Propuesta inesperada

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Paso una semana desde aquel viaje y las cosas ya estaban frías para Kanamori, quien creyendo las palabras del joven Kotetsu, simplemente perdonó al pilar como un mal entendido y siguió con lo suyo. Kanamori a Kotetsu no solo lo miraba como un aprendiz, también como un cachorro, y esa razón es porque el no podía tener cachorros por su cuenta, por un defecto de nacimiento que le impedía aguantar un nudo por el dolor y ansiedad que le provocaba ello, y con todo el dolor del mundo, su mente decidió tomar al pequeño cachorro huérfano bajo su ala y la excusa de enseñarle a forjar -También porque se sospechaba que sería omega- y como tal el hecho que se le adelantará el celo a Kotetsu significó algo que era evidente pero no quería aceptar el herrero; Kotetsu iba a crecer y casarse, irse de su lado.

El solo simple hecho de pensarlo le causó tanto terror que por ello culpo al pilar, pero con una plática con Kotetsu fue más que suficiente para despejar sus dudas respecto al pilar, no quitaba que una parte muy interna de él odiara al pilar de la niebla, por adelantar el ciclo de maduración del quien consideraba aún cachorro, pero ciertamente ya entendía el porqué, así que no tenía más que aceptarlo.

– Kotetsu -Habló Kanamori mirando que el omega menor seguía comiendo su arroz.

– Si señor Kanamori? -Preguntó el menor con la boca llena, ciertamente sacándole una sonrisa al mayor.

Kanamori se sentó a un lado del joven Kotetsu, preparándose para hablar con el sobre un tema que había prolongado más de lo quería hacer, una semana era mucho más de lo que debería de ser el tempo para comentar algo tan simple y natural como lo es el tema de un aroma predestinado.

– Tokito, ¿ya te lo dijo o aún no? -Preguntó algo nervioso Kanamori.

– Decírme qué? -Respondió Kotetsu dejando su plato de arroz vacío en la mesita de madera.

– Sobre que son posiblemente predestinados -Aclaró tratando se quería directo, claro que su hablar era arrastrado.

Antes de que Kotetsu pudiera preguntar, la puerta de aquel pequeño taller se abrió, deslumbrandose al alfa de Kanamori, el señor Haganezuka se veía calmado en su lenguaje corporal, así que no era nada negativa su presencia.

– El jefe nos quiere ver, y también a ti Kotetsu, es sobre un asunto importante. -Dijo con algo de seriedad el alfa, mientras dejaba algunas herramientas en el taller.

– A mi? -Preguntó confundido Kotetsu.

– Espero que sea para algo bueno. – Kanamori se tenso un poco y en su mente se repitió; "Kotetsu aún es muy joven para que lo comprometan, cálmate Kanamori Kozo, no tienes ni por qué preocuparte".

– Vamos de una vez, para que no me interrumpan -Dijo en tono de berrinche al recordar como el pilar de la niebla le quito su katana antes de terminar de afilada, interrumpiendo.

– Pero estaba en medio de una platica importante con el señor Kanamori -Respondió Kotetsu con el mismo tono de berrinche que Haganezuka.

– La charla puede esperar, no dudo que nos tardemos – Respondió con su voz serena de siempre el omega mayor, levantándose y acomodando la máscara del menor.

Kanamori guardaba la calma como podía siendo en su mayoría prudente, muy pocos lo al logrado enojar o perturbar de su tranquilidad -Inosuke tenía el premio de ser uno de los únicos en esa cuestión- y esa actitud fue la misma que hizo que el jefe de la aldea diera la recomendación de unirlo con Haganezuka, un alfa tan fácilmente hirritable de voluntad fuerte y en su mayoría, celoso con lo que consideraba suyo.

Kanamori ciertamente ama a Haganezuka, porque cualquier alfa en la situación de no poder concluir una unión exitosa o descendencia, hubiera despreciado a un omega como él, sin embargo Haganezuka demostró que el protege lo que considera suyo y lo cuida hasta donde él puede, eran dos gotas diferentes pero juntos agradables, temperamentos diferentes y muy unidos.

Unión por compatibilidad [Muitetsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora