En un mundo donde los lazos familiares y el amor se ponen a prueba, Boruto Uzumaki-Uchiha vive una vida aparentemente normal con sus padres, Naruto y Sasuke y su novio Mitsuki. Sin embargo, todo cambia cuando Kawaki, el hijo adoptivo de Naruto y Sas...
En la mansión de Mitsuki, la sala de arte es un santuario de creatividad y expresión. Las paredes están adornadas con cuadros y esculturas, cada una una pieza del alma de Mitsuki. La luz del sol entra a través de las grandes ventanas, bañando el espacio en un resplandor dorado que transforma el polvo en pequeños cristales flotantes.
Mitsuki está trabajando en la escultura de un ángel, sus manos moviéndose con precisión y amor sobre la arcilla. Cada golpe de su cincel es un susurro de sus sentimientos, cada detalle una declaración de su pasión y devoción.
- Esta escultura es como mi corazón - piensa - una obra de arte moldeada por el amor y el dolor.
Boruto, sentado en un sillón cercano, observa a Mitsuki con una mezcla de admiración y preocupación. Su corazón está dividido entre el amor por Mitsuki y la preocupación por su padre, Naruto.
- Sasuke dijo que viajaba por asuntos laborales - piensa Boruto, su mente llena de preguntas sin respuesta - ¿Pero por qué siento que hay algo más?
Mientras trabaja, Mitsuki reflexiona sobre el tiempo que pasó separado de Boruto. Estar lejos de ti fue como estar en un desierto sin agua, piensa, sus manos temblando ligeramente al recordar. Cada día era una eternidad, cada noche un vacío insondable.
Los sentimientos de Mitsuki son profundos y complejos, como un río subterráneo que corre silencioso pero imparable.
- Boruto es mi sol - se dice - la luz que disipa todas las sombras de mi vida.
Boruto, por su parte, siente una paz inmensa al estar junto a Mitsuki.
- Aquí, contigo, puedo olvidar el dolor - piensa, sus ojos cerrándose momentáneamente - Pero no puedo dejar de preocuparme por mi padre. Maldición Kawaki ¿por qué nos hiciste esto?
Boruto se reclina en el sillón, su cuerpo relajado pero su mente inquieta. El calor de la sala de arte y la presencia de Mitsuki son como un bálsamo para su alma herida.
- Te amo, Mitsuki - dice, su voz suave y llena de ternura.
Mitsuki se vuelve hacia él, sus ojos llenos de amor y comprensión.
- Y yo a ti, Boruto - responde, sus palabras un eco de sus sentimientos más profundos -Cada momento contigo es un regalo.
Pero la paz es efímera, y la preocupación por Naruto sigue latente en el corazón de Boruto.
Desearía saber qué está pasando realmente, piensa, su mente regresando una y otra vez a la imagen de su padre.
De repente, la puerta de la sala de arte se abre de golpe, y un joven de cabellos negros y ojos violetas entra corriendo. Es de la misma edad que Boruto y Mitsuki, y su presencia es como una tormenta que irrumpe en la calma.
- ¡Mitsuki, amor. Te extrañé tanto! - exclama, abalanzándose sobre Mitsuki y besándolo apasionadamente.
Mitsuki, sorprendido, se queda inmóvil por un momento antes de corresponder al abrazo con una mezcla de confusión y emoción.
- ¿Kurosawa?- murmura, su voz un susurro entre el caos de sus pensamientos.
Boruto, aturdido, observa la escena con los ojos muy abiertos, su corazón latiendo con fuerza en su pecho.
¿Quién es este chico? piensa, su mente una tormenta de emociones. La visión de Mitsuki y Kurosawa juntos es un golpe inesperado, una herida que arde con la intensidad de mil soles.
La llegada inesperada de Kurosawa y la confusión que provoca en el corazón de Boruto son dos energías que están a punto de colisionar. La calma ha sido rota, y nuevas preguntas se levantan en el horizonte.
La lucha por el amor y la verdad se intensifica, prometiendo revelaciones y desafíos que pondrán a prueba los lazos que unen a los protagonistas.
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