Bello Imposible

Cáp. 33: Es tan fácil romper un corazón

Encaminó sus pasos directo a la casa de Luna, no sabía si la encontraría, pero sin duda su padre le daría cuenta de su presencia, llegó a la orilla de la carretera y subió caminando hacia el sitio, jadeó un poco pero al fin llegó, se quedó descansando sobre una lomita, junto a un abeto, debía usar su magia para trasladarse pero el problema era que no conocía el sitio y podía perderse

Se quedó un momento mirando la ridícula casa erigida en medio de la nada, protegida a los ojos muggles, se notaban los parches hechos en el techo y las paredes, a varios años de la guerra aún quedaban los vestigios de la lucha de Harry y los mortífagos cuando Xeno tuvo que traicionarlo por que tenían secuestrada a Luna, nunca se pudo perdonar eso el señor Lovegood

Un suspiro hondo lo llenó y decidió ir a tocar cuando de pronto vio que la puerta se abría y salía Luna sonriente, su corazón se estremeció al ver a la rubia con un vestido, extraño en ella, era bonito, mostraba mucha de su blanca piel y su pelo rubio estaba suelto solo con algunas flores adornándole

Su sonrisa era clara, limpia y sin malicia, el extraño su boca, sus besos y su modo de tocarlo con esas manos pequeñas... Pero su mundo se rompió cuando tras ella salió un muchacho, que le dijo algo y ella sonrió con los ojos brillantes

Le acarició el rostro de querubín a ese intruso y le dio un beso en la mejilla mientras sostenía con fuerza su mano, hubo algo, un juego quizás, pero Aleph la sostuvo por la cintura y la cargó mientras ella gritaba y reía de modo increíble, luego lo abrazaba y lo contemplaba como si lo amara... el corazón de Rolf se rompió en mil pedazos...

Luna lo había sustituido... Luna tenía un novio el cual iba a su casa... Luna lo había olvidado...

No pudo evitar que la rabia lo invadiera o que una lágrima caliente bajara por su mejilla, le dolió profundamente, el padre de Luna salió y palmeó al muchacho de modo cariñoso y sostuvo ambas manos, las juntó en el centro y el dijo algo que hizo, estallaran de risa... era un cuadro perfecto, eran el padre, la hija y el novio, mientras que él sufría por no estar en el lugar de ese intruso...

Se escurrió de nuevo tras el abeto, maldiciendo su suerte, la había perdido, ella había conseguido con quien compensar el amor que él no había podido darle, o simplemente Luna entendía mejor que él, por eso cumplió su promesa tan cabalmente que no hizo falta súplicas y llanto, ahí el único idiota era él, que por el orgullo cegado la había perdido para siempre

Cuando regresó a su casa, sus ojos estaban hinchados y enrojecidos, su madre se preocupó pero él alegó una alergia, por la noche tuvo que soportar cenar en la habitación con su padre, intentaba pasar el alimento por la garganta, pero parecía que le provocaba repulsión, no quería que su madre se diera cuenta de qué era lo que le pasaba, intentaba sonreír, pero era una sonrisa hueca

-Rolf - le dijo su padre con ese rostro cansado y pálido

-Dime padre...

-Y-yo quiero que te cases pero no se si tu... si te estoy presionando, es que esta maldita enfermedad...

-Tranquilo padre, ya dije que me casaré con quien dispongan, te daremos un hermoso nieto, ya lo verás... tú estarás con nosotros aún para verlo

-Me duele presionarte

-Padre, si yo no quisiera, no podrían obligarme, pero está bien, yo me caso... en serio, está todo bien, solo quiero que ustedes estén tranquilos

-¿Seguro Rolf? - Preguntó su madre

-Completamente - sonrió ocultando la tristeza - "Finalmente a ella la he perdido para siempre" - Pensó con melancolía

Rolf por un momento se imaginó ser como el príncipe de cierto cuento muggle que una vez había escuchado, acudiendo a un baile expreso para él, para conocer a todas las doncellas del reino... o bien, yendo de puerta en puerta con una zapatilla de cristal en mano buscando a la dueña ¡Pero no! Su madre le dio los nombres de las tres candidatas en mente ¡Bueno! Al menos ninguna era horrenda, así que cualquiera que dijera YO, sería con la que se casara