Habla en español

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Consejo: Carlos

 
Efectividad: Con esperanzas

 
Contras: No se hablar mexicano

Después de hablar con Carlos y recibir su consejo, decidí aprender español. No solo sería un gesto de respeto hacia su cultura, sino también una forma de comunicarme con él en su lengua materna y que esté hablará más conmigo.

Así que contraté a una instructora de español, una mujer paciente y amable llamada Marta. Nos reuníamos todos los días después de los entrenamientos y carreras, y yo me esforzaba al máximo para aprender. Al principio, las palabras se me enredaban en la lengua, y la gramática me parecía un laberinto, pero poco a poco, comencé a entender y hablar con más fluidez.

Marta me enseñó frases útiles y básicas para iniciar una conversación, y algunas expresiones comunes que pensé podrían impresionar a Checo. Practicaba en mi habitación del hotel, repitiendo las frases una y otra vez frente al espejo.

Finalmente, llegó el día en que decidí poner en práctica lo que había aprendido. Encontré a Checo en el paddock, revisando algunos datos en su tablet. Con el corazón latiendo con fuerza, me acerqué y, con toda la confianza que pude reunir, comencé a hablar.

Hola, Checo. ¿Cómo estás? ─dije, esforzándome por pronunciar cada palabra correctamente.

Checo levantó la vista y sonrió, claramente sorprendido.

Hola, Max. Estoy bien, gracias. ¿Y tú? ─respondió en español.

Sentí un alivio inmediato al ver que había entendido mi saludo. Sin embargo, cuando intenté continuar la conversación, las cosas se torcieron rápidamente.

Estoy bien. Quería... hablar contigo sobre... el gato en la biblioteca y... los zapatos de queso ─dije, intentando recordar las frases que había practicado.

Checo parpadeó, claramente confundido. Luego, una sonrisa divertida se dibujó en su rostro.

─¿El gato en la biblioteca? ─preguntó, tratando de contener la risa.

Sí... y los zapatos de queso... ─respondí, sintiéndome cada vez más perdido.

Checo soltó una carcajada y se cubrió la boca con la mano.

─Max, creo que te has confundido un poco con las palabras ─dijo entre risas. ─Dijiste que querías hablar sobre el gato en la biblioteca y los zapatos de queso─, me tradujo lo que dije.

Me sentí completamente humillado. Mi intento de hablar español había resultado en un galimatías sin sentido. Me disculpé rápidamente y me alejé, sintiendo que todo mi esfuerzo había sido en vano.

Determinado a no rendirme, busqué otra manera de mejorar mi español. Empecé a ver videos de mexicanos hablando, tratando de captar su ritmo y entonación.

Después de varios días de práctica intensiva, me sentí listo para intentarlo de nuevo. Esta vez, armado con nuevas palabras y expresiones, me acerqué a Checo en el comedor del equipo.

─¡Hola, Checo! ─dije con entusiasmo─. ¿Cómo está el pinche gato igualado?

¿Qué?

Si, vete a chingar a tu madre.

¿De dónde aprendiste eso?, preguntó, pero no entendí, así que improvise.

Vete a la verga, por lo que sabía era una frase muy común o eso deduje por los videos que vi.

Checo levantó la vista, sorprendido, y luego estalló en carcajadas. Varios miembros del equipo también se volvieron a mirar, claramente entretenidos por mi intento.

Guía para enamorar a Checo Pérez || Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora