Consejo: De mi para mí
Expectativa: Siempre lo soy.
Contras: No sé qué hacer
La sensación de haber ganado el primer lugar en el podio era indescriptible. Había trabajado duro durante toda la temporada, enfrentado desafíos y superado obstáculos, y ahora estaba aquí, en la cima. Mi corazón latía con una mezcla de adrenalina y euforia mientras me dirigía hacia el podio, donde el trofeo esperaba.
El bullicio de la multitud, el brillo de las cámaras y el sonido de los cánticos me envolvieron mientras subía a lo alto del podio. Alzando el trofeo por encima de mi cabeza, dejé que el triunfo me inundara. Pero en medio de todo esto, había una sola persona en mi mente: Checo.
No podía esperar para compartir este momento con él. Mientras el champagne rociaba por el aire y los gritos de celebración llenaban el ambiente, mi mirada buscó entre la multitud. Finalmente, vi a Checo en un rincón, su rostro iluminado por una sonrisa orgullosa. Sentí una oleada de gratitud y emoción, y mi decisión fue instantánea.
Corrí hacia él luego de bajar del podio, sin pensar en nada más que en la necesidad de compartir mi alegría con él. No me importó el desorden, ni el tumulto a mi alrededor. Solo quería abrazarlo, expresar lo que significaba para mí que estuviera allí para ver mi victoria.
Cuando llegué a donde estaba Checo, lo envolví en un abrazo apretado. Mi impulso y emoción hicieron que mi abrazo fuera más fuerte de lo que había planeado. Checo, inicialmente sorprendido, se quedó rígido por un momento antes de corresponder el abrazo, envolviéndome en sus brazos con una calidez que me hizo sentir aún más eufórico.
Sentí su respiración en mi cuello y el latido de su corazón, y por un momento, todo lo demás desapareció. La multitud y el ruido del podio se desvanecieron. Solo estábamos él y yo en ese abrazo sincero. No dijimos nada; no era necesario. La conexión que compartíamos en ese instante decía más que cualquier palabra.
Finalmente, nos separamos, y Checo me miró con una sonrisa genuina y orgullosa. Su mirada era de admiración y complicidad, y eso me hizo sentir aún más feliz.
—Felicitaciones, Max —dijo con una voz cálida.
—Gracias, Checo —respondí, sintiendo que las palabras no podían capturar todo lo que quería expresar—. No podría haberlo hecho sin tu apoyo.
El resto de la celebración pasó en un torbellino de emociones y aplausos, pero en mi mente, ese abrazo con Checo fue el momento más significativo. Era la culminación de todo lo que había trabajado y esperado. No solo había ganado una carrera, sino también un gran abrazo de Checo, el mejor premio de todos.
Desde aquella carrera en la que me consagré en el primer lugar, las victorias comenzaron a acumularse, una tras otra. No era solo el brillo de los trofeos ni el rugido de la multitud lo que me mantenía motivado, sino algo mucho más personal y significativo. Cada vez que cruzaba la línea de meta en primer lugar, sabía que lo mejor estaba por venir: el abrazo de Checo.
Cada carrera se convirtió en una búsqueda de ese momento, un instante que para mí significaba más que cualquier reconocimiento. El circuito y los desafíos que enfrentaba en la pista palidecían en comparación con la anticipación de ese abrazo reconfortante.
En cada podio, mientras el champagne rociaba el aire y los flashes de las cámaras iluminaban el escenario, mi mirada se dirigía automáticamente hacia el rincón donde Checo solía estar. El caos de la celebración se desvanecía mientras me acercaba a él, y sentía cómo mi corazón se aceleraba con cada paso que daba.
Checo siempre estaba allí, con una sonrisa que parecía iluminar todo el entorno. Su mirada de orgullo y admiración era lo que más valoraba. Cuando llegaba a su lado, no había palabras necesarias. Solo me lanzaba hacia él, envolviéndolo en un abrazo que era al mismo tiempo apasionado y lleno de gratitud.
Las sensaciones de esas victorias se volvían borrosas ante la claridad de esos abrazos. No importaba cuán grande fuera la carrera, cuán impresionante fuera el trofeo. El verdadero premio estaba en esos momentos en los que sentía su cuerpo cálido contra el mío, sus brazos rodeándome con una fuerza que transmitía más de lo que las palabras jamás podrían.
A medida que la temporada avanzaba, los abrazos se convirtieron en una rutina, pero nunca perdieron su significado. Cada victoria era una oportunidad para sentir esa conexión especial. La manera en que Checo me sostenía, el calor de su cuerpo y el ritmo de su respiración, todo se convertía en una celebración íntima entre nosotros, un reconocimiento mutuo de los desafíos superados y el apoyo constante.
Incluso cuando las cosas no salían según lo planeado en la pista, sabía que al final de la carrera, el abrazo de Checo era una certeza reconfortante. Su apoyo se convirtió en mi mayor motivación, una fuente de energía que iba más allá de los trofeos y las medallas.
La temporada estaba llegando a su fin y, con cada victoria, el abrazo de Checo se había convertido en mi mayor recompensa.
Pero esa tarde, mientras celebrábamos otra victoria en el paddock, algo cambió.
Charles y Lando me miraron con sonrisas en los rostros, pero noté algo en sus expresiones que me hizo cuestionar si estaban realmente felices por mí. Sus sonrisas parecían forzadas, y un nudo comenzó a formarse en mi estómago.
—¿Qué pasa? —pregunté, buscando entender por qué no compartían mi alegría—. ¿No están emocionados por esto?
Charles se encogió de hombros y dijo con cierta vacilación:
—Max, hay algo que deberíamos decirte. Hemos escuchado rumores en el paddock. Al parecer, Checo está saliendo con Fernando.
Las palabras cayeron sobre mí como un balde de agua fría. Mi mente se quedó en blanco mientras trataba de procesar la noticia. ¿Checo con Fernando? No podía ser verdad. Había pasado tantas horas esperando esos abrazos, esos momentos de conexión sincera, y ahora todo parecía desmoronarse.
—¿Qué? —pregunté con la voz temblorosa—. ¿Cómo es eso posible?
Lando asintió con la cabeza, confirmando la noticia con una expresión que reflejaba su propia sorpresa y preocupación.
—Sí, lo escuchamos de un par de fuentes confiables. No queríamos decírtelo así, pero es la verdad.
El impacto de la noticia me dejó abatido. Sentí que el suelo se desmoronaba bajo mis pies, y la euforia que había sentido en cada victoria se desvaneció rápidamente. Me sumergí en una profunda depresión, sintiendo que todas mis esperanzas y sueños se habían derrumbado.
Decidimos ir a buscar a George, el que siempre tenía la última palabra en los rumores del paddock. Si había algo que se estaba diciendo, él lo sabría. Nos dirigimos a su área de descanso, con el peso de la incertidumbre cargando sobre nuestros hombros.
Al llegar, George estaba en su rincón habitual, rodeado de papeles y con una taza de café en la mano. Lo saludamos y, después de unos minutos de charla casual, Charles y Lando finalmente le plantearon la pregunta.
—George, hemos escuchado un rumor sobre Checo y Fernando. ¿Sabes algo al respecto?
George, con su típica actitud despreocupada, se rió y negó con la cabeza.
—Eso es solo un chisme, chicos. No hay nada serio entre Checo y Fernando. Es más, he estado hablando con Checo, y está claramente soltero. Los rumores no son ciertos.
Un alivio abrumador me invadió al escuchar esto. Sentí como si una carga pesada hubiera sido levantada de mis hombros. No solo era el abrazo de Checo lo que había estado en juego, sino también la conexión que habíamos construido. Saber que los rumores no eran ciertos me devolvió la esperanza.
Me volví hacia Charles y Lando, que también parecían aliviados por la noticia. Aunque mi estado de ánimo había sido profundamente afectado, saber que los rumores no eran verdad me dio un nuevo propósito.
Agradecí a George y me dirigí de regreso al paddock, con una nueva perspectiva. Las victorias seguirían siendo emocionantes, pero ahora tenía un motivo renovado para apreciar esos momentos con Checo. El abrazo que tanto valoraba seguía siendo parte de mi vida, y me aferraría a eso mientras la temporada continuaba.
Efectividad: Más de lo que pensé. 100%
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Guía para enamorar a Checo Pérez || Chestappen
ФанфикDónde el tímido neerlandés intenta de todo para conquistar a Sergio Pérez con los consejos de sus amigos.