Pansy no preguntó como lo había sabido, pero su corazón y su alma descansaron finalmente... Aleph había regresado, estaba con ella, se dedicó a llenarlo de besos, de caricias, no se despegó de su lado hasta que Aleph estuvo bien para irse a su casa, pero el quería ir a su departamento
Xenofilius estuvo dudoso, pero al final Luna le convenció de que era lo mejor, que su hijo estuviera en su ambiente, con su música, con sus instrumentos, con ella, aunque no le cayera bien la muchacha a Luna, era la mujer que había elegido Aleph y él respetaba su elección
Aparte estaba conmocionado Xeno ¿Cómo que ya iba a ser abuelo? ¡Merlín! Apenas y conocía a su hijo y resultaba que el muchacho ya estaba a punto de tener familia pese a su juventud, pero bueno, la idea de que hubiese un bebé en la familia, lo emocionaba, seguramente podría alimentarlo con su alma y sus conocimientos, sus ideas fantásticas...
O quizás heredara más a la abuela, al padre, a lo mejor era músico igual que él, bueno, Aleph decía que iba a ser niña, que sería hermosa y se llamaría Estrella, era curioso pero todos le creían, hasta Pansy, que se la imaginó un retrato casi exacto de Aleph y eso la emocionaba, una pequeña revoloteando como mariposa en su vientre crecía...
Una vez en su departamento, los dejaron solos, Aleph había dormido tanto que no tenía sueño, en su mente solo estaba ella, la hermosa niña de los rizos dorados que le miraba con esos ojos idénticos a los de su hermana Luna, a los de su padre Xenofilius...
Atrapó a Pansy en sus brazos, besando su boca con tantas ansias, la estrechó en sus brazos mientras presionaba su cuerpo al suyo y acariciaba su pelo, su espalda sus caderas, ella lo sujetaba por el cuello, colgada, mientras los besos se hacían más apasionados
Lentamente fueron hacia la cama, en donde él la depositó, acariciando su rostro, meciendo sus finos cabellos negros, delineando la forma de su cara en forma de corazón, besando su frente, su nariz, sus pómulos y sus labios sonrosados, los jugueteos con su boca eran cada momento más sensuales
Aleph le mordía los labios con mucha ternura, con una suavidad que erotizaba a Pansy de manera increíble mientras sus manos se metían bajo su blusa explorando los senos de su mujer, haciendo que ella exhalara suspiros, que se le erizara la piel y que se retorciera en sus brazos
Pero el muchacho estaba fascinado de sentir la piel de seda, tan tibia y delicada de sus pechos, deslizarse por su cuerpo y perderse en ellos provocaba que Pansy se mordiera los labios, porque las caricias y los labios de Aleph eran adictivos porque ella siempre quería más
El muchacho exploraba mucho más atrevido, más intenso, ella jadeaba al sentir cómo él se apoderaba de su cuerpo, como sus dientes la torturaban tan finamente, su lengua quemaba la piel de la muchacha, el lentamente la despojaba de su ropa, exponiendo su pecho, abdomen y vientre, besó varias veces el pequeño bultito que se asomaba
-Aleph... - Murmuró Pansy - Te amo
-Yo también te amo - le dijo con voz ronca mientras continuaba con las caricias
-Quiero quedarme contigo para siempre... eres lo más importante de mi existencia
-Te quedarás a mi lado Pansy... Seremos una familia
Los dos volvieron a enfrascarse en un beso más intenso, candente, hambriento, la ropa de Aleph salió volando, Pansy hizo un gesto porque lo notaba más delgado, pero finalmente haría que engordara con sus dulces besos y seguramente se recuperaría, pero pese a eso, el muchacho seguía siendo igual que apasionado, igual de generoso, al poseerla transmitió en ella la pasión inconcebible que sentía
Ella cerraba los ojos al sentirlo tan vivo, tan grandioso, tan activo, sus movimientos de cadera eran excelsos, imponentes, no parecía haberse alimentado mal esos últimos días o haber dormido casi hasta la muerte, el modo en que le hacía el amor en esos momentos eran simplemente inigualables, los dos eran uno solo, los dos unidos por una razón ¡El amor! ¿Que más? la pequeña que esperaban era la consecuencia
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Bello Imposible
FanfictionHermione es abandonada por Ronald weasley el dia de su boda, por lo que llena de vergüenza y humillación, decide huir a Africa, siguiendo a Luna, sin imaginar que ahí encontraría a su peor enemigo