Remordimiento

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Dieron las 12 y Muichiro no había vuelto donde Kotetsu pese a que este como ya sabemos, solo tuvo una charla muy corta con el titular del menor -Kanamori Kozo-, cosa que le empezó a preocupar de sobremanera al pensar que aquello no era normal, le dijo que regresaría rápido y con Kanamori, pero ya habían pasado 2 horas y no sabía nada de este mismo, claro que ganas de buscarlos no le faltaba pero tenía dos limitántes que se lo impedía; Sus movimientos estaban limitado por la trampa de sábanas que sin duda se habían vuelto su peor enemigo ese día y las tres niñas de la finca que renuentemente lo miraban para asegurarse de que no escapará.

Claro es que si tuviera la oportunidad claro que lo haría, lastimosamente no la tenía ni por cerca, si el dolor muscular y la costilla no lo mataban, el fastidio de las colchas y sábanas arriba de su cuerpo lo harían, se estaba asfixándo para ser alguien que no se puede mantener en un lugar tan quieto y apretado por tanto tiempo.

- ¿Qué quieren para que me suelten? -Preguntó ya incómodo el omega de pelo negro.

- No nos puede ofrecer nada que nos interese -Respondió una de las niñas de mariposas verdes, mientras acercaba otra cucharada de arroz a la boca del omega privado de su libertad en esa trampa de sábanas.

Kotetsu se puso a pensar en como convencer a aquellas niñas, claro que poco le basto para llegar a una conclusión rápida y certera.

- Me rindo -Ya ni siquiera siguió intentando aquel omega de máscara, se resignó y miró al techo, teniendo encuenta que podían aguantar al chico jabalí que tanto le decía Kanamori, era obvio que a el no lo iban a tomar ni un poquito encuenta en sus suplicas o intentos de soborno, ni siquiera si se ponía irritante.- Solo díganme si Kanamori y Muichiro están bien.

Su corta charla fue interrumpida por la puerta abriéndose de manera estrepitosa y brusca, haciendo sobresaltar a las jóvenes mariposa que acompañaban a Kotetsu, ya que Haganezuka estaba ahí parado enfrente de las chicas y del omega, que simplemente pudo sudar pensando en donde estaba Kanamori cuando lo necesitaba.

- Kotetsu, ¿dónde esta tu dichoso prometido?, que quiero hablar con él-Habló Haganezuka mientras de a poco elevaba el cuchillo que tenia en manos, parece que tan solo al despertar lo afilo antes de buscar al pilar de la niebla.

- No tengo idea, y no me dejan estas niñas buscarlo... -Sudo pensando en que haría su ex maestro -Kozo- en esta situación en concreto.

- Perfecto

Sin mucho más así como llegó Haganezuka, así se fue.

- ¿Deberíamos de decirle a al señorita Aoi? -Pregunto la niña de broches de mariposa de color rosa algo preocupada de que escalara a lucha física.

-Pero dejaríamos a Kotetsu sólito-Habló su hermana de broches azules mientras miraba al omega que movia sus pies tratando de aflojar las sábanas de a poco.

- Entoces que una se quedé.

Su charla fue interrumpía por un golpe seco de madera de roble rompiéndose siendo lo suficientemente fuerte para dejar a la habitación de esas camillas en silencio por unos segundos, para luego ser seguido de pisadas rápidas junto con el grito de la omega de la finca de coletas y broches azules -Aoi-, que claramente no parecía estar feliz con ese ruido seco, era claro que eso significaba que habían roto el piso, una pared o en el mejor de los casos solo un hueso.

- ¡¿Qué fue ese ruido?! -Grito Aoi con enojo mientras corría por el pasillo, siendo vista por Kotetsu y las tres niñas por la puerta abierta.

Para los cuatro simplemente se miraron entre ellos, tal vez se tardaron mucho para avisarle a Aoi.

[...]

Haganezuka se encontraba inconsciente en el suelo mientras que a sus pies el pilar de la niebla sólo miraba algo inquieto a este mismo, aún estaba nervioso y ansioso desde el regaño de Kanamori hacía el y su mente no le dio para más que noquear al herrero de cuchillo al ver que se acercaba con intensiones de lastimarlo con un cuchillo.

Unión por compatibilidad [Muitetsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora