XXII

77 9 0
                                    

Pov. Patricia

Llegué a mi casa con los ojos rojos e hinchados de tanto llorar, tuve que hacer paradas en cada estación de servicio que veía para tranquilizarme un poco y hacer otro par de kilómetros hasta llegar mi alma se sentía miserable sin ella, lo peor era que ella apenas se había ido. Cuando cerré la puerta me sentí con la libertad de desmoronarme lloré hasta que mis ojos ardieron inmensamente y ya dolía el solo abrirlos.

Esa noche dormí abrazada a la almohada que ella usaba solo eso fue capaz de darme consuelo, hasta que imaginé que en algún momento su olor se va desprender de ella así como en algún momento también lo hará de mí.

Solo pude pensar en que a la mañana siguiente no la vería y eso hizo que doliera aún más. Nunca pensé que el amor dolería tanto, pero me arrepiento de haberlo subestimado.

Tantas preguntas rodeaban mi cabeza ¿Y si no vuelve? ¿Y si encuentra a alguien mejor que yo? ¿ Y si en el proceso de mejorar yo me vuelvo insuficiente? ¿Y si las sonrisas que me dedicó a mí se las dedica a alguien más? ¿Alguien más sería capaz de amarla tanto como yo?

Al día siguiente me desperté con una llamada de Beatriz, si lo sé para mí también fue raro.

+ Oiga Patricia, le manda a decir Daniel que no tiene que venir.

~ ¿Cómo? ¿Me están echando?

+ No no, pasa que doña Marcela le llamo y él de pronto salió y me dijo que se tomara la semana libre.

~ Sabe que Betty, dígale a Daniel que por hoy voy a faltar porque no me encuentro en condiciones, estoy bastante enferma, pero mañana vuelvo a la empresa.

Le dije una pequeña mentira porque sé que se lo va a contar a las del cuartel y mañana no creo soportar burlas de nadie, menos de ellas, sin embargo tengo una sonrisa en mi cara, solo por saber que ella pensó en mí y sabía que no estaría bien hoy.

Me levanté, preparé café y me senté a ver la tele, de vez en cuando me daba cuenta de que las lágrimas volvían a caer de mis ojos, pero ya no podía hacer nada ella tomó su decisión, me guste o no debo de respetar eso.

En el día no pasó mucho bueno salvo porque Hugo me llamó preguntando porque no habíamos ido y que había pasado porque es Daniel estaba buscando un remplazo para Marcela, fue duro tener que explicarle las cosas y su pregunta de: "¿O sea que terminaron?" Solo lo complicó, que le puedo responder a eso, si ni siquiera yo sé la respuesta.

Al día siguiente fue peor mi cerebro ya afrontó la nueva realidad pero mi corazón quería despertar de la pesadilla y encontrarla a mí lado una vez más.

Llegué a la empresa y cuando salí del ascensor me fue inevitable no mirar hacia su oficina, dolió y mucho, también vi a la persona que de alguna manera también ocasionó todo ahí estaba ajena a todo lo que indirectamente había causado. Ella no tiene la culpa y una parte de mí lo reconoce, pero es complicado aceptarlo.

Me sentía decepcionada cada vez que recordaba todo, si Armando la había dañado mucho, pero yo creía que ella notaba que yo nunca lo haría, sé que ya es un problema de ella, pero no voy a negar que dolió saber que ella piensa que yo la traicionaría de esa forma, yo no soy Armando Mendoza, yo si la amo y planeo esperar su llegada.

Una vez en mi escritorio solo ojeaba papeles completamente al azar como para parecer ocupada, la realidad es que aún no tengo nada que hacer.

- ¿Peliteñida y su novia por qué no ha llegado?

~ ¿Y a usted que le importa Sandra? busque una vida mejor, pero solo para que lo sepa Marce y yo decidimos terminar

-  Ay pero que mal carácter, pero bueno por fin se le dió el milagro a doña Marcela.

~ Miré pedazo de girafa, Marce tenía un viaje y como ninguna cree en relaciones a distancias decidimos que era lo mejor.

Iba a seguir discutiendo conmigo, pero su teléfono comenzó a sonar interrumpiendo la mini-pelea.

Siento como si estuviera traicionando a Marcela al decir que no es mi novia, se siente como un vacío en el pecho, ya sé que es solo un título y ella aún me ama, pero se siente como si con cada segundo estuviera más lejos de mí, lo que en realidad no está tan errado si consideramos que probablemente esté en un avión ahora mismo, pero ajá le quita dramatismo.

- Patricia, venga por favor.

~ Si Daniel, un segundo.

Cerré la carpeta que la verdad solo tenía garabatos absurdos y caminé rápido a la oficina.

~ ¿Qué necesitas Daniel?

Se me hace hasta el momento algo incómodo verlo, pero era mejor que ver al hombre soberbio que solo grita y más ahora que sabe que tenía una relación con la que en aquel momento era su prometida.

- Bueno sé que Marcela te comentó antes de irse que probablemente ibas a recibir un cambio de puesto, bueno ese va a ser el puesto de Aura Maria, la recepcionista, no es muy diferente al que tienes ahora y antes de que preguntes vas a conservar la misma cantidad de sueldo.

- No es por quejarme no, pero creí que Aura Maria recibía mucho menos que yo.

- Bueno si, este… mira no sé si te puedo decir esto pero lo haré igual, Marcela me pidió en su momento que no bajara tu sueldo y si bien ustedes ya sabes… no están juntas no creí correcto incumplir ese acuerdo ¿Alguna otra duda?

- No no todo claro ya muevo mis cosas.

Salí algo aturdida, por como lo veo ella en realidad debe de haber hablado con él hace muy poco tiempo, Daniel no es un muy buen mentiroso.  

Guardé mis cosas en una caja y las llevé a recepción, mínimo si seguía acá, cuando Marce llegará vería que no estoy cerca de esa persona y quizás también le sirva para estar más tranquila o segura.  Acomodé todas mis cosas era bueno para mí también un lugar diferente.

¿Y si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora