Consejo: Una chica de tiktok.
Expectativa: Esperar a que me extrañe.
Contras: Que no lo haga.
Me encontraba sumido en la frustración, buscando desesperadamente una solución. Navegando en TikTok, encontré un vídeo sobre la técnica del "contacto cero". El vídeo explicaba que a veces alejarse de alguien podía hacer que esa persona valorara tu presencia y se diera cuenta de lo importante que eras para ellos. Aunque estaba escéptico, decidí darle una oportunidad.
Comencé el contacto cero de inmediato. Ignoré los mensajes de Checo y evité cualquier interacción con él. Al principio, fue difícil. Cada vez que veía su nombre en la pantalla de mi teléfono o escuchaba su voz en los pasillos, sentía una punzada de arrepentimiento. Pero me mantuve firme, convencido de que esto podría ser la clave para cambiar las cosas.
Los primeros días fueron los más duros. Cada vez que Checo me buscaba, yo me mantenía distante y cortante. A medida que pasaban los días, comencé a notar que Checo parecía más reservado, menos sonriente. Esto solo intensificaba mi dolor y mi preocupación. Me preguntaba si estaba haciendo lo correcto o si estaba empeorando la situación.
Al tercer día, mientras caminaba por los pasillos del equipo, noté que Checo parecía aún más afectado. Había una expresión de incomodidad en su rostro y una sensación palpable de que algo estaba mal. Me sentía culpable por mi actitud, pero sabía que no podía dar marcha atrás.
Fue entonces cuando Checo se acercó a mí en la sala de descanso, donde estaba sentado solo, mirando al vacío. Parecía estar buscando las palabras, y al verme, sus ojos se llenaron de una mezcla de tristeza y confusión.
—Max —dijo con una voz suave—. Necesito hablar contigo.
Me levanté, sintiendo el nudo en el estómago. Sabía que este momento había llegado, y la realidad de lo que había hecho comenzaba a hundirse en mí.
—Claro, Checo —dije, tratando de mantener la calma.
Checo me llevó a un rincón más tranquilo del edificio. Había una tensión en el aire, y sentía cómo mi corazón latía con fuerza. No estaba seguro de qué esperar, pero la preocupación por su bienestar era palpable.
—Max, ¿por qué has estado evitándome? —preguntó finalmente, con una mezcla de frustración y tristeza en su voz.
Me quedé en silencio por un momento, sin saber exactamente qué decir. No quería admitir que había estado siguiendo un consejo que había encontrado en internet. Pero vi el dolor en sus ojos y sentí que debía ser honesto.
—No sé cómo decir esto, Checo —empecé, tratando de encontrar las palabras adecuadas—. Solo estaba un poco distraído —, mentí y él pareció notarlo.
Checo me miró fijamente, y su expresión se suavizó un poco. Pude ver que estaba herido por mi actitud, pero también había un destello de comprensión en sus ojos.
—Max, no entiendo lo que pasa. Un día eres tan amable conmigo otro día solo me ignoras. ¿Acaso no te caigo bien?— cuestionó, su voz temblando ligeramente.
Me acerqué a él, sintiendo una ola de arrepentimiento. No había querido herirlo, solo estaba desesperado por encontrar una manera de acercarme a él. Mi corazón se apretó al ver su tristeza.
—Lo siento mucho, Checo. Nunca quise que te sintieras así. Por supuesto que me agradas—dije, mi voz cargada de emoción—. Solo que aveces, soy un idiota tratando de arreglar las cosas de la peor manera posible.
Checo me miró con una mezcla de tristeza y alivio. Sin pensarlo, me acerqué y lo envolví en un abrazo. Él se quedó inmóvil por un momento, sorprendido por el gesto, pero luego correspondió el abrazo con suavidad.
El contacto cero había funcionado, aunque no de la manera que esperaba. En lugar de acercarme a él de la forma en que había imaginado, me encontré tratando de reparar el daño que había causado. Pero en ese abrazo, sentí una chispa de esperanza.
Cuando nos separamos, Checo me miró con una mezcla de comprensión y gratitud.
Desde ese día, noté un cambio en su actitud hacia mí. Comenzó a buscarme más, a iniciar conversaciones y a invitarme a actividades que antes no habíamos compartido. La barrera que había construido entre nosotros parecía desmoronarse, y me encontraba cada vez más cerca de él.
Una tarde, Checo me invitó a ver una película en su habitación. La invitación era casual, pero para mí, era un gran paso. La idea de pasar tiempo a solas con él, sin el peso de mis errores pasados, me llenaba de esperanza. Me preparé con entusiasmo, eligiendo cuidadosamente una película de terror que había visto en internet como una opción entretenida para la noche.
Cuando llegué a su habitación, Checo ya había preparado el lugar: el sofá estaba cubierto con cojines y mantas, y las luces estaban atenuadas, creando un ambiente acogedor. Me sentí un poco nervioso, pero intenté no mostrarlo. Nos sentamos juntos en el sofá, y mientras la película comenzaba, intenté actuar con naturalidad.
La película avanzaba con una serie de sustos y escenas inquietantes, y observaba atentamente a Checo para ver su reacción. A pesar de las intensas escenas de terror, Checo parecía completamente imperturbable. Su rostro estaba relajado, y no había ni una pizca de miedo en sus ojos.
En contraste, yo estaba al borde de mi asiento, tensando los músculos en anticipación de cada momento aterrador. Aunque traté de mantenerme firme, no pude evitar saltar en el sofá cada vez que la música de la película indicaba que se avecinaba un susto. Checo, a pesar de parecer tranquilo, notó mi incomodidad.
En una de las escenas más aterradoras, donde un oscuro espíritu aparecía en pantalla, me sobresalté tanto que me aferré a la manta y a Checo. Sin querer, dejé escapar un grito ahogado. Sentí su risa suave a mi lado, y eso me hizo sonrojar. En un intento de disfrazar mi nerviosismo y acercarme más a él, me acurruqué más cerca.
—¿Te asustaste, Max? —preguntó Checo, con una sonrisa en su voz.
—No es nada —respondí, tratando de sonar casual mientras seguía abrazado a él—. Solo... estaba un poco tenso.
Checo no insistió más, pero su risa y la forma en que me miraba me hicieron sentir más cercano a él. Aproveché el momento para colocar mi brazo alrededor de sus hombros, buscando ese contacto físico que me había eludido durante tanto tiempo.
Mientras la película avanzaba, me aprovechaba en cada momento de susto para acercarme a él y él no parecía inmutarse.
Al final de la película, Checo se estiró y se acomodó junto a mí, su brazo reposando cómodamente sobre mis hombros.
—¿Te gusto?—, le pregunté sin quitar mi brazo de él.
—Me gusto—, sonrió quitando su brazo de encima mío.
Cuando nos levantamos al final de la noche, Checo me miró con una sonrisa genuina.
—Me alegra que vinieras, Max. Fue una buena noche —dijo.
—Sí, lo fue —respondí, sintiendo una sonrisa sincera en mi rostro. —Me gustaría repetirlo —, dije con valentía.
—Cuando quieras.
Mientras nos despedíamos, me sentí más esperanzado que nunca.
Efectividad: 10000000%
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Guía para enamorar a Checo Pérez || Chestappen
FanfictionDónde el tímido neerlandés intenta de todo para conquistar a Sergio Pérez con los consejos de sus amigos.