Rowan

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—¡¡¿Cómo que no puedo ir al baile de invierno?!! —le grité con desesperación a mi madre.

Ella, cerrando la nevera de un golpe, se puso las manos en las caderas y me respondió con el mismo poco temperamento que tenía yo:

—¿Estás sordo, Rowan? No vas a ir al baile. Punto.

—¡No tienes derecho a hacerme esto! —le reproché, pasándome una mano por el pelo con frustración.

Porque ir al baile con Evelyn era lo único que me importaba en ese momento. Mientras pudiera ir allí con mi novia, el mundo se podía ir a la mierda ahora mismo y me importaría bien poco.

—Claro que lo tengo —reprochó ella—. Yo te digo que hagas algo. Y lo haces, porque soy tu madre. Punto.

—¡Pero es injusto!

—Eh, —puntualizó ella, señalándome con un dedo como si fuera a matarme con él—. Baja esos humos, chico, o te quedarás sin más cosas que no solo el baile.

—¡Mamá, pero escúchate! —me reí sin gracia—. ¡Eres una hipócrita injusta!

Eso pareció revolver algo dentro de ella, porque entonces, con una cara de cabreo horrible, dio unos pasos hacia mí que me hicieron darme cuenta de la realidad del asunto. De lo triste y lamentable que era todo.

Yo ya estaba vestido. Llevaba un traje completamente negro que me había dejado Asher. Me había estado preparando hasta que, al bajar a la cocina para comer algo, mamá me había preguntado qué estaba haciendo y al contárselo, se había negado rotundamente a dejarme ir al dichoso baile.

¿Lo peor?

Que quedaba menos de una hora para las ocho y yo no estaba dispuesto a dejar sola a Evelyn. Mucho menos, que pensara que la había abandonado. Por encima de mi cadáver.

Aun así, ese pensamiento no evitó que mi madre se acercara a mí con una cara de enfado que hacía tiempo que no veía en ella. Una cara de enfado que ni todo el dinero del mundo podría hacerla cambiar de opinión.

—¿Qué me acabas de llamar, Rowan? —gruñó—. ¿Hipócrita injusta, eh?

Suspirando con frustración, rodé los ojos y me pasé una mano por la cara.

—Lo siento, pero es verdad, mamá. Yo tengo prohibido ir al baile, ¿y a Asher le dejas ir? ¡Es totalmente injusto!

Mamá solo apretó más los labios.

—Esta decisión tampoco me gusta mucho. Créeme cuando te digo que me duele tanto como a ti quitarte las experiencias de la misma adolescencia que tienen los demás chicos de tu edad, pero eso es porque tú tienes que ser mejor que ellos, Rowan. Tienes que estudiar. Tienes que ser responsable y pensar en tu futuro.

—¡Ya pienso en él, mamá! ¡Pienso cada maldito día en él! —exploté—. ¿¡Además, por qué no piensa Asher también en él, eh!?

—Asher también piensa en su futuro. Le digo exactamente lo mismo que tú.

—Ya, claro —rodé los ojos—. Ahórratelo, mamá, lo he oído mil veces. "Yo soy más listo y responsable que Asher, así que tengo que ser yo quien piense en nuestro futuro".

—Rowan...

—¡Que piense él por una vez en el futuro y deje de ir a la fiesta para estudiar para ! ¡Que deje él de venir al maldito baile!

—¡Rowan! —exclamó mamá—. Dejo ir a Asher al baile porque él no tiene un examen importantísimo el lunes.

Rodé los ojos con frustración. No podía más. Eso tenía que ser una broma.

La Noche Que Nunca Existió (Enemies-To-Lovers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora