Bello Imposible

Cáp. 18: Rabiosos deseos

Luna estaba emocionada con la noticia, no era hija única, tenía un hermano y cuando regresara a Londres lo buscaría, pero buscó en los ojos de su madre más respuestas, Isthar acarició de nuevo su rostro y su cabello, la rubia se maravillaba porque estaba envuelta en un halo de luz brillante y chispeante

"No será fácil hija, tu hermano fue criado por muggles, en un orfanato cuidado por monjas, tu hermano tiene otras creencias, su magia yace dormida en su interior porque nunca ha necesitado usarla, su mundo ha sido limitado"

-¿Qué quieres decir?

"Ha vivido encerrado durante toda su vida, llevando una vida de oraciones y con una religión de esas en las que los muggles se aferran, ni siquiera es la común de los muggles ingleses querida, pero el puede temer, por las ideas que le han metido en la cabeza, será tu deber, abrir sus ojos y su corazón"

-¿Y si no puedo?

"El es igual que tu querida, tienen el mismo corazón soñador, el puede abrir su mente, solo es cuestión de tiempo... aparte, ha sido bendecido con el don de la música, esa ha sido por parte nuestra, nosotras las hadas tenemos esa virtud y el la posee, tú adquiriste el otro don, el de la parsimonia, serenidad y para ver cosas maravillosas"

Cuando su madre desapareció, ella volvió hacia el interior y observó detenidamente a Rolf quien cada día que pasaba, lo veía más hermoso que nunca ¿Cómo podría sobrevivir sin él? Pero ella tenía que cumplir su promesa aunque le doliera el alma, el sería siempre su primer y quizás único amor

Rolf abrió los ojos y le miró fijamente, la débil luz de las llamas iluminaba su rostro, la notaba distinta, quizás porque ya era una mujer, alargó su mano y la jaló hacia él, dócilmente ella accedió y se volvió a meter entre las sábanas

El la apretujó contra su cuerpo desnudo y buscó su boca de nuevo, dándole besos suaves, un poco más eróticos mientras despojaba a la rubia de su pijama, el también comenzaba a necesitarla, comenzaba a gustarle su olor, su sabor, su ternura y esos enormes ojos claros, serenos y sinceros

Ella solo cerraba los ojos cuando el pasaba sus labios por su rostro, por su cuello y la hacía exhalar delicadamente mientras bajaba por el hueco de la clavícula, buscando ávidamente encontrarse con el nacimiento de los senos, ella se mordía los labios ante las dulces caricias y esperaba que no terminara nunca

-Rolf... - susurró la rubia mojándose los labios con su lengua mientras jadeaba tímidamente, es que en verdad, sentía que se perdía en esos momentos y que no veía más que a ese hombre perdido en sus pechos

Poco a poco volvía a perderse en el laberinto de pasión, al tiempo que Rolf mordisqueaba su abdomen y vientre planos, subiendo y bajando con besos y lengüetazos eróticos y discretas mordidas en su delicada piel, ella estaba fascinada de que ese hombre la tratara así, de modo tan... generoso, gentil y tan perfecto amante

Culminando con un beso enorme, sugerente, sumamente apasionado, Scamander se comió la boca de Luna, haciendo que ella se prendiera aún más y se retorciera junto al cuerpo desnudo de ese muchacho, finalmente, era joven, su cachondería dormida había despertado y solo tenía una cosa en mente con solo mirar a Rolf... tenerlo entre sus piernas...

¡Oh, si! Sin duda que ese hombre provocaba que Lunita se humedeciera como papel de servilleta bajo la lluvia, y no quería otra cosa mas que ese guapo y sexy muchacho le hiciera el amor una y otra vez, hasta que ella quedara desfallecida en sus brazos y bueno, como Rolf era un profesional y tenía experiencia, era lógico que la enloqueciera por completo y la elevara al cielo

El que la poseyera sin piedad ahora que ella ya estaba menos estresada, mas acostumbrada y su cuerpo comenzara a sentir por fin la sensación placentera de la fricción, la hacía gemir sin querer, se mordía los labios para no ser muy escandalosa, pero le era casi imposible porque en ese momento especialmente, Rolf se estaba comportando de una manera que bueno... no estaba teniendo mucha piedad