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Al despertar en cuarentena, ya estaba mejor pero aún no debía salir, sin embargo, ese estruendo me aturdió. Vi a Sasha salir apresurada, al igual que Maggie. Me levanté de la cama y las seguí, al tocar el sol con mi rostro, sentirlo quemar cada célula de mi rostro. Logré verlo, estaba allí con sus camiones y un tanque militar, habían millones de ellos rodeando la entrada de la prisión. Mire arriba y descifre que ese había Sido el estruendo;habían roto una torre de vigilancia.
Me acerque a dónde estaban los de mi grupo, mirando aquella escena que se me hacía conocida, la había visto en algún lugar.
Cuando enfoque la vista, lo ví de rodillas ante todos ellos, un escalofrío inundó mi cuerpo.

– ¿papá?- pregunte en un susurro, de pronto siento que tocan mi mano, me volteo y al ver que Daryl me daba un arma. Supe que todo esto era real y no parte de una terrible pesadilla.

Fijo mi mirada en mi padre y en las manos del gobernador, mientras yo tenía un arma escondida en mi espalda, apreté la mandíbula para no caer en desesperación al ver que mi padre estaba en peligro.
Cuando Rick salió a hablar con el gobernador, todos se quedaros mirando la escena, pero yo, yo estaba con la mirada en mi padre y Michonne que se encontraba a un lado de él.
Mi respiración era agitada, aún no creía esto, esto que alguna vez fue solo una pesadilla, estaba pasando.

No oía nada, solo veía los minutos pasar en aquel lugar, con la sangre hirviendo de fastidio por no poder hacer absolutamente nada. Rick no paraba de hablar con ellos, como si hubiese elección, de igual manera nos matarían, torturarian o incluso algo peor. No había algo peor, pero yo sabía que ese maldito descubriría algo peor que eso.

Él bajo de su tanque, y se dirigió a mi padre con la katana de Michonne, la puso sobre su cuello intentando darnos a entender algo; ya no había escapatoria o dejábamos el lugar o sufriríamos las consecuencias.
Aún así, no quite la mirada de mi pobre padre, jurando que si hubiera sabido que estaba en peligro. Hubiera apuñalado al gobernador hasta que todo su cuerpo deje de existir.
Mi padre, el que me enseñó que las personas más fuertes suelen ser las más débiles en un principio, el que me enseñó que el miedo no existe si no le permites que se apodere de tu mente, ese era...hershel Greene.

– mentiroso.- esa palabra me hizo reaccionar al instante, golpeé la reja con el arma que cargaba en mano, pero él ya había acabado con todo. Papá caía al suelo y yo me hundía en un profundo dolor.

– PAPÁ!- grite, desgarrandome la garganta, las lágrimas no tardaron en llegar mientras todos lamentaban haber perdido a mi padre. Disparaban, mataban, desde ese momento, mi objetivo se había hecho más que claro.
Un par de balas pasaban por al lado del gobernador, sin tocarle ni un pelo, mi sed de sangre aumentaba y ya no importaba si moría en el intento. Solo había pedido una cosa y esa era vivir en paz nuevamente, mientras el resto del mundo se iba al carajo, si, eso era lo único que pedía.

– ___ vamos!- Maggie me agarraba de la muñeca, intentando llevarme a un lugar más seguro, sus ojos también derramaban lágrimas de dolor al igual que los de la inocente beth...- ¡anda, hay que irnos de aquí! ¡Rápido!- deje de disparar y corrí con ellas detrás de unas plantaciones, apenas llegamos allí, disparamos sin parar hasta que beth anuncio que se quedó sin municiones.

– ¡Ve, yo te cubro!- gritaba una vez más mi hermana mayor, aún disparando.

Miró a los lados, buscando una respuesta para todo esto, nada valía la pena después de todo. Lo que pasamos para llegar aquí, la gente que perdimos.
Al ver caer el cuerpo de uno de los habitantes de la prisión, desperté de ese trance y Maggie me volvía a agarrar del brazo.

– ¡despierta!, ¡hay que ir por los demás y subir al autobús!

Volvíamos a correr por nuestras vidas, íbamos agachadas entre distintos lugares sin detenernos ni un segundo,
Solo queriamos llegar al autobús e irnos de esta purga lo antes posible, Beth y Maggie se encontraron en el camino, cuando ví que se alejaban dejándome allí, decidí no ir con ellas y seguir luchando.

𝐍𝐎 𝐓𝐈𝐌𝐄 𝐓𝐎 𝐃𝐈𝐄 / (𝐃𝐀𝐑𝐘𝐋 𝐃𝐈𝐗𝐎𝐍 𝐘 𝐓𝐔́) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora