Consejo: Oscar
Expectativa: Altas. No soy celoso 🤭
Contras: No soy bueno disimulando.
Besar a Checo se había convertido en mi actividad favorita, sin importar dónde estuviéramos. Cada beso era un recordatorio de lo afortunado que era de tenerlo en mi vida. No importaba si estábamos en una fiesta o en el paddock, siempre encontraba una oportunidad para robarle un beso.
Esa noche, estábamos en la fiesta de Yuki. La música vibraba a nuestro alrededor y las luces parpadeaban en colores brillantes. Todos estaban disfrutando, pero yo estaba más concentrado en Sergio. Estábamos sentados en un rincón relativamente apartado, y yo lo tenía en mi regazo, sus labios presionados contra los míos.
—Por favor, déjense de tragar —exclamó Charles, pasando junto a nosotros con una expresión de falsa exasperación—. Max, ya sabemos que es tuyo. Déjalo disfrutar la fiesta de Yuki.
Ni Sergio ni yo le hicimos caso. La fiesta estaba en pleno apogeo, y aunque todo el mundo se divertía, yo me divertía más con los labios de Sergio. Su sabor, su suavidad, cada beso era una pequeña descarga de felicidad que no podía evitar buscar una y otra vez.
—Creo que Charles tiene razón—, se despegó de mi.
—No es cierto —, lo volví a besar.
—Max, creo que debemos parar. Debemos integrarnos—dijo Sergio, separándose un poco de mí y bajándose de mi regazo.
—Pero...
—Pero nada —me interrumpió con una sonrisa, dándome un último beso antes de levantarse—. Disfruta la fiesta.
Lo vi caminar hacia el grupo donde estaba Yuki, felicitando al anfitrión de la noche. Rodé los ojos, divertido. No necesitaba abrazarlo todo el tiempo para saber que era mío, pero me gustaba sentirlo cerca, saber que estaba a mi lado.
Decidí levantarme y unirme al grupo también. Checo estaba hablando con Yuki y algunos otros pilotos, riendo y bromeando. Su risa era contagiosa, y no pude evitar sonreír al verlo tan feliz. Me acerqué a él, deslizando mi brazo alrededor de su cintura y dándole un beso en la mejilla.
—¿Disfrutando la fiesta? —le pregunté.
—Sí, mucho. ¿Y tú? —respondió, mirándome con esos ojos que siempre lograban calmarme.
—Definitivamente ahora sí —dije, sintiendo una oleada de felicidad.
El resto de la noche pasó en un borrón de risas, música y besos robados. Cada vez que encontraba un momento, me inclinaba hacia Checo y le daba un beso, a veces en los labios, a veces en la mejilla o en la frente. No me importaba si alguien nos veía. Si alguien nos pillaba, era su culpa, no la nuestra. Nosotros estábamos en nuestro pequeño mundo, disfrutando de cada segundo juntos.
Desde que Sergio y yo habíamos empezado a estar juntos, no podía evitar sentir una punzada de celos cada vez que alguien se acercaba a hablar con él. Era irracional, lo sabía, pero la idea de que alguien más pudiera atraer su atención me ponía nervioso. No trataba de disimularlo; de hecho, era bastante obvio. Incluso en las entrevistas, mi mente divagaba, siempre buscando a Sergio con la mirada, asegurándome de que estuviera bien y de que nadie se acercara demasiado o cuando hablaba con alguien que no era yo, siempre iba y marcaba mi territorio.
Hubo una ocasión en particular durante una rueda de prensa que me quedó grabada. Estábamos sentados en una larga mesa, rodeados de periodistas y cámaras, y mi atención estaba dividida entre las preguntas que me hacían y Sergio, que estaba sentado a unos pocos lugares de distancia, riendo con Charles que parecía estar disfrutando demasiado de su compañía.
—Max, ¿puedes decirnos cómo te sientes acerca de la próxima carrera? —preguntó uno de los periodistas.
—Uh, sí, claro —empecé, pero mis ojos seguían fijos en Sergio—. Estoy... estamos... eh...
El periodista frunció el ceño, claramente esperando una respuesta más coherente. Tragué saliva y traté de concentrarme.
—Estamos trabajando duro y creo que podemos tener un buen desempeño —dije rápidamente, volviendo a mirar a Sergio.
Al final de la rueda de prensa, Sergio se acercó a mí, con esa sonrisa que siempre lograba calmarme.
—Estabas muy distraído hoy —dijo con un tono divertido, aunque sus ojos mostraban una leve preocupación.
—Lo siento, es solo que... —vacilé, no quería sonar patético—. No me gusta cuando otros se acercan tanto a ti.
Sergio rió suavemente y tomó mi mano.
—Max, no tienes de qué preocuparte. Estoy aquí contigo, ¿recuerdas? —dijo, mirándome a los ojos—. Nadie va a cambiar eso.
Sus palabras me daban una sensación de seguridad que pocas cosas podían ofrecerme. Cada vez que los celos amenazaban con nublar mi juicio, él estaba ahí, recordándome que no tenía nada de qué preocuparme.
Había otro momento durante una fiesta post-carrera donde me vi atrapado por los celos una vez más. Sergio estaba hablando con uno de los ingenieros, y aunque la conversación parecía completamente inocente, no pude evitar sentirme desplazado. Caminé hacia ellos, intentando no parecer desesperado.
—¿Te diviertes? —le pregunté a Sergio, interrumpiendo la conversación.
—Sí, estaba hablando sobre la carrera con Mark —dijo, sonriendo.
—Los dejo solo —intervino Mark, dándome una mirada comprensiva antes de irse.
Cuando nos quedamos solos, Sergio se acercó y puso una mano en mi mejilla.
—No necesitas estar celoso, Max. Estoy contigo porque te amo, no porque alguien más pueda llamar mi atención por unos minutos —dijo suavemente.
—Lo sé, es solo que... no puedo evitarlo a veces —admití, sintiéndome un poco avergonzado.
—Te amo, Max. Y eso no va a cambiar —dijo, acercándose para darme un beso que disipó todas mis dudas.
Esos momentos de celos y ansiedad eran difíciles, pero cada vez que Sergio me aseguraba su amor, me sentía más fuerte.
Efectividad: Nunca celen a sus parejas, es malo. A menos que tu pareja sea un viejo sabroso mexicano que está hecho para ti y que nadie más puede tocar. 😘
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Guía para enamorar a Checo Pérez || Chestappen
أدب الهواةDónde el tímido neerlandés intenta de todo para conquistar a Sergio Pérez con los consejos de sus amigos.