☆Star Love☆| Hwang Hyunjin y Tu

⭐ 38 : ¡No seas tan lindo!

— Así que, ¿estas saliendo con Hyunjin oficialmente? — mascullo Young-Soo.

— ¡Si! — sonrió recordando al chico — Realmente estamos saliendo.

Aun no se creía que aquello fuera real, nunca había tenido un amor así de lindo que fuera correspondido.

Solo Ji-ho, pero en él no aplicaba en lo lindo.

Que Hyunjin sintiera lo mismo que ella se le hacía tan surrealista que simplemente no podía terminar de creérselo. Era como si estubiera atrapada en un lindo sueño, uno del que no quería despertar.

Al estar juntos las risas no terminaban y se sentían completos el uno con el otro.

No sabía como explicarlo del todo.

Pero estaba segura de que Hyunjin la quería por lo que era realmente, podía ser ella misma con él y Hyunjin simplemente sonreiria y continuaría con sus pequeñas locuras.

Hyunjin también se podía sentir libre con ella, era como si solo ambos pudieran entenderse.

— Pareces muy feliz — comentó su amiga —, me alegra.

— Es que Hyunjin es...

— ¡Lo se, lo se! ¡No tienes que repetirlo más! — se quejó Young-Soo — ¡Has estado todo el fin de semana diciendolo!

Mi-so río y volvió a trabajar.
Hizo unas entregas antes de volver a donde Young-Soo.

— ¿Y donde esta ahora Hyunjin? — pregunto su amiga — Usualmente viene a esta hora.

— ¡Ah! Tuvo que ir a Busan junto con Stray Kids — explicó Mi-so —. Me quería llevar con él, pero yo tengo que atender el café.

— ¡Oooh! Mi jefa es responsable — bromeó Young-Soo.

— Lo se, soy la mejor — continuó Mi-so moviendo su cabello de forma exagerada.

Ambas rieron y continuaron con el trabajo.

Mi-so extrañaba a Hyunjin, a pesar de que siempre había veces que no iba al café, estaba acostumbrada a que llegará con sus bromas alocadas.

Aun así sonrió recordando lo que habían hecho en su primera cita en la playa.

¡Pero debía bajar de las nubes!
¡Tenia trabajo que hacer!

— ¡Un americano frío y un frappé por favor! — pidió la clienta — Que sea para llevar.

— ¡Enseguida!

Comenzó a servir los cafés en los respectivos recipientes y cuando todo estubo listo volvió al mostrador llamando a las chicas que habían hecho aquel pedido.

Se acercaron rápidamente y dieron las gracias.

— No hay de que, que lo disfruten — sonrió Mi-so.

— ¡Gracias! ¡Que amable!

La cliente miro alrededor, balanceadose hacia enfrente y hacia atrás sobre sus puntas, como esperando que algo pasará.

— ¿Sucede algo? — preguntó frunciendo un poco el ceño.

— Para nada, para nada — titubeo un momento y con un ligero sonrojo volvió a hablar —. Disculpe, ¿puedo hacerle una pregunta?

— Adelante — envolvió algunas galletas y le prestó más atención a la chica.

— Pues... — volvió a titubear — ¿donde esta el chico que a veces viene al café para ayudar?

Mi-so sintió aquello como si le pagaran un zape con un sartén.

— ¿Cómo?

— ¡El chico lindo con un lunar bajo su ojo! — intervino la otra chica.