Blackwood

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¿Había sido una buena idea pedirle a mi hermano que me organizara una cita con la gilipollas de Hawksley? No, definitivamente no. Pero no tenía otra opción. Necesitaba hablar con ella sobre la competición estúpida que habíamos acordado y sabía que si iba a hablarle un día cualquiera pasaría de mí. De esta manera, si parecía que había sido Asher el que lo había organizado, sería más fácil.

Por supuesto, no sería amable con ella de la noche a la mañana. Tenía que mantener la postura y ser desagradable, como siempre. Al fin y al cabo, me seguía cayendo mal. La odiaba a ella y a todo lo que representaba. Pero ya tenía suficiente mierda en mi cabeza como para meter la competición en ella. Tenía que anularlo lo más rápido posible.

De repente, alguien llamó a la puerta y solté el bolígrafo que había estado usando para estudiar antes de perderme en mis pensamientos.

—Pasa —le dije a la puerta. Y de ella entró mi madre, con un plato lleno de fruta y una sonrisa angelical en los labios. Yo rodé los ojos—. Mamá, no quiero que me traigas más...

—Rowan —zanjó—. Cómete la fruta y calla. Llevas todo el día en la habitación, por favor, así que no le protestes a tu madre o te castigaré.

—¡Pero si estoy estudiando! —protesté—. Dile eso a tu otro hijo que también se pasa el día en la habitación y no hace nada más que jugar a la Play.

Mamá dejó el plato en el escritorio y se cruzó de brazos.

—Asher me dice que está estudiando.

—¿Y tú te lo crees?

Mamá apretó la mandíbula. Bien. Quería mucho a mi madre, pero me daba rabia que Asher siempre hubiera sido el favorito. El consentido. Por mucho que estudiara y me esforzara para seguir los pasos de mi madre, el estúpido de Ash siempre sería el niño de mamá.

—Bueno, hace unas horas ha venido Blake y desde que se han encerrado me han dicho que están estudiando.

—Mamá. Es Asher. ¿De verdad te crees que cuando se trae a Blake lo que hace es estudiar?

Mamá no dijo nada. Creo que ella amaba a Blake incluso más que a mí. El chaval era el mejor amigo de Asher desde la primaria. Y básicamente habían crecido juntos. Era como el tercer hijo de mi madre... al cual quería más que al suyo propio.

—¡Claro que sí! —respondió entonces mamá a la defensiva—. Son mis niños, claro que les creo cuando me dicen que están estudiando —dijo, tan tranquila. Luego miró mis libretas y se cruzó de brazos—. ¿Y tú qué? ¿Algunas notas que me quieras decir, Rowan?

—Yo... bueno, saqué un 87 en un examen de física en el otro instituto. Creo que no te lo conté.

Y, como no, mamá frunció el ceño.

—¿Solo un 87? ¿En física?

—Mamá, era un examen muy difícil —dije intentando sonar indiferente—. Media clase suspendió.

—Me da igual lo que haga el resto de la clase. Se suponía que la física se te daba bien, Rowan. ¿Y ahora sacas notables? Esperaba más.

—Pero...

—Da igual —me cortó, con su sonrisita que no llegó a sus ojos—. Ponte a estudiar y deja el tema, ¿vale?

Sin dejarme tiempo a responder, como siempre, se dio la vuelta y muy digna salió por la puerta. Apreté la mandíbula para no ponerme a maldecir. Yo sacando notazas en física, mientras que mi hermano seguramente estaba mirando porno con su amiguito, y después Asher era el mejor. 

Siempre igual. Siempre pasaba lo mismo. No lo entendía. Yo lo hacía bien. ¿Por qué...?

Después de eso, intenté volver a estudiar, pero no pude. Ya quedaban menos de veinte minutos para que, "según Asher el guay" fuera la hora de estar en el restaurante para la cita, así que tenía tiempo. Un tiempo con el que debía estudiar... pero no pude. Tenía los papeles, el material, todo delante. Pero no pude volver a concentrarme. Así que me rendí.

Me levanté del escritorio en un suspiro y me pasé las manos por la cara. No podía gritar. No ahora. Por muchas ganas que tuviera.

Como siempre, para reprimirme un poco, cogí la guitarra que tenía tirada en la cama y me estiré allí con ella. La miré unos momentos. Y luego me puse a tocar. Esa vez no canté, no necesité escuchar mi voz para tocar la canción. Solo me dejé llevar entre las notas y la música. Cerré los ojos. Me sabía esa canción de memoria. Era mi favorita. La primera que aprendí a los diez años con la guitarra. Así que cerré los ojos y disfruté de su melodía mientras duró.

Al cabo de unos minutos acabó la canción y tuve que volver a abrir los ojos. Me quedé mirando a la nada, y suspiré. Ahora mismo solo quería fumar un poco antes de ir a esa estúpida cita con la estúpida de Hawksley. Solo quería arreglar las cosas con ella, quizás saber su nombre, por el cual ya estaba desesperado por saber... pero sabía que no iba a ser fácil. Tenía que mantener la compostura y aunque quisiera arreglarlo, la seguía odiando. Era una niña pija, malcriada y engreída.

Me levanté de la cama para ir a buscar el paquete de cigarros. Como siempre, lo encontré en una estantería vieja llena de libros. Cogí el paquete y me quedé mirando los libros de al lado. Había millones. Me había leído bibliotecas enteras. Sonreí. Repasé cada uno con la mirada.

Y me paré al ver un objeto al final de la estantería que no me esperaba encontrar.

Era un anillo. Un anillo que no había visto jamás en mi vida.

¿Desde cuándo estaba eso allí?

De mi hermano seguro que no era. Sabía que el anillo era pequeñísimo para mi dedo con solo mirarlo. Además, era de mujer. Tenía un dulce símbolo del infinito en medio y yacía en mi estantería sin una mota de polvo. Quizás no hacía tanto desde que eso estaba allí... ¿pero como era posible?

¿Quién había metido eso allí? ¿Cuándo había llegado? ¿De quién era eso?

Entonces, mirándolo, un recuerdo pasó por mi mente.

—Ahora dame tu colgante —dijo una chica sin cara en mi memoria.

—Dame tú tu anillo —contradije yo, caminando al lado de la chica, ambos muy borrachos, dando tumbos sin la mente clara en mitad de la noche.

—Solo hace falta uno para cumplir con el trato —respondió la chica, sonriente.

—Por favor.

Ella me miró durante un rato. Me miró y sentí que volvía a perderme en sus ojos. Realmente tenía los ojos más bonitos que había visto jamás en mi vida.

Al final ella me dio su anillo, y como no me cabía, me lo guardé en el bolsillo. Ella se rio por ninguna razón.

Y nada más escuchar su risa, supe que la quería.

*** 

Bueno, capítulo cortito porque tenía que poner el POV de Rowan y quería escribir la cita desde el POV de Hawksley.

¿Por qué? Ya lo veréééis. 

(Ejem Blackwood está buenísimo y ella debe apreciarlo ejem digo qué)

Pero ahora si se viene, su primera cita.

¿Cómo va a salir?

¿Van a fastidiarle la noche a Naomi y Asher?

¿Van a llevarse bien o todavía se van a odiar más?

¿Van a descubrir lo que sienten o lo van a seguir negando?

Yo solo os digo una cosa: no va a acabar como esperáis.

La Noche Que Nunca Existió (Enemies-To-Lovers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora