Cáp. 15: Aleph

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Era... hipnotizante... simplemente...

Mirarlo detenidamente le hizo perder la noción del tiempo, no era común, ella estaba confundida totalmente, era un muggle simplemente ¡Ella era una sangre limpia! No se fijaba en muggles, no, ella solo debía posar sus ojos en magos ¿Qué hacía espiando a un muggle?

El llevaba su pelo largo a los hombros en un tono caramelo oscuro, sus ojos eran de un tono grisáceo un poco oscuro hasta llegar a un halo verdoso, pero su sonrisa era la que acababa con el cuadro, ella se odiaba por estar toda boba ahí ¡debía irse ya!

Y sin embargo, seguía ahí, escondida, mirándolo, el muchacho quizás un par de años mayor que ella, demasiado joven para la enseñanza, enseñaba música a ese nutrido grupo de jovencitos promesas de la música, de pronto sacó el instrumento que portaba en su enorme estuche... un violonchelo

El se acomodó en una silla y tras ajustar las cuerdas, dijo a sus alumnos otras cosas sobre las notas y comenzó a tocar... y fue inusitado... fue sublime, es como si te hipnotizara con esos acordes musicales, lo burdo que pudiera parecer un chelo, en sus manos era dulce, era hechizante

Pansy se vio envuelta en un mundo rosa, se alejó de la oscuridad, veía a su alrededor solo luz y esperanza, la música que emanaba de sus manos eran extraordinaria, todos estaban perdidos en él...

Cuando la música terminó ella salió de su ensoñación y miró a todos lados, pegada a la pared, a un costado de la puerta del salón de música, reaccionaba que nadie le hubiese visto, aunque era una academia de música de prestigio, nada le indicaba que no hubiera visto algún mago por ahí

Finalmente la música era universal y hasta ella escuchaba música muggle insulsa, pero ninguna como esa, que era como un canto celestial, los coros de ángeles si existían en esa melodía, quizás pudiera sonar exagerado, pero ella sentía tanta paz... él le daba paz

La clase terminó y apenas habían pasado dos horas desde que ella estaba ahí escondida, escuchando, mirando... procuró esconderse mientras los alumnos salían lentamente, tardaron, era obvio, ninguno quería irse de esa clase porque él era simplemente hipnótico hasta para los hombres

Cuando el último alumno se fue, el joven salió y fue abordado por una mujer de rostro amable y entrada en años que le tomo del brazo mientras avanzaban lentamente por los pasillos excelsos de ese instituto

-Supe que te aumentaron la beca, jovencito...

-Si profesora Cartman, parece ser que quieren tener todas mis composiciones a su disposición

-¿Y todas se las darás a la escuela de música?

-Lo que estoy dando no es ni la mínima...

-¿De donde sacaste ese talento muchacho? desde que te trajo la madre superiora por tus talentos en la música, jamás imaginamos que eras un erudito, no necesitaste más que diez clases para desarrollar tus talentos

-Ni yo mismo lo se... soy huérfano, nunca nadie reclamó o me buscó, así que ignoro si alguno de mis padres tenía talento musical

-Por lo menos con el aumento de la beca, podrás rentar un departamento más decente

-La verdad estoy a gusto donde vivo... la renta no es muy cara y nadie me molesta por el ruido que hago... es curioso... además dicen que los genios son excéntricos ¿no?

-¡Ah! – Sonrió la profesora - ¿Escucho pedantería en tus palabras?

Fue la primera vez que Pansy lo escuchó reír y parecía tan angelical ¿Era un ángel en verdad? O un demonio vestido de ángel, pero el muchacho era... especial, ella lo sentía, su corazón oscurecido por el odio, parecía menguar ante ese hermoso mancebo

Bello ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora