XXI

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Pov. Marcela

Nos dirigimos al restaurante después de la llamada con Hugo cenamos y volvimos a mi casa.

~ Marce yo quiero hablar de algo contigo.

- Dime amor.

~ Yo no quiero que te sientas mal no me gusta que te sientas así. Eres la persona que más amo y odiaría que creas que puedo llegar a amar a alguien más siquiera una cuarta parte de lo que te amo a ti.

- Confío en ti, de verdad lo hago. En el pasado me lastimaron una infinidad de veces y aunque me duela hay veces en las que hago que pagues por los platos rotos y lo lamento mucho por eso porque no es justo para ti vivir eso y no me gusta hacete daño.

~ Yo lo entiendo y podemos trabajar en eso.

- Te juro que a cada parte de mí le encantaría eso, pero la parte de mí que más te ama sabe que no es justo.

~ ¿De qué estás hablando?

- Mi amor, tú sabes de que estoy hablando.

~ Piensa un minuto, por favor no es bueno tomar decisiones solo porque ahora parece lo mejor.

- Lo pensé por días, solo mira todo lo que te he hecho sufrir en tan poco tiempo, ha sido más de una semana en la que un día realmente bueno era solo si no peleábamos por cuatro horas, son noches en las que en vez de poder dormir aliviadas de estar juntas dormimos pensando en si vamos a estar juntas al día siguiente.

~ Marcela hay más soluciones.

- ¿Cómo cuáles?

~ No lo sé yo puedo buscar otro trabajo, tú misma dijiste que Daniel me quiere cambiar de puesto quizás haya otro en el que yo no esté cerca suyo.

- Te amo como jamás he amado a alguien, pero no vamos a poder estar bien si yo no estoy bien conmigo misma cometí ese error antes y no lo quiero cometer contigo, no es un adiós, pero es momento de que deje de tapar el sol con un dedo y comience a sanar.

~ Amor por favor… no me dejes te lo ruego.

Sus ojos estaban inundados de lágrimas y sus labios temblaban un poco, pero mi mente solo se repite a si misma "es por ella, por nosotras" porque mi alma sabe y confía que todos los caminos llevan a ella.

- Te amo te juro por Dios que te amo con todas las fuerzas de mi alma pero necesito sanar y solo puedo hacerlo sola si realmente quiero cambiar.

Las lágrimas que ya habían desbordado sus ojos estaban cayendo cada vez más por sus mejillas y fue cuando sentí las gotas caer en mis manos que note que yo estaba igual o peor, estiró sus brazos y me abrazó con fuerza enterrando su cabeza en mi cuello, devolví el abrazo y traté de memorizar cada detalle su olor, su respiración, su tacto, todo.

Se sintió, por unos minutos, que el tiempo había frenado para podernos conceder un último momento antes de un largo tiempo, que sin ella se sentiría como siglos.

Se alejó un poco de mí y beso mis labios con dulzura y unió nuestra frentes aún con sus ojos cerrados.

~ Promete, pero por lo que más quieras prométeme, que no vas a olvidarme porque sé que pase lo que pasé yo no podría hacerlo. Entraste a mi vida como una tormenta y llenas cada vacío que hay en ella desde que te conozco, quiero que sepas que ni en mil vidas podría olvidarme de ti y de tú sonrisa, solo espero que tú tampoco seas capaz de hacerlo.

- Te juro por mi vida que nunca ni siquiera aunque lo intente, me voy a olvidar de ti porque fuiste y eres lo mejor que me pasó en la vida y eso nada ni nadie podrá cambiarlo, porque incluso en otra vida reconocería tus ojos.

Nuestros labios buscaron encontrarse como si tuvieran vida propia.

~ ¿Qué planeas hacer?

- Hablaré con Daniel saldré del país por un tiempo y volveré cuando esté lista.

Me abrazó nuevamente y beso mí cabeza antes de volver a alejarse haciendo que instantáneamente sienta la ausencia de su calor.

~ Te amo, me escuchaste?

- También te amo nunca lo olvides.

Ella asintió con su cabeza como si me estuviera dando la autorización para poder irme. Bajé del auto y entré a mi casa, apenas cerré la puerta me deslicé por esta derrumbandome por completo, queriendo convencer a mi cabeza de que no era un adiós si no un hasta pronto y que cuando volviera no la encontraría contenida en otros brazos. Mi cabeza duele, se siente como si todo diera mil vueltas por segundo y pecho se siente como si alguien se hubiera sentado en sima de el, creo que hoy verdaderamente y más que nunca, sentí como mi corazón estaba roto.

- Hasta pronto mi amor, juro que volveré por ti.

Ni siquiera tuve el aliento para caminar hasta mi cama quedé dormida en la puerta con mis lágrimas aún recorriendo mi cara

¿Y si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora