En un mundo donde los lazos familiares y el amor se ponen a prueba, Boruto Uzumaki-Uchiha vive una vida aparentemente normal con sus padres, Naruto y Sasuke y su novio Mitsuki. Sin embargo, todo cambia cuando Kawaki, el hijo adoptivo de Naruto y Sas...
La sala de arte se había transformado en un escenario de tormento interno para Boruto, cuyo corazón se sentía como una flor marchita al contemplar a Mitsuki en los brazos de otro. Las risas burlonas de Kurosawa eran cuchillos afilados que laceraban su alma, cada sonido una burla a su amor y confianza.
Boruto sentía que el suelo se abría bajo sus pies, un abismo oscuro que amenazaba con tragarlo por completo.
— No puedo creerlo — pensaba, su mente una tormenta de traición y dolor —Mitsuki... ¿cómo pudiste?
La imagen de Mitsuki y Kurosawa juntos era un espejo roto que reflejaba fragmentos de su corazón destrozado.
— No puedo quedarme aquí un segundo más — dijo, su voz un susurro ahogado por la furia y la desesperación. Ignorando las súplicas de Mitsuki, Boruto se dió la vuelta y se dirigió hacia la puerta.
— ¡Boruto, espera! — gritaba Mitsuki, su voz llena de pánico y desesperación — Déjame explicarte, por favor.
Pero las palabras de Mitsuki eran como el viento que pasaba sin dejar rastro. Boruto siguió adelante, su mente bloqueando el dolor de las súplicas de quien una vez fue su todo.
— No más — susurró, su determinación un escudo contra el torrente de emociones que amenazaba con abrumarlo — Ya fue suficiente.
Boruto corrió lo.más lejos que le fue posible de la mansión, su corazón latiendo con la fuerza de un tambor de guerra. Cada paso que daba era una batalla entre el amor que aún sentía y el dolor que lo consumía.
— Debo alejarme — se decía, sus pies moviéndose por inercia mientras su mente se perdía en un torbellino de sentimientos.
El camino ante él era un túnel de sombras, cada rincón una trampa de recuerdos felices que ahora dolían como espinas. Boruto sentía que su corazón era un cristal frágil que se qubraba con cada latido.
— No puedo soportar esto — murmuraba, sus ojos llenos de lágrimas que ardían como fuego.
Mientras corría, el paisaje se desdibuja a su alrededor, un borrón de colores y formas que no podían distraerlo de su angustia. El mundo entero parecía conspirar contra él, cada árbol y cada piedra un recordatorio de lo que había perdido.
— Mitsuki... ¿por qué? — pensaba, su alma un mar de dolor y confusión.
Boruto se detuvo finalmente en un claro del bosque, su respiración entrecortada y su corazón hecho pedazos.
—.Estoy solo — pensaba, la soledad una sombra fría que se cernía sobre él — Todo lo que amaba se ha desmoronado.
Cayó de rodillas, sus lágrimas mezclándose con la tierra.
— Mi corazón... es un desierto — murmuraba, sus palabras un eco en el silencio del bosque. La imagen de Mitsuki y Kurosawa juntos se repetía en su mente, cada repetición una puñalada más profunda.
El amor que una vez compartieron ahora se sentía como un sueño lejano, una fantasía que se había desvanecido en el aire.
— Nunca pensé que dolería tanto — se decía sus manos apretando el suelo con fuerza — Mitsuki, eras mi todo...
Mientras el sol se ponía y las sombras se alargan, Boruto se levantó lentamente, su cuerpo temblando por la mezcla de emociones.
— Debo seguir adelante — decidió, su voz firme a pesar del dolor —No puedo quedarme atrapado en este abismo. Debo pensar en mi padre. Él me necesita.
Con cada paso que daba de regreso, Boruto sentía que estaba reconstruyendo las piezas de su corazón roto.
— Sasuke está buscando a mi padre — pensó, su mente enfocándose en un nuevo propósito —Debo encontrar la fuerza para seguir adelante. No dejaré que me ganen.
Boruto corría lejos de la mansión de Mitsuki, su corazón herido pero su determinación intacta. Boruto encontraba en su dolor una chispa de esperanza que lo guíaba hacia adelante. La próxima etapa de su viaje prometía nuevas revelaciones y la fuerza para enfrentar cualquier obstáculo que venga.
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