Aizawa Shota

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Los pasillos de la Academia U.A. estaban en silencio, solo interrumpidos por el eco de los pasos de los estudiantes y profesores que se dirigían a sus clases.

 Tú, una estudiante de tercer año, caminabas lentamente, con la mochila colgando perezosamente de un hombro, mientras te dirigías al salón de clases de Aizawa Shota, conocido por todos como Eraserhead. A pesar de su actitud severa y la reputación de ser un profesor estricto, había algo en él que te atraía irresistiblemente.

Te mordiste el labio inferior, recordando el sueño que habías tenido la noche anterior. En el sueño, Aizawa te miraba con una intensidad que te dejaba sin aliento, sus ojos grises fijos en los tuyos mientras susurraba tu nombre. 

Sacudiste la cabeza, tratando de despejar la imagen, pero solo logró hacerte sonrojar aún más. El timbre sonó, sacándote de tus pensamientos y apuraste el paso para llegar al aula antes de que Aizawa te regañara por llegar tarde.

Al entrar en el salón, notaste que Aizawa ya estaba allí, sentado en su escritorio, su habitual saco de dormir enrollado a sus pies. Sus ojos te siguieron mientras tomabas asiento, y por un momento, juraste ver un destello de algo más que simple atención en su mirada.

La clase comenzó como de costumbre, con Aizawa explicando la lección del día sobre tácticas de combate. Sus palabras resonaban en el aula, pero tu mente estaba lejos, imaginando escenarios imposibles entre tú y él. Sin embargo, un comentario de él te sacó de tu ensoñación.

—TN —dijo Aizawa de repente, su voz grave interrumpiendo tus pensamientos—. ¿Podrías repetir lo que acabo de decir?

Te congelaste, sintiendo las miradas de tus compañeros clavadas en ti. Intentaste recordar las últimas palabras que había dicho, pero tu mente estaba en blanco. Antes de que pudieras articular una respuesta, Aizawa suspiró.

—Después de clase, quédate un momento. Necesitamos hablar.

La vergüenza te inundó, y asentiste lentamente, evitando los ojos de todos. La clase continuó, pero no pudiste concentrarte en absoluto. Al sonar el timbre, recogiste tus cosas lentamente, esperando que todos salieran antes de dirigirte hacia el escritorio de Aizawa.

—Lo siento —murmuraste cuando te acercaste, sin atreverte a mirarlo a los ojos.

Aizawa te miró fijamente durante unos segundos antes de hablar.

—Necesitas concentrarte más, TN. Sé que tienes potencial, pero si no prestas atención, no llegarás lejos.

Asentiste, sintiendo la culpa en el pecho. Pero entonces, algo en su tono cambió, se suavizó.

—Entiendo que es difícil a veces —dijo, su voz un poco más baja—. Si necesitas ayuda adicional, no dudes en pedírmelo.

Te sorprendió la oferta, y levantaste la vista para encontrar su mirada. Había algo en sus ojos que no habías visto antes, una especie de preocupación genuina.

—Gracias, Aizawa-sensei —dijiste, sintiendo un calor extraño en tu pecho.

Aizawa se levantó de su escritorio y caminó hacia ti, sus pasos resonando en el aula vacía. Se detuvo frente a ti, su proximidad haciendo que tu corazón se acelerara.

—No dudes en buscarme si necesitas algo, ¿entendido? —dijo, su voz apenas un susurro.

Asentiste, tu mirada atrapada en la suya. Por un momento, el tiempo pareció detenerse. Luego, Aizawa dio un paso atrás, rompiendo el hechizo.

—Bien, puedes irte ahora. Nos vemos mañana.

Saliste del aula con la mente llena de pensamientos y el corazón latiendo con fuerza. Algo había cambiado entre tú y Aizawa, y no podías evitar sentir una emoción nueva y emocionante.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 𝐁𝐍𝐇𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora