Epílogo

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Un año después, el sol brillaba con intensidad en un cielo despejado mientras caminábamos juntos hacia el altar. Mi corazón latía con fuerza, no solo por la emoción del momento, sino también por la satisfacción de haber llegado hasta aquí. A mi lado, Checo caminaba con una sonrisa radiante, su mano entrelazada con la mía, transmitiendo una sensación de calma y seguridad que siempre había apreciado.

El camino estaba adornado con flores de todos los colores, un mar de pétalos que crujían suavemente bajo nuestros pies. Amigos, familiares y colegas nos rodeaban, todos sonriendo y algunos con lágrimas de felicidad en los ojos. Entre ellos, Charles, Carlos, Lando y Oscar nos observaban con orgullo, recordándome los momentos de apoyo y consejo que habían compartido con nosotros.

A medida que avanzábamos, los recuerdos de nuestro viaje juntos llenaban mi mente. Desde las primeras veces que competimos lado a lado, los días de nerviosismo y emoción, hasta las noches de risas y amor en la intimidad de nuestra habitación. Habíamos pasado por mucho juntos, y cada desafío nos había acercado más.

Finalmente, llegamos al altar, un hermoso arco de flores blancas y lilas que enmarcaba el lugar donde íbamos a intercambiar nuestros votos. Tomé un profundo respiro, mirando a Checo a los ojos, esos ojos que siempre habían sido mi refugio y mi fuerza.

El oficiante comenzó a hablar, pero mi atención estaba completamente en Checo. Cada palabra, cada gesto, todo parecía tener un significado más profundo en ese momento. Cuando llegó el momento de intercambiar los votos, supe exactamente qué decir.

—Checo —comencé, mi voz firme pero llena de emoción—, desde el primer momento en que te conocí, supe que eras especial. No solo por tu talento y tu dedicación, sino por el amor y la bondad que irradias. Eres mi compañero, mi mejor amigo y el amor de mi vida. Prometo estar a tu lado en cada curva, en cada recta y en cada desafío que enfrentemos. Te amo más de lo que las palabras pueden expresar.

Checo sonrió, sus ojos brillando con lágrimas de felicidad mientras tomaba la palabra en su lengua materna.

—Max, has sido mi apoyo y mi mayor alegría. Cada día a tu lado es una bendición y una aventura. Prometo amarte y cuidarte, apoyarte en tus sueños y caminar a tu lado, siempre. Te amo con todo mi corazón.

El oficiante nos miró con una sonrisa cálida y pronunció las palabras que cambiarían nuestras vidas para siempre.

—Los declaro oficialmente esposos. Pueden besarse.

Nos acercamos el uno al otro, nuestras manos aún entrelazadas, y compartimos un beso lleno de amor y promesas. La multitud estalló en aplausos y vítores, pero en ese momento, solo existíamos nosotros dos.

Mientras nos alejábamos del altar, rodeados de nuestros seres queridos, sentí una paz y felicidad indescriptibles. Habíamos trabajado duro, enfrentado desafíos y ahora estábamos comenzando una nueva etapa como esposos. Caminamos juntos hacia el futuro, sabiendo que, sin importar lo que viniera, siempre estaríamos uno al lado del otro.

Al mirar a Checo, supe que todo había valido la pena. Cada esfuerzo, cada sacrificio, todo nos había llevado a este momento perfecto. Y mientras caminábamos de la mano, supe que no podía estar más feliz ni más ansioso por el futuro que nos esperaba juntos.

La fiesta de nuestra boda estaba en pleno apogeo, la música llenaba el aire y las risas resonaban por todo el lugar. Las luces centelleaban como estrellas mientras los invitados se movían alegremente entre las mesas, disfrutando de la comida y la compañía. Pero la parte más emocionante de la noche estaba a punto de comenzar: los discursos.

Charles fue el primero en tomar el micrófono, levantándose con una sonrisa cómplice. Sus ojos brillaban con afecto y un toque de picardía mientras se dirigía a nosotros.

—Max, Checo, —comenzó Charles—, hoy es un día especial no solo para ustedes, sino para todos nosotros que hemos tenido la suerte de ser parte de su vida. Max, te conozco desde hace tiempo y siendo honesto nunca te vi esforzarte tanto como cuando decidiste enamorar a Checo, me alegra que hoy por fin aquel "me gustaría casarme con Checo", se haga realidad. ¡Salud por los recién casados!

Los aplausos llenaron el salón mientras Charles levantaba su copa y todos brindaban. A continuación, fue Carlos quien se levantó, con una sonrisa amplia y un brillo travieso en sus ojos.

—Bueno, ¿qué puedo decir? —dijo Carlos—. Max y Checo, ustedes son la pareja más increíble que he conocido después de Charles y de mi. Max, no puedo evitar recordar cómo solías ser tan reservado y enfocado en la competencia, pero Checo sacó a relucir ese lado cariñoso y humano en ti que nadie sabía que tenias. Y a ti mi amigo, has sido una inspiración para todos nosotros, no solo por tu habilidad en la pista, sino por tu corazón generoso. ¡Que su amor siga creciendo cada día!

Más aplausos y brindis siguieron mientras Carlos se sentaba. Luego, Lando tomó el micrófono, con su característica sonrisa traviesa.

—¡Qué día tan increíble! —comenzó Lando—. Max, recuerdo todas las veces que nos reímos juntos de tus intentos de conquista y Checo, vamos, ¿Cómo no te diste cuenta antes? Aunque no lo culpo Max tampoco sabía que le gustabas. Iba de busca en busca por consejos que funcionarán, pero lo que no sabía es que nunca los necesito—, levanto su copa con una sonrisa en su rostro.—Creo que todo el mundo lo sabía que estaban enamorados antes que ustedes lo supieran ¡Salud por este par de ciegos!

La sala estalló en aplausos y risas mientras Lando levantaba su copa. Luego fue el turno de Oscar, que se levantó con una sonrisa cálida.

—Max, Checo, es un honor estar aquí hoy —dijo Oscar—. Ustedes son la prueba de que el amor verdadero existe y puede superar cualquier obstáculo. Max, has encontrado a alguien que te entiende y te apoya incondicionalmente, y Checo, tienes a alguien que te ama con todo su ser. Les deseo una vida llena de momentos felices y mucho amor. ¡Salud!

Después de los discursos de nuestros amigos, los colegas también quisieron compartir sus palabras. Toto se levantó con una sonrisa paternal.

—Max, Checo, he visto muchas parejas en este deporte, pero ustedes dos son únicos —dijo Toto—. Su amor y respeto mutuo se reflejan en todo lo que hacen, dentro y fuera de la pista. Les deseo todo lo mejor en esta nueva etapa de su vida juntos. ¡Felicidades!

Finalmente, Chris se levantó, con una sonrisa orgullosa.

—Max, Checo, he tenido el privilegio de ver cómo han crecido juntos, no solo como pilotos, sino como personas —dijo Chris—. Su amor es inspirador y estoy seguro de que seguirán logrando grandes cosas juntos. ¡Aquí está para los recién casados!

Los aplausos y vítores llenaron el salón una vez más mientras Checo y yo nos mirábamos con una mezcla de felicidad y gratitud. Cada palabra de nuestros amigos y colegas había reafirmado lo afortunados que éramos de tenernos el uno al otro y de contar con el apoyo de tantas personas increíbles. Con sonrisas y corazones llenos de amor, levantamos nuestras copas y brindamos por un futuro lleno de felicidad y aventuras juntos.













Ahora sí es el fin de la guía para enamorar a Checo Pérez.













































































O....................... ¿no? 😉





























































































































Tal vez necesite una guía para ser esposo 🤔 ¿Ustedes que creen?









Guía para enamorar a Checo Pérez || Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora