XVI

145 14 2
                                    

Pov. Patricia

Al día siguiente tal y como Marce me lo había prometido no fuimos a trabajar solo que la llamada de Hugo había cambiado todo para mí. Las sensaciones de inquietud e inseguridad que habían huido poco después de la desaparición de Armando habían vuelto con el triple de peso al ver la preocupación de Marcela reflejada en sus ojos con la noticia de su aparición. Son las doce menos cuarto toda la mañana estuvimos en la cama abrazadas, yo mantenía mí cabeza en el pecho desnudo de Marcela y esta miraba al techo probablemente pensando en lo que se acerca a nuestras vidas. Anoche ella me aseguró muchas veces que el hecho de que él estuviera de vuelta no iba a cambiar nada y que tratara de relajarme un poco, preparó el jacuzzi con velas aromáticas y bombas de baño, debo admitir que fue de gran ayuda, salimos del baño luego de un rato hicimos el amor por un largo tiempo y luego me quedé dormida entre sus brazos. Parece ser algo que nunca va a cansarme dormir en su pecho, despertar y que ella sea lo primero que veo se siente como un sueño hecho realidad.

Su cabeza ha de estar algo alborotada, el regreso de Armando implica varias cosas entre ellas un futura confrontación de su parte cuando sepa que fue destituido de su cargo y que fue gracias a que Marce saco a la luz el fraude que el mismo cometió por lo que se escuchó don Roberto no tiene intención de que siquiera tenga un pequeño cargo en la empresa por más insignificante que sea.

No voy a ser hipócrita parte de mí cree que él merece absolutamente todo lo que le pasó y está pasando, tanto tiempo de burlarse de Marcela en su propia cara mientras la engañaba y humillaba día con día ¿De verdad le pareció tan complicado darle un tercio de todo el amor que ella le brindó?
Recuerdo que Marce se esmeraba tanto por hacerlo feliz que estaba dispuesta a hacer lo que fuera por él.
En nuestras llamadas mientras que yo vivía con el que en su momento fue mi esposo, Mauricio, ella se pasaba las horas contándome que Armando y ella cumplían un mes o año y todo lo que ella tenía planeado hacer para él aquéllas noches, ya sean cenas románticas o costosos regalos que sabía que le iban a gustar, pero también recuerdo que muchas veces me llamaba al día siguiente y me contaba con tristeza y rabia que él ni siquiera se había dignado a asistir en esas cenas.

Siempre creí que él no la merecía una de las peores cosas que pude presenciar fue el como ella lentamente dejaba de sonreír y se volvía una persona fría e insegura, creo que por lo mismo Marce siempre me explica todo cuando siento celos, ella vivió lo que era sentirse insegura constantemente, conoce el sentimiento de no sentirse suficiente para alguien. Aunque ahora que lo pienso si me sorprende lo poco que se ha llegado a poner celosa en el transcurso de nuestra relación, han sido pocas las veces en las que no se siente segura de si misma.

Su voz me sacó de mis pensamientos, me enderece levemente para mirarla dejando un beso en sus labios, eran como la droga y yo no tenía el suficiente autocontrol como para dejar esa adicción y espero nunca tenerlo.

El beso subió un poco de nivel y nuestras lenguas comenzaron a jugar un poco hasta que se separó de mi boca aunque no sin antes dejar otro beso en la misma.

- Te amo pero yo sé a donde va esto y necesitamos comer algo.

¿Ella acaba de decir lo que creo que dijo? ¿Realmente me acababa de decir "te amo"?

No logré contenerme y ataque su boca con pasión hasta que me separó nuevamente con cuidado.

- Oye yo acabo de hablar con la pared o qué pasó?

- ¿Sabes que me acabas de decir? - pregunté acariciando su mejilla con mi mano.

- ¿Que tengo hambre?

- No, tú Marcela Valencia me dijiste "te amo".

- Si, pero yo creía que no era una novedad que estoy muerta de amor por ti.

- Tu no me puedes decir eso y no pretender que te haga el amor ahora mismo.

Tomó mi cara con sus manos y me besó con suavidad, puede que se haya olvidado de que sentía hambre hace unos segundos.

Sus labios bejan besos húmedos en mi piel entretenidos especialmente con mi cuello, mis manos vagaron por su torso, apretando ligeramente sus pechos con mis dedos sintiendo como sus dientes mordían un poco mis hombros y como succionaba lentamente, ella tiene una pequeña obsesión con dejar chupones ahí y en mis pechos, permanecí jugando con sus pezones con las yemas de mis dedos. Subió su cara y besó mis labios para callar sus gemidos sonriendo en medio del beso y provocando que me muera de amor por ella. Mis manos acariciaban su abdomen y bajaban hasta el medio de sus piernas dedicándole una especial atención a su punto g, su entrepierna estaba completamente húmeda, introduje dos dedos en ella y sentí al segundo como sus uñas se clavaban en mi espalda y la rasguñaba un poco a su vez. Sus gemidos se escuchaban por todo el departamento, era como si la temperatura en todo el lugar hubiera aumentado diez grados, su piel tenía pequeñas gotas de sudor por todas partes y ella dejaba besos en mis labios y cara.

¿Y si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora