Hawksley

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Holaaa, antes de leer, solo vengo a avisar que he hecho un cambio y que he cambiado los nombres de unos personajes. Acutalizaré el resto de la historia más tarde, pero para que no haya confusiones ahora los personajes son así:

Madeline ahora se llama Naomi Sato, es coreana y pelinegra 👍  

La bestie de la prota, Millie, es pakistaní, lleva hijab y se llama Azahara 👍👍

(no me ha dado una revelación divina ni he contactado con dios para cambiarles de nombre por la cara y poner más diversidad, pero una amiga me ha recomendado que ponga a Madeline así, y soy imbecil y le hago caso para confundiros aún más jejeje. Además, ella es paki y bueno me ha dado la esquizofrenia y he decidido incluirla en mi libro) 

espero no liaros muchoooo, bueno, ahora sí, ¿QUIEN QUIERE VER COMO SURGEN LAS LLAMAS DEL ENEMIES TO LOVERS ENTRE ROWAN Y EVELYNNN?

***

Iba a hacer que ese Blackwood de mierda llorara como un bebé.

En realidad, no sabía por qué había aceptado esa competición estúpida. La rabia y la adrenalina del momento, supongo. Pero ya lo había decidido. Iba a ser mejor que él. No iba a dejar que un mocoso como ese me hiciera menos. Que me pisoteara. No. Iba a ser yo la del zapato en su cara. Porque a final de curso, yo me llevaría la toga que ponía "mejor alumna" y él no.

No habíamos hablado de reglas ni nada específico, pero ambos lo entendimos. La cuenta atrás por ser el mejor había empezado. Y yo no iba a perder.

Tras la extraña pelea que habíamos tenido en el pasillo esa mañana, fuimos al fin al despacho del director sin mediar palabra. Como era de esperar, no nos expulsó, pero nos dijo que estábamos avisados, y que si volvía a pasar, estaríamos suspendidos el resto del día.

Cuando llegué a casa, como siempre, papá y mamá no estaban. Nada sorprendente. Seguramente estarían en otro largo viaje de trabajo del que ya ni siquiera me informaban. Solían hacer eso desde... desde que fui lo suficientemente grande como para entender que no me querían. ¿Cuándo fue eso? ¿A los cinco? ¿Seis? Ahora ya tenía casi dieciocho.

Ni siquiera fui a comer nada. Nada más llegar, subí a mi habitación, abrí el portátil, saqué las libretas, puse los apuntes en la mesa, y empecé a estudiar. Normalmente, me pasaba tres horas cada día estudiando. Más si había exámenes. Pero ese día creo que ya me había mentalizado que estaría allí toda la tarde. No quería dejarme nada. No habría ningún error. Acabaría todos los deberes y me estudiaría temas próximos para tener una base de lo que íbamos a hacer. Además, así conseguiría hacerme la lista delante del profe frente a temas que aún no habíamos estudiado. Sí. Eso ayudaría.

De alguna manera, había una guerra. Y pensaba ganarla.

Hacia las siete de la tarde empecé a sentir el cansancio del estudio. Como llegaba cada día a las tres a casa, ya llevaba cuatro horas estudiando, y se me empezó a hacer pesado. Estaba a oscuras en mi habitación con la única luz de la lámpara de mi escritorio. Tenía un paquete de galletas al lado y mil papeles de estudio para un examen de matemáticas que tendría en unos días. Y en el que sí o sí debía sacar mejor nota que Blackwood.

Me estiré en la silla y suspiré.

Fue entonces cuando oí el timbre.

Extrañada, porque sabía que mis padres no iban a ser, salí de mi habitación y bajé las escaleras. Cuando abrí la puerta, ya me estaba arrepintiendo.

La Noche Que Nunca Existió (Enemies-To-Lovers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora