CAPÍTULO 36

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Anna

Después de salir del hospital regresamos a la villa en el helicóptero. No podía dejar de admirar la vista. Al llegar recorrí todo el lugar nuevamente; aunque lo había recorrido muchas veces, era como si todo cobrara vida a mi alrededor.

Era más del medio día cuando estaba en la orilla del lago admirando la belleza irreal del lugar. Su olor llegó a mí antes que su cuerpo. 

—¡Te encontré! —me dice Yoongi, abrazándome desde atrás y besando mi cuello

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—¡Te encontré! —me dice Yoongi, abrazándome desde atrás y besando mi cuello. 

—¡Todo me parece tan hermoso! —le digo aceptando su abrazo. 

—¿Incluso yo? —pregunta serio. 

Me volteo para quedar frente a él. 

—¿Te causa inseguridad? —le preguntó sin rodeos. Él sonríe. 

—Claro que no —dice seguro de sí mismo—. Es el premio por haber superado algo que quiso acabar conmigo y no lo logró. 

—Así es. —le digo mientras beso la línea de su cicatriz. 

—Eso es lo que buscaba —admite sonriendo. 

—No tienes que hacerte el inseguro para obtenerlo. —le confirmo. 

Él me mira a los ojos por un segundo y desvía la mirada hacia otro lugar de mi rostro. Me he dado cuenta que hace eso seguido; pienso que aún no se acostumbra a mi mirada. Pero no lo menciono. 

—Quiero que celebremos esta noche —me dice de repente. 

Sentí un cosquilleo de anticipación recorrer mi cuerpo. 

—¿Algo especial? —preguntó coqueta. 

—Una cena romántica —respondió él—, solos tú y yo, en la ciudad. Estaba pensando viajar en auto para que veas el paisaje desde tierra. Pero tenemos que salir ahora si queremos llegar a tiempo.

El trayecto hasta la ciudad fue ligero y lleno de risas. Conversamos sobre trivialidades, pero también compartimos momentos profundos que habíamos vivido. 

Al llegar a la ciudad fuimos a su apartamento. Me condujo a la terraza donde las luces tenues creaban un ambiente acogedor. La mesa estaba elegantemente puesta con velas encendidas y flores frescas que llenaban el aire con un aroma dulce.

—Wow, esto es hermoso —dije admirando el esfuerzo que él había puesto en cada detalle.

—Solo lo mejor para ti —respondió mientras servía vino en dos copas. - Espero que tengas hambre. 

 

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