20: Apassionata

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Por un momento, el silencio fue abrumador y solo se escuchaban las risas, música y canciones, Draco miró severamente a Hermione quien rechinaba los dientes y tenía ganas de clavarle los tacones de sus zapatos… aunque maldijo el perfume embriagador que despedía ese hombre.

-¿Dices que el oro es por lo de mi tía abuela?

-¡Pero que enterado estás de que hace tu único pariente vivo! ¡Casi la ponen de patitas en la calle en su casa de reposo y tú ni en cuenta!

-¡Está en Alemania!

-¡Pensaste, Dios es grande! ¡Quiero mi dinero para irme a Londres de inmediato! – Gruñó la castaña - ¿Dónde te hospedas?

-Casualmente en el mismo hotel donde tú estas – Bufó

-¡Bien! – se dio la vuelta y comenzó a avanzar notando que estaba cerca, entró como bólido y esperó a que el subiera para seguirlo, el rubio aún estaba confuso con lo de su tía abuela, pero subió automáticamente a su habitación y sacó una bolsa de monedas

-¿Cuánto es? – Preguntó

Ella dijo el precio y el le dio una bolsita de cuero con la cantidad exacta, se la guardó en su ropa, por otro momento, Hermy sintió que algo la detenía, que le impedía caminar…

-¿Y donde dejaste a Víctor Krum?

-¿Y yo que voy a saber? ¡Ahora que recuerdo, me acusaste de irme con el! Que yo sepa con el único hombre con el que me he ido es con Vadir Marx, mi editor…

-¡La recepcionista me dijo que te habías ido con Víctor Krum!

-¡Pues es una estúpida mentirosa! ¿Y que me dices de ti? ¿Quién era esa tipa?

-No es mi novia, mi amante, prometida ni nada parecido – Masculló, fue a decirme que mi tía había desaparecido y tuve que viajar de urgencia para buscarla ¡Y te dejé una nota!

-Si, una nota en blanco

-No estaba en blanco… ¡Ahí te explicaba que te hablaría y cuando lo intenté hacer te habías ido! ¡No pensaba, estaba preocupado porque mi abuela ya no estaba en Florencia!

-Pero… pero… ¡la hoja no tenía nada escrito! – chilló

-Maldita sea…

-¡Y te vine a buscar como una idiota, estuve en Roma, en Florencia, pasamos por Verona! ¡Solo para que me pagaras mi oro! ¡Dejé todo por seguir tu rastro! ¡Porque tu no pudiste mandarme una carta!

-¿Todo eso hiciste por buscarme? – Pregunto en un tono de satisfacción

-¡Y me embriagué en Florencia por probar unas copitas de vino! – Espetó la castaña

-Suficiente – dijo el rubio y se acercó a ella – Creo que nos engañaron a los dos y no se porque razón… a lo mejor la recepcionista te odia porque sabe que te hice mía, a lo mejor no puede creer que un hombre de mi clase como yo, lo logre seducir una mujer con tan mal carácter como el tuyo

-¡JA! – Gruñó

-Hermione – Susurró y le sostuvo las mangas de los hombros, bajándolas lentamente, descubriendo sus hombros, ella se puso tensa cuando el bajó su rostro y le besó despacio, palmo a palmo, sonando cada beso que le daba.

Con más fuerza, siguió bajando las mangas, jalando la pechera del vestido, enterrando sus dedos y rompiendo el vestido, descubriéndola, fue que ella reaccionó.

-¡Draco, este vestido es rentado!

-Lo pagaré – Murmuró mientras comenzaba a pasar sus manos, acariciando todo a su paso, ella jadeó y cerró los ojos por un momento, sintiéndose mareada de repente al sentir las manos del rubio pasar por sus senos y sus hombros en un suave masaje erótico, delineó de nuevo con sus dedos su cuello y su espalda, aquella que lo volvía loco, su espalda desnuda…

¡Rétame... y después... ámame!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora