a aguantar no hacerlo con las chicas, con Camila sobretodo.

—Tengo que ir al baño, ya vuelvo —les digo a las dos caminado hacia afuera del salón de conferencias, voy al baño más cercano, me urge hacerme autosatisfacción para aliviar mis ganas de hacer un trío.







—Tengo que ir al baño, ya vuelvo —les digo a las dos caminado hacia afuera del salón de conferencias, voy al baño más cercano, me urge hacerme autosatisfacción para aliviar mis ganas de hacer un trío

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No sé como pude aguantar de no hacerlo con Camila y con Gloria, que rico hubiese sido hacer un trío, todo el tiempo me controlé lo más que pude y para evitar caer en tan rica tentasión les propuse a las chicas ir a la discoteca que está en el penúltimo piso del hotel, bebimos mucho, bailamos hasta cansarnos, recuerdo cuando Gloria tomó mis manos y las puso en su trasero, casi me besa, yo llevé la copa a mi boca para evitar que lo haga, pero no me aguanté y froté rico mi pene en su delicioso trasero, Camila en cambio me cogió del cuello y bailó lento conmigo, amé su mirada sexy, también casi nos besamos, recuerdo que cuando estuve a punto de besarla recibí una llamada de Simon, un amigo que llegó de Paris y que quiere que le ayude a conseguir apartamento, en ese momento lo maldecí, pero luego le agradecí por haber evitado que bese a Camila y oviamente que lo hagamos después, me sentía mal de traicionar a la mujer que amo. Ahora Camila, Gloria y yo estamos en la terraza de la disco bebiendo soda ya que no queremos terminar ebrios.

—La disco de aquí es a todo dar —comenta Gloria.

—Es de otro nivel —digo.

—Miki, danos tu número de celular para poder llamarte durante nuestra estadia en Los Angeles, serás nuestro guía turistico, lo prometiste —Camila me habla acercándose más de lo normal a mí.

Perdóname [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora