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CAPITULO 21

Han. (Días después de la muerte de su padre).

Todo está saliendo de acuerdo a mi plan. Padre, ya no está para regalarle a Reachel lo que me pertenece por derecho.

Cuando llegó aquel día a nuestra casa con esa niña de ojos cafés, no se me ocurriría que todo pasaría como hasta ahora. Siempre me llevé de maravilla con Reachel, era un sueño hecho realidad, siempre deseé tener una hermanita con quien jugar, ya no estaría solo.

Padre casi nunca estaba en casa; siempre viajaba y nos dejaba solo con el mayordomo por semanas. Me entristeció tanto cuando nos separamos en nuestra adolescencia. Hasta que comencé a darme cuenta de algunas cosas.

Padre no dejaba de hablar de lo buena que ella era en todo lo que hacía. Yo me esforzaba para estar a su altura, pero no parecía sobresalir nunca. Lo que recibía de él eran exigencias en vez de halagos. A pesar de que él vivía conmigo, nunca lo vi sonreír tanto como cuando la visitaba y se quedaba unos días con ella.

Fue cuando empezó a darme ciertas responsabilidades en la corporación que le demostré lo bueno que puedo llegar a ser. Hacía todo lo que fuera necesario para complacerlo y ganarme su respeto. Y todo iba bien hasta que aparecieron esos inútiles a meter sus narices donde no los llamaron. Perdí un cargamento potencial porque ellos se acercaron demasiado. Y todo se fue al carajo.

Padre se puso furioso; debía arreglarlo. Me amenazó con darle la corporación a Reachel si no lo solucionaba. ¿En serio? A Reachel? ¿No sabía absolutamente nada de los negocios? Yo amaba mucho a Reachel, y aunque ella podría ser muy buena en muchas cosas, nunca tendría la doble moral para enfrentarse a esto. Por sus venas no corría la sangre Harrington.

Fue allí cuando comencé a trazar mi plan. No dejaría que Reachel se quedara con lo que es mío. Mi padre me mostró quienes intervinieron el cargamento. No fue tan difícil dar con ellos; después de todo tenían esa enorme flota de aviones alrededor del mundo que los hacía muy visibles. Además, mi padre había requerido de sus servicios de transporte en algunas ocasiones. Pero eran extremadamente cuidadosos en lo que hacían; no sé cómo mi padre supo que fueron ellos.

Fue entonces cuando se me ocurrió la grandiosa idea de matar dos pájaros de un solo tiro. Reachel era bastante impulsiva y amaba tanto a mi padre que no dudaría en vengarse si él aparecía muerto y alguien la guiaba directamente al asesino. Y por supuesto ella no se iba a detener hasta acabar con el último de ellos; con suerte terminaría muerta también sin tener que usar mis manos. Pero en caso de que no fuera así, ya tenía algo en mente para ella. Y gracias a que por alguna razón padre se encargo de no mostrarla nunca ante el mundo como su hija no la iban a relacionar conmigo.

No sentí ningún remordimiento al asesinar a mi padre. De hecho, fue demasiado fácil debido a que ya era bastante mayor. Lo difícil fue más bien jugar al papel del hijo dolido ante Reachel y ante el mundo. Incluso algunos de ellos asistieron al funeral. Unos días después del funeral la busque y le entregue el sobre con la foto de ellos. Su reacción fue la que esperaba; en su mirada pude ver cómo se cocinaba la sed de venganza que necesitaba; pensé que por su impulsividad iría directo a acabar con ellos, pero me confié demasiado. Alguien me traicionó.